Julen: "Este es el equipo de mi ciudad. Ser del Lugo es lo normal para mí"

El guardamenta y capitán del Polvorín y tercer arquero del primer equipo es rojiblanco desde la cuna, cuenta con los genes de su padre, exportero en la cantera del club lucense, y sueña con debutar en partido oficial. El lucense habla sobre su crecimiento al lado de sus ídolos
Julen junto con los colegiados del día del ascenso ante el Viveiro. JOSÉ ÁNGEL DÍAZ
photo_camera Julen junto con los colegiados del día del ascenso ante el Viveiro. JOSÉ ÁNGEL DÍAZ

El Lugo siempre estuvo ahí, como un elemento inseparable, como la piel que viste el esqueleto, como el pavimento pisado una y mil veces en la ciudad que lo vio nacer. El Lugo siempre estuvo ahí, en los genes paternos, en cada fin de semana, a las siete de la mañana de un domingo o a las cinco de la tarde en un campo de Tercera División. El Lugo siempre estuvo en la vida de Julen Fernández, un lucense que siente el club como parte indisociable de una vida que los ha unido para siempre. El meta cumple su sueño de canterano en cada entrenamiento del primer equipo desde hace tres años y como capitán del Polvorín, el filial con el que ascendió a Segunda RFEF.

Vaya temporada. Ascenso con el Polvorín, Zamora de la Tercera RFEF, tercer portero en el primer equipo, convocado en varias ocasiones...

Quizás sea la mejor temporada tanto desde el punto de vista deportivo como de logros colectivos. El ascenso fue un logro deseado, porque el año pasado se nos escapó y conseguirlo esta temporada fue un peso que nos sacamos de encima. El Zamora fue es un mérito de equipo. Yo soy el Zamora, pero también lo son mis compañeros, porque ellos han permitido que no me llegaran tanto a la portería como a otros equipos. Las convocatorias con el primer equipo son un sueño logrado. Poder ir con el club de mi ciudad tantas veces como fui...

¿Este ascenso sabe mejor siendo de Lugo y del Lugo?

Fue una euforia enorme. Cuando yo era pequeño y me enganché al Lugo el equipo estaba en Tercera División y eran mi ídolos, en esa categoría, y ahora yo estoy consiguiendo lo mismo con el filial.

¿Fue una temporada dura?

Al principio las sensaciones eran de incertidumbre, porque el equipo se renovó entero y no sabíamos qué iba a pasar. La pretemporada fue con altibajos, pero luego empezaron a salir las cosas, empezamos a ganar, estuvimos ahí arriba y llegada la mitad de la temporada sabíamos que nuestro objetivo era ganar la Liga. Hubo momentos duros y también muy felices. Pero al final hubo más momentos buenos que malos.

Comentaba el técnico, Álex Ortiz, que el proyecto de ascenso era para el año que viene, ¿Cuáles fueron las razones para que el Polvorín se adelantara una temporada?

Este año el equipo era muy joven. Solo había tres jugadores que acabábamos sub-23, el resto eran de menos edad. Es un equipo muy joven y supongo que el proyecto sería a largo plazo para abordar el ascenso en un año o dos, pero al final se logró en este. Creo que el secreto del éxito fue que durante todo el año este equipo fue una familia. No hubo ni un solo problema entre nosotros, fuimos una piña dentro y fuera del campo.

Demostraron poder con rivales de altura como el Ourense CF, Fabril, Somozas... Y todo con una plantilla muy joven...

Este año en la categoría había una buena diferencia entre los equipos de arriba y el resto. Los clubes de la zona alta eran muy potentes, pero al final, gracias a Álex (Ortiz), que nos hace jugar un fútbol vistoso y muy bonito, nos permitió dominar la mayoría de los partidos y ganarle a casi todos.

Y con ausencias en invierno como la de Dani Vidal, Nico o Gabarre, ¿Las notaron?

La baja más destacable fue la de Dani Vidal, porque él era el timón del equipo por nuestra forma de jugar. Era una pieza fundamental en el centro del campo y al irse había incertidumbre de quién ocuparía su lugar y si iba a cumplir de la misma manera, pero el míster puso ahí a Maxi y cumplió con creces. En las otras líneas perdimos efectivos pero había jugadores para suplirlos perfectamente.

Celebró el ascenso con una camiseta del Lugo de la temporada 2003-2004, la primera tras el descenso a Tercera, ¿Propiedad familiar?, ¿Gusto por lo vintage?

(Ríe) Mi padre fue portero en el juvenil del Lugo, iba también con el primer equipo hace muchos años y es aficionado del club desde que era un chaval. Él me metió el gusanillo en el cuerpo y, de hecho, esa camiseta la compró mi padre el año que descendimos a Tercera. Fue la primera camiseta que tuve. Antes no había la posibilidad de comprar una camiseta para un niño de cuatro años que tenía yo en aquella época. Aquella camiseta fue la primera y la conservé en mi casa. Llevé esa porque quizás era la más sentimental. Ese mismo diseño se usó para otros años, con otro espónsor, y fue la camiseta que se usó el día en que el Lugo subió en Segovia ante la Gimnástica, un partido que yo ví allí. Lo que consiguió el Lugo aquel año lo conseguí también yo ahora y por eso me decidí a llevarla para festejar el ascenso.

Julen, primero por la izquierda, en una entrega de premios En Xogo de El Progreso. AEP
Julen, primero por la izquierda, en una entrega de premios En Xogo de El Progreso. AEP

Llevaba el número 13 en el pantalón, ¿Por qué? 

(Ríe) Hay que echarle un poco la bronca a Iván Noé, el utillero y delegado. El año pasado el Lugo se salvó en Vallecas y Ander Cantero jugó con la equipación violeta. Cuando llegué al campo de Pol le dije a Iván que quería jugar de violeta. Él me contestó que no encontraba el pantalón violeta con el 1 y que tenía que jugar de negro. Yo le dije que no, que tenía que jugar de violeta y que jugaría con el pantalón con el número 13. Le preguntó al árbitro si podía y me dejó y al final tuve que jugar con el pantalón con el número 13 y la camiseta con el 1 (ríe).

Su padre fue canterano también del Lugo y portero, ¿Era cosa del destino el suyo?

Cuando lo veía a él parar bajo palos yo también quería hacer lo mismo. Al final todos los niños quieren ser como sus padres y yo también quería ser como él. Cuando iba a ver sus partidos en el descanso me ponía bajo palos y me tiraba unos tiros. Después le dije a mi padre que quería ser portero y ahí surgió todo. Desde pequeño me apoyó.

¿Hay que estar loco para ser portero como se dice?

A veces el más loco es el más cuerdo (bromea). Hay que estar un poco loco para ponerse bajo palos, asumir que te van a tirar pelotazos, que te van a dar patadas o rodillazos, pero eso es lo que nos gusta y vivimos para ello.

Jose, como se le conocía futbolísticamente a su padre, ¿Era mejor o peor que Julen? ¿Hay muchos vaciles en casa por las comparaciones?

Nunca lo hablamos. Siempre me meto con él o mi madre se mete con él, pero él nunca dice nada. Era mejor que yo, de eso no hay duda.

¿Tener a un padre portero ayuda?

Cuando era pequeño, más por mi iniciativa que por él, le pedía que me enseñara, pero en cuanto tuve la edad para poder jugar federado me podía dar algún consejo. Los consejos, más que técnicos, eran de tipo psicológico o de experiencia, de lo que se podía hacer o no, pero nunca me influyó para nada en aspecto deportivo.

Su padre, canterano  y pupilo de Álvarez Renda, tuvo que jugar en otros campos, era un tipo de los de barro y brega... ¿Le recuerda a veces lo afortunados que son los chavales de hoy en día por jugar en terrenos como los actuales?

En mis inicios también viví el tener que tirarme en campos de arena, con pantalones que pesaban treinta kilos. Pero cuando me quejaba de que me dolía la rodilla por el campo de hierba artificial, él me decía que no me quejara, que él se había tirado encima de rocas. Me siento afortunado por jugar en estas condiciones.

Julen mamó desde pequeño ser del Lugo ¿Los compañeros en clase le miraban como un bicho raro o hay más afición del Lugo de la que parece?

Cuando yo era pequeño el Lugo quizás no tenía tanto tirón, pero con el paso de los años y el club estabilizado en categoría profesional va ganando adeptos. Pero desde pequeñito siempre sentí pasión por el Lugo. Este es el equipo de mi ciudad, nací aquí y soy de aquí y ser del Lugo es lo más normal para mí. Este es un sentimiento que quedará para siempre en mí.

¿Cómo fue aquel viaje a Segovia para ver su primer ascenso del Lugo?

No me acuerdo de todo, pero sí que estábamos en un fondo los aficionados del Lugo. Recuerdo de que íbamos ganando 1-2 y, de repente, se formó una gorda. Recuerdo que, cuando llevábamos mucho tiempo ya y el partido iba a acabar, los hinchas de la Gimnástica empezaron a increparnos y mi padre le pidió a mi madre que nos llevara al coche porque se podía formar una buena. Nos tuvimos que ir antes de que el partido se acabara y nos perdimos el final y el escándalo del tiempo de descuento.

Julen, tercero por la derecha y arriba, en un partido de la base del Lugo. AEP
Julen, tercero por la derecha y arriba, en un partido de la base del Lugo. AEP

¿Viajó más veces con el Lugo como aficionado?

Sí. Viajé a varios sitios, pero tan lejos no. Mi padre trabajaba y la disponibilidad dependía de él. Solo viajamos cuando podía él. Me habría gustado haber viajado a más lugares. El de Segovia fue el más destacado, tanto por importancia como por lejanía. Ojalá pudiera haber estado en Cádiz.

¿No pudo ir al Carranza?

No tenía manera de ir hasta allí, ni económicamente ni por disponibilidad de tiempo, pero lo viví en Augas Férreas con la pantalla gigante. Era un niño y viví un momento muy bonito. Ver toda esa gente en la plaza, tanta cantidad de gente, fue algo precioso.

Usted, Castrín, Luis Castro o Dani Vidal son los últimos ejemplos de canteranos y seguidores del club que luego formaron sobre el césped, como antes Álex Rey, Pedro López, Julio Camba, Pedrosa, Keko y... sobre todo Iago Díaz, ¿Iago demostró que se puede llegar?

Lugo es una ciudad pequeña y tener un club en el fútbol profesional es un gran logro. Es muy difícil llegar al fútbol profesional. En una ciudad como esta, que lleguen cuatro o cinco jugadores al fútbol profesional, aunque sea solo rozarlo, es algo muy complicado. La mayoría de jugadores profesionales son de Madrid, de Sevilla, de Barcelona... de ciudades con más salida, más población y más oportunidades, pero todo lo que sea que gente de la casa pueda llegar y toque el primer equipo tiene que ser un orgullo. No tiene que ser una obligación, porque en 100.000 habitantes que haya un par de jugadores con nivel para ser profesionales es difícil. Si eso se consigue será un orgullo para todos, para el club, la afición y para los chavales que consigan llegar.

¿Es difícil crecer en la cantera del Lugo?

Sí. Miro hacia atrás y pienso en todos los chavales con los que jugué en distintos años, que apuntaban maneras y ahora no están a este nivel. Lo que es difícil es la regularidad de seguir ahí durante toda la infancia. Hay que ser serio con diez, doce, catorce años, cuando es más complicado porque los amigos hacen otras cosas y tú tienes que levantarte temprano para jugar. Es difícil, pero al final vas quemando etapas y llega un momento en el que piensas en que de verdad puedes valer para ser jugador de fútbol. En ese momento piensas: adelante con todo.

¿Merece la pena el esfuerzo?

Sí, vale mucho la pena. Si lo tuviera que hacer cinco veces más, cinco veces haría lo mismo. Vale la pena lo que te da el fútbol, aunque sea a cambio de otros momentos, que son buenos, pero esto es algo muy bonito. 

Si se hiciera una encuesta en el Ángel Carro, probablemente nadie dudaría en que Julen tiene nivel para formar bajo palos en el primer equipo, ¿Confía en que el debut le llegue pronto?

Ojalá. En el primer equipo hay dos grandes porteros. Óscar (Whalley) es un portero de categoría superior, no es un guardameta de Segunda División. Y Paco (Vieites) es otro gran profesional con el que coincidí en la selección gallega. Es difícil tener la oportunidad, pero yo no tengo prisa, quiero disfrutar al máximo y si puedo debutar habré cumplido un sueño, el último que me queda ya por alcanzar.

¿Jugar en Segunda RFEF dará más oportunidades para poder debutar con el primer equipo?

Sí, está claro. El cambio de Tercera RFEF a Segunda RFEF es muy alto. Pasar de jugar un domingo en Tercera RFEF a entrenar con el primer equipo ya es un cambio enorme, te pasan volando, parecen cohetes. Pero ahora, al haber ascendido, es una categoría menos de diferencia, es más profesional y seguro que ahora las posibilidades de tocar el fútbol profesional son más altas.

Decía Juan Carlos Unzué que era duro estar a medio camino entre el primer equipo y el filial, que podía ser difícil de conjugar, ¿Es así?
 

Al final es cómo afrontes las cosas. Para mí, cada día que puedo disfrutar del primer equipo es un lujo. No es una obligación el tener que estar con el primer equipo. Cada día de estar con ellos es un premio y cuando bajo con el filial al final es estar con mi equipo. Es donde yo tengo firmado, donde  yo juego. Yo, cada día, disfruto con quien sea. El éxito está ahí, en disfrutar cada día. Si estás con el primer equipo y al bajar con el filial te sientes mal... Las cosas no las estás haciendo como deberías y te estás equivocando. 

¿Cómo es entrenar con Whalley y Vieites o con Cantero el año pasado?

Un lujo. Es un nivel de porteros enorme, piensas: Buah, qué animalada. Yo he llegado a entrenar con Roberto o Juan Carlos y decir, Este tío estuvo jugando contra Cristiano Ronaldo o contra Leo Messi. Llegué a preguntarles cómo eran. Es un lujo poder aprender de unos porterazos como los que hemos tenido aquí en el Lugo.

Vieites (izquierda) y Julen (derecha) en un entrenamiento del primer equipo. AEP
Vieites (izquierda) y Julen (derecha) en un entrenamiento del primer equipo. AEP

¿Cambia mucho el tipo de entrenamientos con respecto al filial?

Cada uno tiene su librillo, como quien dice. En el primer equipo nos entrena Rubén Arce, que ya lo tuvimos en las categorías inferiores en el club y es de la casa. Es un gran entrenador que no debería salir de aquí, porque va a ser casi imposible encontrar una persona mejor y de la casa además. En el filial está Currás. Cada uno te aporta cosas distintas y si eres capaz de meterlas en la mochila vas a crecer mucho. En los entrenamientos, por la calidad de los jugadores, es más grande en el primer equipo que en el filial, pero si quieres aprender en cualquier sitio vas a mejorar.

¿Quién es más exigente, Rubén Albés o Álex Ortiz?

Rubén (Albés) es muy exigente. Álex (Ortiz) también, aunque más flexible. Rubén si te tiene que dar una colleja te la da, de buenas maneras, pero la da. Pero si eres profesional y estás en la Liga Profesional y te tienen que tirar de las orejas lo van a hacer. En Tercera RFEF es lo mismo, porque es un filial y también exigen mucho, pero al final igual es un poco más duro Rubén, aunque Álex depende como sea el día (bromea).

Ser seguidor desde chaval y verse en el vestuario con jugadores a los que le entregaba el balón cuando era recogepelotas, ¿Impone un poco?

Al principio los miras como cuando mirabas a tu padre cuando eras pequeño, pero después ves que son gente normal, como lo eres tú, y al final te acabas acostumbrando más o menos. Disfrutas mucho y lo vives mucho y a veces flipas un poco con ellos. Ves a Iriome y no puedes más que pensar: ‘este tío es de los que más partidos tiene en Segunda División’. Ves a Carlos (Pita) o Fernando (Seoane) e impresionan porque llevan jugando a esto casi veinte años. Pero disfrutas mucho de tenerlos a tu lado o de que te den consejos.

¿Cuál es el jugador del Lugo que más ilusión le hizo conocer?

Quizá en su momento, cuando subí por primera vez al primer equipo, fue a Roberto. Yo lo veía por la tele y me gustaba mucho y verlo delante, poder hablar con él después de todo lo que consiguió en su carrera... Es un lujo haberlo tenido como compañero, entrenador de porteros o como amigo.

Siempre se dijo de usted que era una de las perlas de la cantera de los últimos años...

Esas cosas son percepción de la gente. Nunca le di importancia a esas cosas. Si tú te crees algo que no eres al final te va a restar más que sumar. Yo soy bastante pasota en ese sentido y solo me concentro en mejorar y entrenar. 

¿Cuál fue el entrenador más exigente que tuvo en la base?

Buff, no sabría decir. Tuve siempre grandes entrenadores y cada uno me aportó cosas. Quizá Ramiro Amarelle. Fue un gran jugador de fútbol playa, el mejor del mundo, y era muy exigente. Quizás por haber sido un gran jugador en fútbol playa era más duro con los chavales.

¿Cuál fue el compañero más talentoso y el más próximo a usted?

Cuando yo era más pequeño iba a entrenar con Pedrosa, Keko (Vilariño)... Los veía y pensaba que eran buenísimos, pero quizá el más talentoso que vi y que pensé que sería futbolista seguro era Iago López, que ahora está en el Mirandés y que es un gran amigo mío. El mejor amigo quizás Matías Vesprini, del Compos.

¿Qué ídolo tenía de niño?

Eran Roberto y Sergio Asenjo. Me gustaba mucho Asenjo. Puede ser raro, porque nunca fue un portero top porque las lesiones no le dejaron.

Si tuviera que elegir a un portero del Lugo de los últimos años, ¿Con cuál se quedaría?

Roberto, por su trayectoria. Aunque tuvo mala suerte porque aquí José Juan y Juan Carlos estuvieron a gran nivel y nunca pudo tener los minutos que tuvo en otros clubes. Pero en el Lugo hubo y hay grandes porteros: José Juan, Ander (Cantero), Óscar (Whalley)... Todos los arqueros que pasaron por el Lugo fueron unos porterazos.

¿Y con un jugador?

Carlos Pita. Cada día que lo veo me impresiona. Cada día me impresiona su inteligencia, la calidad, la tranquilidad... En casi todos los entrenamientos nos quedamos después a tirar penaltis y de cincuenta que me tira puedo acertarle dos. Siempre le pregunto: ¿Cómo haces? Es que es imposible. Él bromea y me dice que es porque es más listo que yo (ríe). Es un jugador supercompleto y muy inteligente. 

¿Se acuerda del primer partido que vio en el Ángel Carro?

Buff, no me acuerdo. Muchísimos ví. Hubo partidos que me marcaron, pero del primero no me acuerdo.

¿Cuáles le marcaron?

Quizá el play off que perdimos contra el Alcoyano en casa. Fue una pena porque no ascendimos a Segunda, pero significó mucho por lo que movilizó. Hubo mucha gente que se unió, que fue al estadio, donde no cabía un alma.. También por como acabó todo, con Quique Setién manteado aún no habiendo ascendido... Ese es un partido que siempre recordaré. También fue un lujo ver los partidos de la primera temporada después del ascenso.

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