Cualquier sueño nace desde la base. No existe mejor sustento que el reconocimiento de los tuyos, porque Lugo nunca sería el mismo sin el Club Baloncesto Breogán y viceversa. Ambas historias están ligadas a una idéntica forma de ser. A unos valores que se enraízan en lo más profundo del corazón local. Lugo es de sangre azul. Celeste para más señas.
Generación tras generación, este binomio ha superado las barreras del tiempo para situar de nuevo en la punta de lanza competitiva al equipo del corazón de león. Dentro del Pazo el grito es unánime. Los equipos de categorías inferiores forman una parte de la masa social lucense que invita al optimismo, porque al igual que en un partido de benjamines las reglas del juego mandan que el vencedor se decida bajo ambos aros, pero siempre bajo el condicionante del soporte de los aficionados de cualquier edad.
El deporte hace distinciones entre lo improbable y lo imposible. Improbable porque cualquier cosa puede suceder durante los cuatro periodos entre dos equipos rivales e imposible porque son las situaciones donde el Breogán rompe con las estadísticas y los vaticinios. Y siempre, bajo cualquier situación, con la variable de la afición como eje fundamental. Todos suman, y ahora es el momento para que se unan el presente con el futuro del baloncesto lucense.
