0-0. El Lugo naufraga ante el Zaragoza y se pone colista

El equipo de Carrillo no encontró la manera de desarbolar la defensa de un Zaragoza sin acierto en ataque. Los rojiblancos aumentan a 12 puntos la distancia para salir de los puestos de descenso tras lo de este domingo
Un momento del partido entre el Lugo y el Zaragoza. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Un momento del partido entre el Lugo y el Zaragoza. VICTORIA RODRÍGUEZ

Impotencia, incapacidad, agotamiento, frustración... muchas son las palabras que definen el momento actual del Lugo y el partido que completó y empató este domingo ante el Zaragoza en un Ángel Carro que registró la mejor entrada de la temporada. El equipo de Joan Carrillo, con la confianza en la profundidad de la fosa de las marianas, no dio sensación, en ningún momento, de inquietar la defensa del equipo maño y la portería defendida por Cristian Álvarez. Un empate que, para colmo de males rojiblancos, le sitúa en la última plaza de la clasificación por la victoria a domicilio del Ibiza, que tiene su gol particular ganado al equipo lucense. 

Fue uno de esos partidos que demuestran la clasificación del Lugo a falta de doce jornadas para finalizar la competición. Durante más de 85 minutos, los ajedrezados merodearon el área rival sin generar ningún tipo de peligro, y jugaron a merced de un Zaragoza que sí, que llevo la iniciativa pero que también desplegó un juego anodino que solo revivió por momentos gracias a los chispazos de Bebé. Su golpeo de pierna derecha es uno de los mejores de la categoría y este domingo probó fortuna en varias ocasiones, la primera de ellas en el minuto 1 con un disparo que rechazó la cruceta de la portería defendida por Whalley.

Fue la acción más destacada de un primer tiempo aburrido, en el que el Lugo dependió de sus robos en campo contrario. El Zaragoza, cómodo con el balón aunque sin colmillo en los metros finales, se dedicó a mover al cuadro rojiblanco de una banda a otra para encontrar espacios que no aparecieron. Porque si algo hizo bien este domingo el equipo de Carrillo fue instalarse en zona defensiva y tapar los posibles huecos por lo que se podrían colar los atacantes zaragozanos, especialmente espesos este domingo cuando la jugada demandaba un remate o un último pase decisivo.

Pasaron tan pocas cosas en los primeros 45 minutos que cualquiera apostaba por un radical cambio de guion en la segunda parte por parte de Joan Carrillo, pero el técnico catalán no agitó la coctelera y salió con el mismo plan tras el paso por vestuarios. El resultado, obviamente, fue el mismo. El Zaragoza mantuvo una insulsa posesión de balón que desgastó físicamente al Lugo pero que no le sirvió para generar peligro sobre la meta de Whalley.

Tan solo una buena jugada individual del bullicioso Giuliano Simeone, que se coló como una exhalación por el centro del área tras superar por velocidad a dos jugadores del Lugo, hizo temblar a los aficionados del Ángel Carro, pero su disparo salió ligeramente desviado cuando todo el mundo cantaba ya el primer tanto del partido.

Corría la hora de juego cuando Carrillo apostó por introducir los primeros cambios sobre el terreno de juego. Zé Ricardo y Scepovic dieron descanso a Guedes y Barreiro y, por primera vez en todo el encuentro, el equipo local cambió de sistema y probó atacar de otra manera para tratar de derribar la resistencia del Zaragoza. Moyano se colocó por dentro y el lateral hispano-brasileño actuó de extremo durante unos minutos, pero los de Fran Escribá supieron reajustarse para que el partido siguiera por los mismos derroteros.

La entrada de Clavería y Jaume Cuéllar poco después —y de Baena a muy pocos minutos para el final— sí dio sensación de que el Lugo inclinaba el campo, aunque fue más la frustración de un nuevo mal partido que las modificaciones que introdujo Carrillo.

Cuéllar, de hecho, tuvo en sus botas las dos primeras ocasiones claras de su equipo, en dos jugadas muy similares por la banda derecha que finalizó con dos disparos muy tímidos. Un centro de Loureiro que no encontró a nadie en el área y un remate de Alberto, ya en el último minuto, fueron los últimos intentos del Lugo, que finaliza la jornada número 30 en la última plaza y más lejos si cabe de la permanencia, un objetivo cada día más complicado, por no decir imposible.

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