Solo, encerrado en su coche en un parking desierto, resguardado del polvo y el aire frío invernal. Carlos Pita miraba a lo lejos, con los ojos entornados para poder enfocar en medio de la claridad de un día despejado del mes de enero. Allí, a unas decenas de metros, pero a kilómetros de distancia en realidad, estaba el presidente del Lugo, Tino Saqués, abrazando a un jugador que le acababa de dar dos millones de euros al club de su propiedad. Así fue la despedida del gran emblema del club, un icono que dijo adiós en una sala de prensa semivacía y tan helada como su propio final.
Se había despedido entre lágrimas la primera vez, cuando dejó las botas a un lado, con el respeto de todos, arropado por jugadores y consejo de administración en una jornada de verano incipiente. Ayer lo hizo abandonado; sin su presidente, con las únicas miradas cómplices de su jefe de prensa, los fotógrafos y los periodistas allí presentes.
La escena del coche de Tino Saqués saliendo del Ángel Carro tras la comparecencia de Chris Ramos y sin esperar a Carlos Pita refleja el deterioro de una relación que fue como un tobogán. Los altos y bajos entre presidente y emblema fueron una constante en los ocho años -siete como futbolista y uno como director deportivo- que pasaron juntos.
Esa situación se rompió en los últimos meses, donde la visión del herculino sobre cómo debe gestionarse un club en lo deportivo no tuvo el mismo calado en el consejo de administración, ni tampoco en su compañero de fatigas en el cargo, el secretario técnico Wagner Molina.
Esa fue la razón esgrimida por Pita para su marcha definitiva del club. Porque esta vez ya no hay despachos en los que aportar el trabajo y la honestidad que siempre dio sobre el césped.
"Esta fue una decisión meditada y pensada, no viene por una situación en caliente. Es una decisión tomada por diferencias de criterios e ideas sobre el funcionamiento del día a día, por la toma de decisiones y sobre cómo tratar con el primer equipo. El camino debe ser definido y creo que todos debemos ir a una, por eso doy un paso a un lado y creo que era el momento ideal para hacerlo", declaró Carlos Pita en su despedida.
"El objetivo tiene que ser claro, se deben marcar unas pautas de trabajo, de funcionamiento, del día a día, del trabajo con el cuerpo técnico y con los jugadores. Un funcionamiento global de cómo tiene que ser la parcela. Yo la entiendo desde la cercanía, hablar, tener reuniones y posibles errores. Son ideas que se tienen que poner en conjunto pese a las diferencias de opiniones que hay en todos lados, pero creo que debe haber una idea general", recalcó.
Negó el coruñés que se debiera al cese de Fran Justo, que la decisión se había tomado y comunicado al club "la semana pasada". Pero lo cierto es que él fue el encargado de presentar a Javi Avilés y de marcar la línea que se iba a seguir en materia de fichajes en las últimas jornadas del mercado invernal.
Fue el propio Pita el que había indicado que la búsqueda principal era un lateral izquierdo -que finalmente llegó a última hora en la forma del ex del Tenerife Andoni López- y, si había dinero, un centrocampista.
Quizás porque era la gota de colmó un vaso que se fue llenando y vaciando como jugador y en el que el agua desbordó como director deportivo. No puso nombres a su malestar, pero el desencuentro evidenciado en su final se rompió el último día de mercado. "No es chocar con nadie, no es cuestión de nombres, sino que fueron diferentes planteamientos. Esas diferencias de criterios pueden generar discrepancias y problemas para el club y por eso tomé la decisión", dijo Pita.
El coruñés aseguró no haberse arrepentido de no poner fin a su etapa en el club el pasado junio -como hicieron los otros grandes capitanes Fernando Seoane e Iriome- tras la finalización de la temporada. "Volvería a tomar la decisión igual", reveló categórico Carlos Pita.
Futuro en el fútbol
Con la coleta cortada, las botas en el zapatero, el balón desinflado en el sótano y el Wyscout caducado en el ordenador, Carlos Pita debe reinventarse de nuevo para seguir vinculado a lo que más ama: el fútbol.
"Soy un apasionado del fútbol. Ahora me voy a centrar en sacar el carné de entrenador porque me gustaría seguir ligado al fútbol. Esto es algo que me apasiona, con lo que disfruto. Lo disfruté mucho con los jugadores y los cuerpos técnicos en el entrenamiento, en los viajes y los partidos y quiero seguir formándome, aprendiendo, y no cierro las puertas a nada en el futuro", concluyó.
Cuando la comparecencia acabó, solo hubo un tímido adiós antes de volver al vientre del estadio, a aquel lugar de glorias añoradas y presentes engullidos por la tristeza, al lugar donde los sueños futbolísticos se cumplieron, donde hubo tiempo para reír, llorar y disfrutar.