Las medallas de la maestra

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El paso de la adolescencia a la edad adulta marca la hoja de ruta a seguir en la vida para millones de personas. Para Sara Álvarez ha significado la vuelta a sus raíces. La campeona de Europa de judo en 2009 es, desde hace tres años, monitora de este arte marcial japonés en los colegios lucenses de Illa Verde y Albeiros. «Desde los 16 años imparto clases a niños y niñas en dos centros. Tengo alumnos desde 2º de Educación Infantil hasta 6º de Primaria. Vamos, de 4 años hasta los 12», afirma la multicampeona de España de esta disciplina olímpica.

Con practicantes de tan corta edad, Sara divide las clases en dos grupos. En el primero de ellos entrenan los más jóvenes y el segundo está compuesto por los que usan una talla superior de judogui. Las sesiones, a razón de dos por semana, tiene un desarrollo similar. «Comienzan con juegos, pero encaminados a la práctica del judo. Más tarde pasan a ensayar las volteretas, que son fundamentales en este deporte y más tarde se meten en el tatami, donde los más mayores ayudan a los pequeños en las técnicas».

Como cualquier especialidad deportiva, todo monitor debe estar en posesión del título que acredite su valía profesional. Sara Álvarez hizo lo propio este verano, mientras apuraba sus sesiones de fisioterapia para recuperarse de la terrible lesión de rodilla que sufrió en competición hace un año. «Como no podía competir, pués aproveché el tiempo y aprobé el curso de nivel uno. Además, te exigen que seas cinturón negro segundo dan. Existen tres niveles de monitor. Ahora voy a preparar el curso de nivel dos. Los judocas que compiten tienen una ventaja, pues por cada medalla que ganan suman puntos para subir de nivel», explica Álvarez, que en poco más de dos meses tendrá el alta definitiva.

Pero el examen no resulta sencillo, puesto que todos los aspirantes pasan por una serie de cribas antes de anotar su rúbrica junto al título.

«El comité que examina te pide que cumplas una serie de requisitos técnicos. Debes completar una kata y una técnica especial. Ésta última se refiere al recurso que más empleas en las competiciones. Pueden pedirte dos, tres o cuatro katas, depende del nivel que vean en tus movimientos», asevera la deportista perteneciente al club Judo Lugo.

Sueño cumplido

Su nueva situación como monitora llena el hueco dejado por la alta competición en su vida, pese a su regreso en 2011. «Me gusta mucho entrenar a los niños. En el colegio de Albeiros tengo a 29 niños y en el Illa Verde, a 47. La verdad es que me siento realizada. Es muy gratificante ver como niños que comienzan llegan a un nivel superior por las enseñanzas que tú misma les trasmites».

La práctica del judo lleva, en un momento u otro, a optar por la variante competitiva o bien por progresar en el cambio de cinturones. «No hay que forzar a los niños a que compitan cuánto antes, porque pueden llegar a los torneos mal preparados y desanimarse tanto que no quieran volver a practicar judo. Lo más importante es que les guste y se diviertan». Palabra de sensei.

Voluntad de hierro: La constancia de una ganadora

  • Sara Álvarez sufrió la peor lesión de rodilla imaginable: rotura de los ligamentos cruzado anterior y posterior, lateral externo, poplíteo y el del bíceps femoral. Un año y diversas operaciones después han visto la vertiginosa recuperación de la judoca de 19 años. «Los médicos no se lo podían creer». Los facultativos le dieron dos años de baja que Sara ha rebajado a la mitad. En el mes de diciembre le darán el alta definitiva.

Vuelta a la competición

  • En dos meses recibirá el alta definitiva por parte del equipo médico que ha tratado sus lesión. El próximo año volverá a verse las caras con las mejores judocas del mundo. «Tengo que prepararme bien, todavía me falta fortalecer la pierna derecha, como es lógico. Lo importante es que ya puedo competir», aclara sonriente.

2011

  • Sara regresa a la élite del judo con energías renovadas después de un durísimo año con incontables horas en manos de fisioterapeutas y galenos. Está más fina que antes de la lesión pero, lo más importante, en estos 365 días no ha perdido ni un ápice de ánimo. Una voluntad de hierro la llevó a las más altas cotas de su deporte predilecto, y esa misma ansia por volver ha reforzado su autoestima. En su calendario de 2011 ya hay varias cruces marcadas. «Mi primera competición será en febrero, cuando dispute el campeonato de España sub 23 y en marzo llega el Nacional sénior en Madrid».

    La competencia en categoría sub 23 será feroz, aunque Álvarez no parte de cero, pues durante su convalecencia ha podido desplazarse a concentraciones organizados por la Federación Española. «A todas las sub 23 las conozco muy bien y a las sénior, a la mayoría. La semana pasada estuve en Madrid en los entrenamientos olímpicos y el nivel es muy alto». Resta muy poco para el regreso de una luchadora dentro y fuera del tatami.

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