El monte Ararat se rinde a Lugo

Un logro más para el club Mustallar de Lugo. Siete de los montañistas que forman parte de esta asociación iniciaron hace algo más de una semana la ascensión hacia el monte Ararat, el más alto de Turquía con 5.165 metros. Aunque no todos llegaron hasta la cima para posar una réplica de la muralla de Lugo —costumbre del club desde su fundación—, cuatro de ellos sí dejaron el monumento en lo más alto de este pico de la Anatolia turca.

No fue un ascenso sencillo para los lucenses, que se encontraron por el camino con numerosos contratiempos: mal tiempo, obligatoriedad de subir a la cumbre antes de lo previsto e incluso un rescate. "El primer campo estaba situado a 3.100 metros, nos llevó cuatro horas subir y había una extensa llanura de hierba, lo que supuso una alegría", asegura el director de la expedición, Juan Mosquera. Por entonces ya habían pasado "una tormenta de agua y rayos tremenda", el primero de los escollos a superar.

Al día siguiente continuaron su andadura hacia la cima. "El segundo campo se situó a 3.950 metros; aquí ya no había lujos. Era una pedrera inmensa y en ella fuimos colocando como pudimos las tiendas", indica Mosquera. Ese mismo día ascendieron a 4.500 metros para luego descender e ir aclimatándose. Pero hubo que acelerar la subida. "Queríamos acampar al día siguiente a 4.500 metros, pero desde la base nos indicaron que era obligatorio subir el martes —día en el que se encontraban— porque el resto de la semana estaba prohibido; entonces, sin proceso de adaptación, a las doce de la noche desayunamos y a la una ya tiramos hacia arriba", señaló.

El ascenso fue duro, ya que la nieve blanda sobre la piedra volcánica provocaba que los lucenses pisaran sobre "una superficie extremadamente resbaladiza, algo muy duro". Prueba de ello es que tuvieron que realizar un rescate, el de una expedicionaria que subía con un grupo de amigos de Irán y sufrió una caída. "Por problemas políticos el helicóptero no fue a rescatarla a pesar de que tenía dos brechas en la cabeza, se rompió la nariz, tenía un ojo hinchado, una luxación en el brazo derecho y la cara abrasada; pero la chica está viva", relata el jefe de la expedición lucense.

Inconvenientes aparte, que pusieron a prueba la fortaleza psicológica de los montañistas, cuatro intrépidos miembros de Mustallar pisaron la cima justo antes de que otra gran tormenta les sorprendiera durante el descenso. La alegría fue inmensa al conseguir pisar el techo de Turquía y superar un reto más en el seno del club.

Ningún indicio del Arca de Noé
Aunque lograron su objetivo principal no consiguieron otro con el que viajaban: encontrar el arca de Noé. Según el Libro del Génesis, cuando el diluvio universal finalizó, el arca construida por Noé y su familia se quedó en este monte, aunque los lucenses no encontraron ninguna pista sobre ella. "Estaría bien si fuéramos arqueólogos, pero allí teníamos suficiente con lo que estábamos pasando", bromeó Mosquera.

La del monte Ararat se trata de una hazaña más del club lucense, que ya fue dejando mini-murallas en el Kilimanjaro, en el Gran Atlas o en el monte Elbruz. Los próximos destinos a los que se enfrentan los miembros de este club son un trekking en los Anapurna de Nepal o el ascenso al Aconcagua, previsto para el año 2011.

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