La ACB debe esperar

El partido del Breogán ante el Joventut fue suspendido por un problema con los marcadores

Las mesa y Lázare, en el centro. J. VÁZQUEZ
photo_camera Las mesa y Lázare, en el centro. J. VÁZQUEZ

Los aficionados del Breogán se quedaron este domingo con las ganas de volver a disfrutar de la ACB. El partido ante el Joventut tuvo que ser suspendido por problemas con el marcador y los relojes de posesión del Pazo. 

El regreso a la máxima competición, que debía producirse a las 17.00 horas, estuvo pendiendo de un hilo durante unos 40 minutos hasta que por la megafonía del pabellón se anunció, entre abucheos del público, que el partido no se podía disputar. 

Las gradas despidieron a los jugadores con aplausos. Y es que el templo celeste presentaba un ambiente insuperable, con una afición que tuvo que hacer incluso cola para acceder al pabellón y que, una vez dentro, se desgañitaba para animar a los suyos. Eso, hasta el jarro de agua fría que supuso el aplazamiento de un encuentro que se antojaba histórico para la parroquia breoganista.

Foto ACB

En pretemporada no hubo fallos
La tecnología que había funcionado en el último amistoso de la pretemporada, ante el Montakit Fuenlabrada, falló en el primer partido oficial de la temporada, que tenía que haber comenzado a las 17.00 horas.

Primero fueron los videomarcadores y, posteriormente, los relojes de posesión los que fallaron e impidieron que el Breogán volviera a jugar un partido de la Liga Endesa doce años después.

Los videomarcadores se restablecieron con un cuarto de hora de retraso, con los dos equipos calentando en la pista, pero los problemas técnicos no acabaron de solucionarse.

Cuarenta minutos después de la hora a la que tenía que comenzar el partido, por la megafonía del Pazo se pidió disculpas a los aficionados antes de anunciar la suspensión del partido sine die.

Los 4.500 aficionados que estaban en la grada protestaron con silbidos la suspensión del partido, pero abandonaron el pabellón al grito de "Breogán, Breogán".

Los seguidores lucenses se quedaron con las ganas de volver a disfrutar de la Liga Endesa tras doce años de ausencia, desde el descenso que sufrió en Cafés Candelas Breogán en 2006

Pasaron 4.523 días desde el último partido del conjunto lucense, entonces con el nombre de Leche Río, en la máxima categoría del baloncesto español, un poco más aún, 4.530, en la ciudad gallega, que no acogía partidos de la ACB desde el 7 de mayo de 2006.

Comentarios