El póker de ases del Pro Tour

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El acento argentino siembra el terror en las pistas de pádel del circuito Pro Tour. Fernando Belasteguín y Juan Martín Díaz ostentan el número uno del ránking mundial desde hace 8 años. El pasado fue suyo. En el presente todavía reinan y en el futuro inmediato pelearán ante la sombra de la duda que siluetean las figuras del segundo mejor dúo del planeta pádel, formado por Juani Mieres y Pablo Lima, español nacido en Bahía Blanca y brasileño de Porto Alegre, respectivamente.

Juan Martín Díaz regresó en fechas recientes a las raíces familiares. Su padre es oriundo de Meira. Tierra de lobos, pilotos de rallyes y emigrantes con prole. «Es la primera vez que juego en Lugo. Me encanta esta tierra porque mi padre nació en Meira y estoy muy contento de volver a Galicia»,dice.

El mejor jugador del mundo entre 1998 y 2003 ha logrado una estabilidad con su pareja de hecho deportiva durante casi una década. «Tuve la suerte de encontrar un compañero como Fernando, que día a día se entrena para mejorar a pesar de que ha ganado ya muchos títulos. Creo que la ilusión es fundamental. Cuando no vamos a un torneo al cien por ciento, perdemos. Las derrotas que hemos sufrido este año han sido en gran parte causadas porque no llevábamos la ilusión necesaria», afirma Díaz.

Diestro y zurdo. Una izquierda atacante y una derecha que devuelve cualquier bola. «Una pareja de zurdo y diestro es importante porque quedan los dos drives en el medio y a la hora de ir a buscar la bola una pareja de dos diestros o dos zurdos está menos estructurada, es una pequeña gran ventaja en los partidos. Aporta mucha variedad y los rivales no saben bien para dónde irá la bola», explica el jugador afincado en Madrid.

Enfants terribles
Mieres y Lima siguen los pasos muy de cerca del «mejor dúo de la historia del pádel», según afirma el brasileño. «Llevan mucho tiempo como pareja número uno y para nosotros es un placer enfrentarnos a ellos. Se aprende mucho al jugar contra ellos y, además, son un zurdo y un diestro, como nosotros, que no abundan mucho en el circuito».

La presencia argentina en el circuito profesional es apabullante. Fernando Belasteguín explica la razón: «El jugador argentino se lo toma más como una profesión que como un deporte. El jugador español lo tiene como un hobbie  más que otra cosa».

Belasteguín no ha encontrado el tope a su egoísmo competitivo. «Nadie se cansa de ganar. El que dice que se cansa es porque ha dejado de ganar y tiene que inventar alguna excusa», confirma el mejor jugador de la historia.

Mieres y Lima vencieron a los números uno del ránking mundial en cinco ocasiones en las dos últimas temporadas. La distancia entre ambas parejas es de 250 puntos. «Es el segundo año que jugamos juntos. Cuando comenzamos a jugar la temporada pasada nuestro objetivo era el Másters, mejorar como pareja y jugar duro. Creo que vamos por buen camino y ahora tenemos como objetivo ganarle más partidos a Díaz y Belasteguín, y en un futuro, si es posible, arrebatarles el número uno», aclara Juan Mieres.

EL MEJOR DE LA HISTORIA
Belasteguín, ocho años como número uno mundial

Su acento marca su personalidad. Argentino de Pehuajo, Fernando Belasteguín se convirtió, a los 15 años en jugador profesional de pádel, pero no fue hasta los 20 cuando su vida giró bruscamente. «Me planteé ser profesional cuando me vine a España con 20 años Sucedió todo muy rápido y pasó de ser el deporte de la diversión a ser mi trabajo», apunta el jugador, afincado en Barcelona desde hace cinco años. «Cambias para adaptarte más a la cultura del país. Pero sigo siendo argentino dentro de una cultura española», matiza.

Su compenetración con Díaz en la cancha es el secreto de su éxito: «Formamos una pareja muy compensada. Juan en ataque es el mejor y a mí me toca la parte más sucia del juego, el fondo. Tenemos una forma de ver el pádel muy particular. Nunca le echamos la culpa al compañero».

Belasteguín, de 31 años, es uno de los jugadores más veteranos del circuito Pro Tour y empieza a pensar en la retirada. «Me gustaría ser economista, pero también mantener la vinculación con este deporte como entrenador, porque siempre he sido súpercompetitivo y me gustaría trasladar a los alumnos mis experiencias», concluye..

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