El Fuenlabrada, un equipo hundido pero peligroso

El Fuenlabrada, rival este sábado del Lugo en el Ángel Carro, certificó su descenso con la derrota ante la Real Sociedad B, pero quiere despedir su mala temporada con buen sabor de boca
Manu Barreiro controla la pelota en el duelo ante el Fuenlabrada de la primera vuelta. BEATRIZ COBOS
photo_camera Manu Barreiro controla la pelota en el duelo ante el Fuenlabrada de la primera vuelta. BEATRIZ COBOS

Solo el Club Deportivo Lugo se juega algo en el duelo que este sábado le mide con el recién descendido Fuenlabrada en el Ángel Carro (16.00 horas). El equipo de Rubén Albés quiere sellar la salvación de una vez por todas —podría ser equipo de Segunda antes de jugar si hoy no gana la Real Sociedad B al Almería— ante su afición y lo intentará ante un equipo que llega a Lugo sin esperanzas y con la moral tocada en las últimas semanas. El deseo del conjunto que dirige José Ramón Sandoval es despedir sus tres años en Segunda con buen sabor de boca y poner las cosas difíciles al cuadro rojiblanco.

El equipo madrileño se despide de la categoría de plata después de tres años que han sido una auténtica montaña rusa. Tras un meritorio ascenso en el verano de 2019, un año después a punto estuvo de disputar el play off de ascenso a Primera —también con José Ramón Sandoval en el banquillo—, pero una desafortunada mano de José Fran en Riazor ante el Deportivo truncó (2-1) lo que podía haber sido una gesta histórica.

Ese partido ante el Deportivo se aplazó un mes antes por 28 positivos del Fuenlabrada durante su viaje a A Coruña y desató una guerra entre los dos clubes que se alargó durante más de un año. Más allá de la casi gesta y de haber copado portadas en prensa deportiva y generalista, lo cierto es que el equipo fuenlabreño logró una buena clasificación en la temporada pasada (2020-21), con una undécima plaza tras un año relativamente tranquilo.

Pero la 2021-22 ha sido diferente. Arrancó con José Luis Oltra en el banquillo, pero sus malos resultados obligaron a la directiva a prescindir de sus servicios antes de las fechas navideñas. Sergio Pellicer cogió su testigo hasta el pasado 6 de marzo, pero tampoco fue capaz de cambiar la dinámica de un equipo que parecía condenado  a perder la categoría.

La última bala ha sido José Ramón Sandoval, entrenador que trae buenos recuerdos a la afición fuenlabreña y que intentó, casi a la desesperada, un milagro que finalmente no ha llegado después de siete derrotas consecutivas en las últimas semanas. Pero descendido y sin esperanzas, el cuadro madrileño no le pondrá las cosas fáciles a los de Rubén Albés.

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