Su vida está unida al motor antes de abandonar el chupete. Jorge Prado ha trasladado su domicilio a la localidad belga de Lommel para acercarse a la realidad de su sueño. A los 12 años, el piloto lucense cumple con creces con el reto y sigue segundo en el Europeo de 85 cc y líder del prestigioso ADAC alemán
ES el niño prodigio del motocross mundial. Es de Lugo y con 12 años ya luce un campeonato del mundo y un Europeo de motocross. Jorge Prado es la gran esperanza de las dos ruedas sobre circuitos todoterreno. A los 12 años ha emprendido la aventura de su vida acompañado de su hermana, Cecilia, y de sus padres.
La localidad belga de Lommel es el epicentro del motocross en el viejo continente. Los pilotos son tratados con respeto y admiración por parte de los miles de aficionados que en cada peregrinación de fin de semana rebosan los múltiples circuitos que salpican su territorio. Es la religión del derrape y el salto.
«Lommel es la catedral del motocross en Europa. El paisaje es verde pero sin montañas y las ciudades son muy distintas porque hay pocos edificios. Creo que es bastante distinto a Lugo», reconoce Jorge Prado, a punto de hacer las maletas para asistir a otra prueba en Holanda.
