Aboubacar, un lucense de Niamey

A sus 26 años, doce después de abandonar Níger, Seydou Aboubacar espera desde Lugo, a la que considera su casa, conseguir el ascenso a la Liga ACB con el Leche Río Breogán
Aboubacar, en el Pazo dos Deportes de Lugo. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Aboubacar, ayer en el Pazo dos Deportes de Lugo.

Seydou Aboubacar es uno de los fichajes del Leche Río Breogán para esta temporada. Y aunque el pívot tendrá licencia por primera vez con el club lucense, no es un desconocido. Es un lucense que cumple su sueño jugando en el Breogán, su club de siempre. Así lo proclama cada vez que tiene ocasión: "Lugo es mi casa y allí está mi familia".

Esta declaración no tendría mayor relevancia si no fuera porque Aboubacar nació hace 26 años en Niamey, capital de Níger, ciudad que abandonó hace doce años para intentar cumplir su sueño. A partir de ahí, de dejar atrás a su familia y a su país, la historia de Seydou es todo un ejemplo de valentía, de esfuerzo y superación.

"Níger es un país pobre pero muy rico a nivel de recursos, aunque esa riqueza, como el oro o el uranio, lo explotan empresas. Yo tuve la suerte de nacer en la capital y allí se vive bastante bien", señala Aboubacar, que añade que allí vivía con sus padres y dos hermanas. "Somos una familia bastante conocida por allí porque mi abuelo era un gran comerciante, una labor que continuaron mi padre y mis tíos. Lo cierto es que vivíamos razonablemente bien", dice.

Los primeros pasos en el deporte de Seydou fueron en el fútbol. "Es el deporte que conocía, nunca había pensado en el baloncesto. Como era muy grande siempre me ponían de defensa o de portero, y la verdad es que no lo hacía mal", comenta el actual pívot breoganista, quien explica cómo fue su acercamiento al mundo de la canasta. "Me preguntaban por qué siendo tan alto no jugaba al baloncesto. Además, tuve la suerte de que en mi barrio vivía un chico que jugaba al baloncesto, le llamábamos Jordan, y le comenté que quería jugar. Me dijo que fuera a entrenar con él. Así empezó todo".

El jugador recuerda las limitaciones con las que tuvo que empezar al margen de las propias instalaciones. "A los 14 años ya no tenía en mi país zapatillas de mi talla -Aboubacar calza en la actualidad un 56 y medio- y el entrenador me dijo que en Niger no había futuro". Con tan corta edad, Aboubacar se planteó la salida de su país. "Mi madre no me dejaba ir pero hablé con mi padre y me dijo que si eso era lo que deseaba que adelante".

Con 14 años, Aboubacar llegó a Costa de Marfil –donde acabaría nacionalizándose para poder jugar con la selección–. "Para jugar en el mejor club de allí. Tenía un entrenador serbio, Vladimir Bosnjak que fue el que me puso en contacto con Igor Crespo y Ricardo González que hoy en día siguen siendo mis agentes". Aboubacar llega a España con 15 años. "Los principios fueron difíciles. No sabía nada de Europa, no conocía el idioma, ni la cultura", aunque todo este proceso encontró pronto un importante respaldo. "Al ser menor de edad para entrar en España necesitaba una familia que me tutelara", recuerda. Y a esto se ofrecieron Eduardo Valín, exconsejero del Breogán, y Elena Villanueva, expresidenta del Ensino. "Fueron mi familia desde el primer momento. Me acogieron como uno más de su familia. Ellos me dieron tranquilidad y un gran respaldo porque sabes que nunca te van a fallar y además me ayudan a tomar las decisiones". Una auténtica familia en Lugo que, de todas formas, no le hace olvidar sus raíces, acude todos los veranos a ver a su madre y hermanas.

Feliz, aunque recela el frío

Lugo y Niamey están separados por casi 3.500 kilómetros, pero la distancia es mucho mayor en cuanto a la cultura, estilo de vida y , por supuesto, la climatología.

"Reconozco que el frío no me gusta, pero el tiempo que hace en Lugo no se puede cambiar y creo que ya estoy adaptado" dice Aboubacar, aunque insiste que "me encuentro muy cómodo. Lugo es mi casa, aquí está mi familia y mis amigos y vivo aquí".

Uno de los principales obstáculos que tuvo que superar Seydou fue el desconocimiento del idioma. Hoy habla con la fluidez con lo que lo hace en inglés, en francés, en catalán o en dos de los idiomas de su país.

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