El deporte lucense corona a Adrián Ben

Directamente desde Doha. Casi sin tiempo para deshacer el petate en Viveiro. En realidad solo ha pasado una semana desde la hazaña. Ahí está Adrián Ben, elegido por los lectores de El Progreso como ganador del premio al Mejor Deportista Lucense del año 2019, sin lugar a duda su año, aunque su deseo es que sea solo el primero de muchos en el futuro inmediato.

A sus 21 años, el joven mediofondista lucense es una gran realidad dentro del siempre complicado y ultracompetitivo mundo del atletismo español, europeo y mundial. Tras años de infancia formándose por las pistas de Lugo, y de Galicia, para forjarse durante duros inviernos por embarrados circuitos de cross, aparece ahora Adrián Ben como la nueva esperanza del mediofondo español, una prueba un tanto alicaída últimamente y que fue casi una religión antaño.

El joven deportista de Viveiro es, hoy por hoy, el más aventajado de los mediofondistas españoles, una tradición que empezaron hace casi cuarenta años gigantes como José Luis González, subcampeón del mundo de 1.500 en Roma 1987, como José Manuel Abascal, bronce olímpico en los míticos Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, o el acabose, como el oro olímpico en 1992 en Barcelona, el del soriano universal Fermín Cacho, un hombre por otro lado con buenos contactos por Lugo.

Son muchos los boletos que hacían de Adrián Ben un candidato potente y serio en estos premios. Lo rozó ya hace un año. Ahora su triunfo ha sido una especie de una nueva hornada de jóvenes deportistas, llenos de futuro, una nueva generación que comenzó un año antes el ganador del premio, el campeón del mundo de motocross Jorge Prado, sempiterno candidato a este tipo de galardones, tanto como en sus carreras sobre el Mundial.

Junto a ellos aparece el resto de posibles ganadores, la también atleta Saleta Fernández, la jugadora de baloncesto Esther Castedo o la de voleibol Majo Corral. Lo dicho, toda una revolución. Gozosa y pacífica revolución la del deporte lucense.

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