Construir un búnker para proteger la retaguardia y asegurar que el equipo pueda puntuar en cada partido. Mantener la portería a cero no solo será tarea de Lucas Díaz y Gonçalo Tabuaço, será una tarea compartida con el resto del equipo, en el que la defensa tendrá un papel preponderante en anular a los ataques de los rivales del Lugo en el Grupo I de la Primera RFEF.
Para crear una barrera casi inexpugnable, la dirección deportiva del Lugo, encabezada por David Peláez, buscó en el mercado futbolistas experimentados, con un amplio conocimiento de la categoría de bronce del fútbol español y con un rendimiento de probada eficacia. A esos mimbres que aportarán su conocimiento futbolístico se unen dos canteranos que pelearán por devolver con réditos la confianza mostrada por Pelaéz y Munitis. Andrés Castrín y Carlos Torrado contarán con la oportunidad de demostrar que su pase al primer equipo desde el Polvorín es una apuesta segura.
El joven central de Riotorto ya enseñó en Segunda División de lo que es capaz. Fue importante en el tramo final, donde contó como uno más para el entrenador Íñigo Vélez. Saltó al césped en siete ocasiones con el Lugo y demostró que no solo era un central de futuro, sino también de presente para el club rojiblanco.
A Castrín nunca le vino grande la categoría. Siempre demostró carácter, buenas maneras, fortaleza y buena colocación. Se comportó como un veterano, por lo que el reto de formar en la Primera RFEF no le vendrá grande.
Torrado todavía debe dar ese paso. No contó la pasada temporada para el primer equipo, pero su trabajo en el Polvorín y su fortaleza física convencieron a Munitis para guardarle un sitio como complemento de Carlos Julio en el lateral derecho. Velocidad, potencia y capacidad para recorrer toda la banda. Esas son las virtudes de un carrilero de futuro.
El canterano rojiblanco partirá por detrás de Carlos Julio, un lateral con muchos partidos a sus espaldas en la élite pese a contar con 29 años.

Formado en la prolífica cantera del Villarreal, comenzó su carrera profesional en el filial del club castellonense, con el que jugó en Segunda B. Pasó por el Marbella antes de recalar en el Mirandés, con el que ascendió a Segunda División y con el que disputó 41 puntos en esa categoría.
El año pasado Carlos Julio militó en el Atlético Baleares, desde donde llega al Lugo para ser protagonista en el carril derecho, el que defender con orden y poder llegar a línea contraria para centrar en ataque.
En el otro costado, David Peláez encontró en el mercado a dos carrileros zurdos: Alberto López y Javi Vázquez.
López, que llegó a debutar con el Málaga en Primera División, ha sido un habitual de la Segunda B, la Segunda y la Primera RFEF. Pasó por el Mallorca B, Atlético Malagueño, Granada B —donde coincidió con Peláez— y el Murcia, de donde procede.
Con los grana, un club que rozó el play off de ascenso la pasada campaña, disputó 24 encuentros. Ahora podrá demostrar en el Lugo su capacidad para cerrar su carril en la izquierda del Ángel Carro.
Por su parte, Vázquez llega desde el Ibiza, donde salió al verde en 34 encuentros en Segunda División. Su juventud, 22 años, no lo hace ser un novato en el fútbol profesional, en el que ha estado en el Sevilla B, el conjunto balear y el Rácing de Santander.

En el centro de la defensa, el Lugo suma veteranía a la juventud de Castrín. Lo tiene con la in corporación de Gorka Pérez, César Morgado y Bernardo Cruz.
Los tres saben a la perfección cómo es la Primera RFEF. Los tres tienen un buen puñado de temporadas en la tercera categoría del fútbol nacional e incluso, como en el caso de Cruz, también en Segunda División.
El zaguero cordobés ya sabe qué es jugar en el Ángel Carro, ya que vivirá su segunda etapa como rojiblanco. En el club ya saben su compromiso y su fortaleza, buen juego aéreo, colocación y contundencia en el centro de la defensa.
También cuentan con esas mismas señas de identidad Pérez y Morgado. La fortaleza y la contundencia, la inteligencia para la estrategia y la colocación sobre el césped les permitirá a los zagueros brillar a las órdenes de Pedro Munitis.
Tendrán que ser líderes y gozarán de un protagonismo en un equipo que se construirá desde atrás hacia adelante. Porque el preparador cántabro dejó claro que la seguridad atrás es innegociable y que mantener la portería impoluta será una tarea clave para el rendimiento colectivo y el cumplimiento de los objetivos.