Esteiro y Mulki, unidos por las olas

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Nacho Fernández y Catalina Quintana, de Esteiro Van Surf School, visitaron el único club de surf de India. Allí, diariamente y antes de practicar este deporte, se realizan dos horas de meditación y yoga. El club está situado al sur del país, en la localidad de Mulki, y son varios jóvenes locales los encargados de su funcionamiento.

la visita al único club de surf de la India era uno de los objetivos de Nacho Fernández y Catalina Quintana cuando decidieron que zona de este país visitar. Para ello viajaron hasta Mulkil, una pequeña localidad enclavada en la costa sur, donde ya hace años dos californianos crearon una escuela de surf en la que iniciaron en este deporte a los jóvenes de la localidad. Ahora son los propios chavales, de entre 15 y 17 años, los encargados del funcionamiento del club y de esta manera han encontrado un modo de vida digno, en este país donde una mayoría de la población vive por debajo del umbral de pobreza.

Después de un viaje en tren de 30 horas se llega a Mulki desde Bombay. Una pequeña ciudad de poco más de 3.000 habitantes donde se encuentra la única escuela de surf de la India. «Es un Ashram, un monasterio, en el que nos levantábamos a las cuatro y media de la mañana para hacer una hora de meditación, seguidamente otra hora más de yoga y finalmente tres horas de surf», explica Nacho Fernández.

La India es un país donde el surf «está por descubrir», una costa amplísima con multitud de olas pero en la que los locales no practican este deporte y es difícil encontrar incluso a extranjeros en el agua. «En las playas además solo hay hombres, las mujeres ni se acercan, aunque curiosamente en la escuela trabaja y surfea una chica india, lo que es rarísimo», dice Nacho. Este club de surf sin embargo, está pensado para los extranjeros «es lo más caro que encontramos en la India, unos 30 euros al día por todo: comida, alojamiento, meditación, yoga...» En el Ashram trabajan una docena de chavales a pesar de que allí «los padres de los niños no ven bien que sus hijos practiquen surf, ya que tiene otros problemas como el de poder alimentarse».

CALOR

El calor en esta zona, más de 40 grados al mediodía, hace que en las horas centrales del día no sea recomendable practicar ningún deporte. «A las nueve y media de la mañana te retiras a descansar, hasta las tres y media o cuatro que es cuando remite el calor y se puede volver a la playa hasta las seis y media o siete».

El lugar lo conocieron a través de internet. Es una de las pocas referencias del surf que existen en la India, junto a otras dos poblaciones más que visitaron: Varkala y Kovalan, en este último lugar existe un arrecife artificial para la práctica de este deporte. «Queríamos ver qué hacían con los chavales en el club, cómo funcionaban a pesar de sus pocos medios», indica Nacho Fernández. La escuela de Mulki tiene otro Ashram en México, lo que ha proporcionado a los jóvenes la posibilidad e viajar e incluso de desplazarse a otros países e islas cercanas a la India para practicar surf.

La India es un país «caótico, de grandes aglomeraciones, gente muy pobre y por lo general te llevas una sensación de suciedad, no hay cultura de limpieza, toda la basura acaba en la calle o en la playa. Cuenta con alojamientos baratos, 8, 10 euros, es posible comer muy económico y bien en los tenderetes de la calle por muy poco dinero».

Fernández recomienda el uso del tren para desplazarse, ante la peligrosidad de las carreteras donde «no se respeta ninguna norma de circulación». Los viajes más cortos se realizan en vagones abarrotados que parecen no tener límite de capacidad. En cada estación sube más gente que se apila en los vagones e incluso se tumba a descansar en los portaequipajes sobre los asientos».

Las playas de la India llaman la atención, además de por la ausencia de mujeres, por las vacas «siempre presentes en cualquier lugar a donde te dirijas, por cierto se las comen salvo los que practican una religión concreta».

La India es toda una experiencia, «destacaría además la espiritualidad que se vende por todos los lados, los gurús siempre presentes o santones de las playas a los que se les ofrecen ofrendas... A pesar de la pobreza no encontramos problemas de robos, armas o violencia, quizá fruto de su espiritualidad, que lo impregna todo».

CLASES
Jornadas de surf después de dos horas de meditación y yoga
Nacho y Catalina, con sombreros -a la derecha- posan con algunos de los integrantes de la escuela de surf de Mulki y dos alumnos extranjeros, durante una jornada en la playa. En el centro de la imagen, la única chica que practica surf, en esta zona del sur de la India. La toma de contacto con las olas se realiza a primerísima hora de la mañana o al atardecer, para así evitar los momentos en los que la temperatura supera los 40 grados.

PLAYAS

Escapando del intenso calor

El calor intenso de la zona obliga a sus habitantes a refrescar a los animales en el agua del mar, como el caso de estos camellos. Otros animales domesticados, como los elefantes, se mantiene junto a los templos donde se les libera de las intensas temperaturas rociándolos con mangueras.

COMIDA

  • Precios económicos para mariscos y pescados frescos. Comer en las zonas de playa del sur de la India resulta muy barato. Por por poco más de un euros es posible degustar marisco, «unos cangrejos de buen tamaño, deliciosos. Además, por un poco más hay pescados frescos impresionantes o platos a base de pollo, todo acompañado con arroz que es la base de su alimentación». Es recomendable comer en los tenderetes y chiringuitos que proliferan en todos los pueblos y ciudades, «donde los cubiertos que se utilizan son las manos».
  • Alojamientos. En las zona de playa se encuentran alojamientos dignos y limpios por unos diez euros la habitación doble, existen otros incluso más baratos pero no tan recomendables a no ser que el dinero escasee.

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