El triunfo de un alma aventurera

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Si naces aventurero, mueres aventurero. El sedentarismo ocupa un plano ínfimo dentro de la vida del lucense José Manuel Corral, que siempre que puede se calza las zapatillas y acomete pruebas de larga distancia. Asfalto, montaña o ciudad. Los límites del cuerpo humano superan ampliamente a la razón a la hora de acometer retos de proporciones globales. El fondista del Club Verxel Drasanvi ha conquistado una nueva medalla para su palmarés tras subir al segundo peldaño del podio en la IV Ultra Trail Geira, que tuvo lugar el pasado 22 de mayo en Portugal.

El lucense midió su resistencia en un medio tan exigente como la montaña con los mejores especialistas lusos a lo largo de tres horas y media hasta completar los más de 45 kilómetros de los que constaba el circuito. «Era la primera vez que participaba en una prueba de trail. Fui siempre en el grupo de cabeza con cinco portugueses, alguno de ellos ya habían ganado la prueba en años anteriores y se conocían el circuito muy bien», recuerda Corral, quien siempre se mantuvo «en un grupo de seis corredores». «Cuando llegaba la zona técnica dejaba que pasasen los portugueses y al pasar de nuevo al llano me ponía yo en cabeza porque iba realmente cómodo. Pronto les sacaba ventajas de más de un minuto, pero como el circuito no estaba bien señalizado en algunas zonas mis rivales me avisaban para que frenase y volvíamos de nuevo al grupo. Pero cuando veía la línea recta le marcaba a los otros el ritmo», detalla.

José Manuel Corral no fue el único representante de la provincia en esta carrera. Le acompañaron Gerardo Pérez y David Rodríguez. «Ellos se lo tomaron de otra foma, disfrutaron más del paisaje y por eso llegaron una hora y pico más tarde que yo», matiza Corral. Precisamente, fue uno de sus compañeros de expedición quien animó a José Manuel Corral a probar en las sierras portuguesas. «David ya había corrido el año pasado y me avisó de que era una prueba muy ‘corrible’», explica.

Dada la dificultad de la orografía a la que se enfrentaba, Corral pasó por momento de incertidumbre y algún que otro apuro cuando el trazado miraba hacia abajo. «Los últimos diez kilómetros los hicimos el que ganó y yo. Pero no supe hasta el final que acabé segundo, pensaba que teníamos más gente delante. Fue una sorpresa, para mí ya era bueno quedar entre los diez o quince primeros», dice.

El tramo final resultó una suerte repleta de trampas de piedra y arena. «Iba muy bien pero en las bajadas de la última parte notaba muy cargados los tríceps. En las cuestas pronunciadas me limité a aguantar. Bajábamos por unas escaleras naturales construidas en la época de los romanos. Había muy buen rollo entre todos, mucha solidaridad. Te ayudan o te dicen por donde tienes que pasar por ciertas bajadas», señala.

Organización

Los organizadores de la carrera vestían trajes romanos, puesto que la ruta transcurrió por una zona con abundantes restos arqueológicos del viejo imperio. «Los puntos de avituallamiento estaban muy bien señalados y en ellos tenías abundante comida y bebida. Pero el terreno era duro. Al final de todo, vadeas el cauce de un río y el agua te llega por la cintura, pero todo me vino muy bien para los músculos de las piernas y para acabar bien, porque durante buena parte de la carrera corrimos a más de 30 grados de temperatura», aclara el ultrafondista lucense residente en la ciudad de A Coruña por motivos laborales.

No es la primera vez que Corral se enfrenta a un reto de categoría, puesto que hace un par de años se inscribió en una maratón por el Sahara con fines solidarios. «Fue una experiencia increíble. Vivimos durante cinco días con una auténtica tribu berebere del desierto del Sáhara y corrimos un maratón contra atletas locales, que al final fueron los que ganaron porque estaban muy habituados al terreno y lo conocían perfectamente. El dinero que me iba a gastar en un viaje al Caribe lo doné, además de todo el material que compré para la carrera», termina.

CAMPEÓN NACIONAL
La soledad del corredor de fondo

El currículum deportivo de José Manuel Corral se mueve en el límite de la resistencia humana. A lo largo de su carrera como ultrafondista amateur ha concluido con éxito su participación en pruebas que cualquier otro humano tacharía de mera utopía.

«En el campeonato de España de 100 kilómetros finalicé en la séptima posición y fui segundo en mi categoría con un tiempo final de 8 horas y 26 segundos. Completé diez vueltas a un circuito de 10 kilómetros», explica el ultrafondista lucense.

132 kilómetros

El corredor, que compite bajo el pabellón del Club Verxel Drasanvi, todavía disconforme con la cita anterior, se propuso completar una epopeya sobre el asfalto de la comunidad autónoma de Cantabria. «Corrí un total de 132 kilómetros en Santander en 2008», dice José Manuel Corral como si se tratara de una cosa al alcance de cualquiera.

«Compito contra las paredes del terreno, no contra las personas»

A José Manuel Corral le van los retos personales y antepone esta filosofía de vida a los podios, las marcas y las medallas. «No soy un corredor de pista, compito contra las paredes del terreno, no contra las personas», argumenta el atleta, que se proclamó hace escasas semanas campeón de España de veteranos de 10.000 metros en Pontevedra.

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