Hay quien le da por seguir los pasos de los padres, algunos literalmente. Hay quien nace rebelde y lleva la contraria en todo. Seguro que Alessandra Aguilar tuvo algunos momentos de rebeldía propios de la adolescencia con sus progenitores. Pero a la hora de elegir un camino lo tuvo claro: papá Daniel le inoculó desde muy pequeña la fiebre por el atletismo y la más joven del clan Aguilar siempre quiso correr. Siguió también a su hermano, Eldo. Porque el atletismo es casi una religión en casa de los Aguilar. O quizá mucho más.
Daniel Aguilar sabía lo que tenía entre manos. Sospechaba que la pequeña Alessandra ensancharía los resultados deportivos de la familia. No sabía hasta dónde. Empezó con el cross, corrió los 5.000 y los 10.000 metros en pista y hace seis años le atrapó el virus del maratón. Y aún anda en ello. Porque le queda cuerda para rato a la lucense, que después del quinto puesto del pasado sábado en el maratón de los Mundiales en Moscú ya se ha fijado un nuevo objetivo: luchar por las medallas en el Europeo de Zúrich 2014.
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