Fraternidad sin rencores en El Bierzo

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El conocido como Derbi dos Ancares se disputó ayer en medio de un espectacular ambiente. La ciudad berciana se vistió de gala para recibir al Club Deportivo Lugo y a los más de 1.000 aficionados que se desplazaron desde la ciudad amurallada. La proximidad entre las dos urbes es sin duda un gran aliciente para que la parroquia rojiblanca acompañe a sus pupilos en un derbi que esta temporada alcanzó su cota más alta, con ambos equipos luchando en la zona noble de la tabla.

A media mañana comenzaron a arribar en Ponferrada los autobuses fletados por las peñas lucenses. El tráfico se fue incrementando con el paso de las horas y con la llegada del mediodía los restaurantes de la zona se vieron sumergidos por la marea rojiblanca. El ambiente festivo imperó en todo momento y el resquemor entre ambos equipos tras el último derbi en el Ángel Carro -en el que el conjunto gallego impidió que la Deportiva disputara los play off de ascenso- pareció olvidado.

Una carpa situada en las cercanías del estadio El Toralín reunió a ambas aficiones antes del comienzo del partido. A pesar del amplio desplazamiento, algunos aficionados lucenses señalaban que este fue menor que el protagonizado la pasada campaña, debido a la proximidad de fechas con respecto al próximo derbi, que enfrentará a Lugo y Deportivo el día 30 del presente mes en Riazor.

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