Un vástago "todoterreno"

Eterno Margaride

El exatleta recibió un intenso homenaje en A Pontenova, donde se reconoció el mérito de toda una vida marcada por la enfermedad que le impidió participar en los Juegos de Barcelona. Miguel González, una de las principales promesas del atletismo español, es hijo de Margaride y apunta a ser fondista de élite
Margaride, entre su hijo y Castiñeira en el homenaje
photo_camera Margaride, entre su hijo y Castiñeira en el homenaje

Es muy complicado definir el cruce de emociones que pudieron atravesar este martes el corazón y la mente de Tito Margaride. Nostalgia, cariño, rabia, satisfacción, esperanza, melancolía... La vida le ha repartido algo de cal y un poco de arena, aunque él siempre se ha mezclado ambas en el mismo cuenco, las ha digerido sin cambiar de cara y ha continuado adelante. Sin aspavientos. Con la cabeza en su sitio, aunque la procesión fuera por dentro. Por eso, el homenaje que recibió este martes en A Pontenova, casi 25 años después de que un ictus truncara su carrera deportiva, fue solo una muestra del respeto y la admiración que el mundo del atletismo gallego tiene hacia el que pudo ser, y de hecho es, una de las figuras más grandes de toda su historia.

Margaride hace tiempo que ha dejado de preguntarse el famoso 'y si...': "Vivo día a día. Coincide justo ahora que he vivido la mitad de mi vida de una manera y la otra mitad de la otra. Tenía 24 años y 9 meses cuando enfermé, y han pasado 25 años más desde entonces. Ya estoy plenamente adaptado, sé cuáles son mis problemas y lo que tengo que hacer si en algún momento me encuentro más desanimado de lo normal. Así es la vida. Te depara situaciones adversas", explica el exatleta.

El pontenovés era uno de los fondistas con más futuro del atletismo español. En 1992, poco antes de los Juegos Olímpicos de Barcelona, se encontraba en Budapest, precisamente con el objetivo de lograr la mínima par a participar en la histórica cita barcelonesa. Entonces, sucedió: "Yo estaba volcado plenamente con el deporte. Me pasé unos 15 años de atletismo a alto nivel, cada año mejorando un poco. Y cuando empezaba a probar las mieles, sufrí el ictus. Fue un palo importante y costó recuperarse. Pero ahora ya lo llevo bien", admite Margaride.

A pesar de que la enfermedad le impidió competir en aquellos Juegos, lo cierto es que el lucense fue igualmente protagonista sobre la pista de Montjuic. Fermín Cacho dedicó su oro en 1.500 a Margaride nada más cruzar la línea de meta: "A Fermín Cacho siempre le estaré agradecido. Nos vimos en alguna ocasión, y solo puedo tener palabras de agradecimiento. Es cierto que tuvimos una relación corta, él estaba más en el medio fondo y yo era fondista. No éramos competidores directos. Fue un gesto muy bonito", recuerda.

Margaride, eso sí, terminó parcipando en dos Juegos, los Paralímpicos de Atlanta y Sídney: "Entré en el deporte para discapacitados a los pocos años de sufrir el ictus, y sirvió para darme cuenta de que hay infinidad de gente a la que le pasan situaciones más complicadas y logra superarlas", afirma el homenajeado, que este martes vio como se llenaba hasta la bandera la Casa da Cultura pontenovesa para recibirlo, en un acto para la Radio Galega presentado por Alfonso Pardo, en el que estuvieron presentes figuras muy importantes en su trayectoria y al que no faltó Miguel González, que no perdió la ocasión para explicar el gran ejemplo que supuso su padre.

LIGADO AL DEPORTE. Tito Margaride se retiró del deporte paralímpico cuando finalizaron los Juegos de Sídney, aunque nunca ha cesado su actividad deportiva: "Me levanto temprano, voy al trabajo -lleva en el Pazo dos Deportes más de 20 años- y por la tarde, suelo hacer deporte. Ahora tengo una pequeña lesión en el menisco, pero siempre he hecho deporte", asegura.

Menisco, hay que saber comportarse. Lugo quiere volver a ver a Tito en plena forma otra vez.

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