La visita del Real Oviedo este domingo al Ángel Carro (16.15 horas) trae buenos recuerdos al equipo que dirige Hernán Pérez Cuesta si se tienen en cuenta los resultados de las últimas tres temporadas. El Lugo, de una manera u otra, ha conseguido sumar en cada una de ellas y con un bagaje de cinco puntos no sabe lo que es perder ante el equipo asturiano desde la temporada 2018-2019.
Los antecedentes son eso, historia. Estadísticas del pasado que poco o nada significan en la actualidad y en el día a día del equipo. Sin embargo, llama la atención que un club como el Real Oviedo no haya podido romper la fortaleza de un Ángel Carro que se le resiste tanto en competición oficial como en partidos amistosos. Dos empates consecutivos a un gol en las dos últimas temporadas y un triunfo por la mínima en la 2019-20 —con gol del mauritano El Hacen— permiten al equipo rojiblanco encarar el encuentro con optimismo pero con cautela.
No tan lejos queda el último triunfo del equipo azulón en el feudo lucense. El 0-2 de hace cuatro años, con goles de Joselu y Javier Muñoz, retumba en el vestuario albivermello y sirve de acicate de cara a un partido en el que los de Hernán Pérez Cuesta necesitan sumar los tres puntos después de encadenar dos derrotas consecutivas. De conseguirlo, además, superaría en la clasificación al equipo que entrena Jon Pérez Bolo, que en estas primeras seis jornadas ha sumado solo un punto más que el CD Lugo.
Los asturianos, por su parte, llegan con la necesidad de ganar tras caer el pasado domingo ante el Ibiza en el Carlos Tartiere (0-1). La mala imagen del Oviedo le obliga a reaccionar en el Ángel Carro si no se quiere ver en la zona baja de la clasificación antes de disputarse las primeras diez jornadas. Los jugadores de Bolo afrontan el partido de este domingo con la esperanza de que el Lugo pague caras las ausencias que sufre, sobre todo en la línea de ataque, donde no podrá participar Chris Ramos ni Jaume Cuéllar, el primero por sanción y el segundo por viajar con su selección, Bolivia.
Sí estará un exrojiblanco como Hugo Rama, que el año pasado abandonó el Lugo en busca de unas oportunidades que tampoco ha encontrado en el Tartiere.
