Adrián Ben: de Galdo a Tokio, la forja de un crack

Antonio Ben, el padre de Adrián, habla de sus inicios en el campo a través en el colegio Santa Rita y su paso de 4 años por el Lucus
Adrián Ben en distintos momentos de su carrera.
photo_camera La evolución de Adrián Ben. EP

A veces resulta conveniente acudir al pasado para encontrar las respuestas sobre el presente. Mucha gente puede sorprenderse de la quinta plaza de Adrián Ben en los Juegos Olímpicos de Tokio, pero este joven de 23 años lleva ya casi 17 consiguiendo triunfos y medallas en un alto porcentaje de las pruebas y competiciones que disputa. Primero destacó a nivel provincial, después autonómico y nacional y ahora brilla a nivel mundial.

Si alguien tiene potestad y conocimientos para contar la historia del mejor ochocentista español de la historia en unos Juegos Olímpicos es su padre, Antonio Ben, que aconsejó y acompañó a su hijo desde sus inicios, aunque se quita mérito sobre todo lo que lleva conseguido.

"Ao final un trata de inculcarlle a un fillo uns valores e darlle a mellor educación posible, pero igual que outros pais e nais, non creo que fora nada especial. O mérito teno todo Adrián", asegura, aunque sí reconoce sentirse orgulloso de su comportamiento, y no solo a nivel deportivo.

"Un consello que lle din sempre é que non deixara tirados a quenes lle queren ben e confían nel, que tivera implicación nas cousas que afrontaba. Creo que me fixo caso (risas)".

Todo empezó en el colegio Santa Rita de Galdo, un centro en el que el deporte era muy protagonista y en el que dio sus primeros pasos en el atletismo, con apenas 6 años. "Estaba de profesor de ximnasia o pontenovés Luis Ramallal, que apostaba moito pola educación deportiva. Incluso había un trato para cambiar o recreo por unha hora máis de deporte".

La afición de Adrián a correr recibió un impulso en su primera carrera. "Participou na carreira popular de Viveiro entre os máis noviños, creo que era duns 150 metros e gañou, o que lle fixo unha enorme ilusión", recuerda Antonio Ben.

Su talento y espíritu competitivo le hicieron destacar ya entonces y no solo en el atletismo. "Na Mariña ganaba con solvencia as carreiras de campo a través e tamén a nivel de Lugo estaba entre os mellores, pero tamén competía en pista, alternando diferentes distancias e facía salto de lonxitude. Tamén facía duatlón, chegando incluso a quedar subcampión galego con Esmorís e Felipe Martínez, que o adestraban no San Roque, e xogaba ao balonmán".

Tras salir del Santa Rita, con 12 años, Adrián Ben continuó compitiendo con las Escuelas Deportivas de Viveiro hasta que se incorporó al Lucus, club al que perteneció desde los 14 hasta los 18 años, lo que sin duda fue un paso adelante, aunque Antonio Ben ya percibía que su hijo podía albergar un gran potencial.

"No Santa Rita xa acadara un título galego e aínda que fose en categorías moi de base xa se podía ver que tiña un nivel alto. Incluso nos campionatos de España quedaba ben e todo iso sen un programa de adestramentos de outros rivais".

CASTIÑEIRA, CLAVE. En el Lucus Adrián se encontró a Mariano Castiñeira, fallecido recientemente y al que Adrián Ben dedicó algunos de sus últimos éxitos y que fue clave en su progresión como atleta. "Viulle o potencial que tiña e obrigouno xa a escoller e centrarse no atletismo, xa que ata os 15 anos aínda seguía compaxinando co balonmán", dijo Antonio Ben.

Durante su etapa Lucus llegaron los primeros éxitos nacionales, tanto a nivel de club como con la selección gallega e incluso las primeras experiencias internacionales, que acabaron por despejar el futuro de Adrián Ben.

"Participou nunhas Olimpíadas da Xuventude en 2.000 obstáculos e nesta misma proba fixo un gran papel no campionato do mundo de Cali, sendo sexto. Daquela, con Mariano, bregábase tamén nas carreiras de fondo e incluso participara nun Mundial de cross en Uganda, aínda que sen moita sorte. Todos estes resultados axudáronlle a acadar a beca na residencia Blume". Y el resto, ya es historia.

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