Ellos han dicho sí a la llamada

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El CD Lugo disfruta de un momento de gloria tras lograr su permanencia en Segunda A. Como contraprestación debe lograr su conversión en Sociedad Deportiva Anónima (SAD), un proyecto en el que están arrimando el hombro socios y aficionados, que se han convertido en accionistas, respondiendo así a la llamada del club.

Manolo Dacosta es socio del CD Lugo desde que tenía 22 años, y acaba de cumplir 57. A pesar de estar en paro no se lo pensó dos veces: adquirió un paquete de 77 acciones por 770 euros y le regaló 100 euros más en acciones a su mujer. «Deportivamente, chegar ata aquí é moi difícil. A xente non se dá conta de que a Segunda División é moito máis rentable porque hai máis axudas», asegura.

Manolo es el presidente de la peña Piño Quiroga y, ahora, dedica buena parte de su tiempo a captar nuevos accionistas. «Con xente que coñezo e que me atopo pola rúa, visitando empresarios... Comprendo que estamos en crise, pero eu vou facer todo o que sexa para axudar ao clube», señala con orgullo. A este aficionado no le cabe la menor duda de que ha hecho una buena inversión en la que define como su «única afección».

Volcadas con el equipo también están decenas de pandillas de amigos que cada fin de semana se reúnen para animarlo en el Ángel Carro. El bar A Carballeira es el punto de encuentro de una de estas agrupaciones. Cada fin de semana, antes de cada partido, se encuentran en este establecimiento para calentar motores .

Algunos, como Moncho García Burgo, son socios de siempre: «Desde que era bien pequeño». El resto se animaron tras el reciente ascenso del equipo a Segunda A. Ahora, todos ellos se han entregado en cuerpo y alma. «Cada uno hemos colaborado dentro de nuestras posibilidades. En mi caso compré una acción para mí y otra para mi hijo Diego; en total, 20 euros. Otros se gastaron 100 euros y también los hay que compraron el paquete completo de 77 acciones por 770 euros», asegura Moncho.

Este aficionado se muestra optimista y lo de la SAD lo ve casi hecho: «En caso contrario sería una pena». Pero va más allá y reclama un estadio con más capacidad. «El Ángel Carro se va a quedar pequeño. Sobre todo cuando se jueguen ciertos partidos», afirma.

Iván Cuesta nunca había bajado al Ángel Carro, hasta que a principios de esta temporada se decidió a ver un partido en el propio campo. «Me gustó y empecé a ir todos los fines de semana. No es lo mismo ver la retransmisión por televisión que estar ahí en directo», asegura. Por eso, cuando el club pidió a los socios una ayuda él también quiso aportar su granito de arena. «Tengo trabajo desde hace poco e intenté ayudarles como pude, que fue comprando diez acciones por un importe de 100 euros», asegura con orgullo.

Y como una forma simbólica de hermanar a los seguidores, el expresidente del Breogán, Julio González, también se convirtió en accionista del CD Lugo cuando aún estaba en el cargo. Julio confiesa que no es futbolero, pero entiende que las aficiones del equipo rojiblanco y del Breogán deben ir de la mano. «Como el club como tal no podía asumir un desembolso, al final compré 500 euros en acciones a título personal; para apoyar», asegura convencido.

Julio González explica que los espectáculos deportivos son una forma de ocio más que animan a que los lucenses se queden el fin de semana y también para atraer visitantes. «Al final es un negocio para todos. Además, es una pena que lo que se consigue en el campo de juego se deshaga en los despachos o se vea frustrado por temas económicos», señala.

DIFERENTES PROYECTOS

Iniciativas para ayudar al CD Lugo a conseguir su objetivo de convertirse en SAD no se hicieron esperar. Óscar Trigo fue el encargado de poner en marcha la maquinaria. Teléfono en mano, este aficionado convocaba a una asamblea masiva a todas las peñas, socios y aficionados que quisieran echar una mano. El lugar elegido: el bar Pajón. Allí se organizaron en dos grupos: por una parte, los que llamaron los ‘conseguidores’, o encargados de captar nuevos accionistas, y, por otra, los organizadores de fiestas con el único reclamo de apoyar al club.

Un torneo de billar, en el que se recaudaron 800 euros; una fiesta de música electrónica, en la que se consiguieron cerca de 500 euros, y otra en el pub Particular, en la que se lograron 400 euros, son algunos ejemplos de lo que aficionados como Nacho Bao, Luis Fernández o Iván Núñez, consiguieron con sus iniciativas.

REGALOS

También como aficionada incondicional se convirtió en accionista Olalla Radio. En su caso, ella le hizo un regalo a su marido de 77 acciones y este se lo quiso devolver. «Invertimos en lo que nos gusta, porque somos de los que no nos perdemos ni un solo partido. En ningún momento nos echamos atrás», afirma.

Olalla echa de menos el apoyo de hosteleros y empresarios. «Yo esperaba una respuesta masiva de los socios, pero también entiendo que la situación que estamos atravesando no es buena y al final hay que priorizar», razona. La pasión de esta pareja por el fútbol también se la han transmitido a su pequeña Noelia, que con tan solo un año y medio ya viste toda la equipación y tararea el «¡Hala, Lugo!», que le escucha a sus padres. Nuevas generaciones que llegan pisando fuerte para apoyar a un club que ha conseguido movilizar a cientos de aficionados, que al final han dado la cara.

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