Gerard Valentín, un extremo fundamental en la salvación

En estos tiempos en los que el regate y el desborde están en peligro de extinción, Gerard Valentín es una pieza codiciada, fundamental. En un fútbol en el que el miedo a la pérdida domina una liga española que empuja el regate a la desaparición progresiva, el gerundense es la excepción que confirma la regla. Un extremo de los de toda la vida, como los de antes.

Y es que el catalán ha firmado una gran temporada que va más allá de la estadística, algo que también está de su lado. Repasemos: cuatro penaltis forzados —ante Sabadell, Las Palmas, Leganés y Rayo Vallecano—, dos goles —en el 2-1 contra el Cartagena de la penúltima jornada—, una asistencia —a su mejor socio, Manu Barreiro— y un total de diez puntos que han nacido directamente de sus botas. Números inapelables que confirman la importancia de Valentín en el equipo y en la categoría, porque es sin duda uno de sus futbolistas más desequilibrantes.

Valentín regresó al equipo rojiblanco el pasado verano, después de semanas de incertidumbre con el club que le tenía en propiedad, el Deportivo de A Coruña. El descenso de los herculinos, además del caso Fuenlabrada, empujó al extremo derecho a su tercera experiencia en el Ángel Carro, después de media temporada en la 2018-19 y un año completo en la 2019-20. Su regreso se antojaba decisivo para el potencial ofensivo del Lugo, y no ha defraudado. A sus ya famosos eslalons —es uno de los futbolistas que más rivales deja atrás de la categoría—, este año ha sumado determinación en forma de puntos, como los penaltis en el campo del Sabadell —un rival por el descenso— en el minuto 94 para arrancar un punto que ha sido clave, o ante el Leganés, en casa y en los últimos diez minutos, para conseguir tres puntos importantísimos.

En el tramo final, y después de una mala racha de 16 partidos sin ganar, apareció Valentín para superar al Cartagena con dos goles (2-1, penúltima jornada) y para forzar la pena máxima más crucial de la temporada, el que forzó en Vallecas para que Barreiro confirmara el objetivo de la salvación. Potencia, determinación y puntualidad para uno de los mejores jugadores del Lugo de los milagros