La defensa de las conquistas o cómo el deporte lucense se reinventa

Breogán, CD Lugo, Ensino y Emevé comienzan 2019 con al difícil meta de al menos mantenerse en el merecido estatus en el que está este año que finiquita

Salva Arco y Carlos Pita
photo_camera Salva Arco y Carlos Pita

DEFENSA. DE-FEN-SA. La defensa de una conquista. La palabra será un mantra —mejor dicho, será el mantra— para el deporte en Lugo durante los próximos doce meses. Al menos hasta junio y su lejano y deseado verano (llegará). Después de un año 2018 inolvidable para el deporte lucense, especialmente en lo que se refiere a los deportes de equipo —también los individuales: ahí está Jorge Prado—, el 2019 comienza con la continuidad, mantener por lo menos lo conseguido durante el pasado. Lo dicho, la defensa de la conquista. Nada menos.

Es el caso del Cafés Candelas Breogán. Después de la larguísima travesía por el desierto de doce años, que para muchos fueron doce siglos, el histórico club lucense vio la luz el 13 de abril de 2018 y consiguió el ascenso a la Liga Endesa, la máxima categoría del baloncesto español, lugar de donde nunca debería haberse marchado. Y en ello está. Defender la conquista. Puede parecer muy poco. En parámetros deportivos es mucho. Sobre todo si uno —o unos, muchos unos— no se olvida de quién es uno y de dónde viene.

El breoganismo sabe perfectamente de dónde viene: de interminables viajes por la LEB Oro (la de Melilla, por ejemplo, era una tradición), las noches de viernes pegado a la canasta, derrotas ominosas, victorias pírricas y siempre, año tras año, empezar desde la salida de la empinada cuesta cuando unos meses antes uno ha llegado hasta la cúspide de la montaña para inmediatamente despeñarse cual Sísifo baloncestístico. Sí, siempre que el Breogán, el breoganismo, recuerde de dónde viene estará más cerca de mantenerse en la gloria que es la Liga Endesa. Y eso parece que en las últimas semanas de diciembre de 2018 los jugadores han sintonizado la emisora de la defensa, una defensa que suele ser el mejor ataque, el ataque hacia donde el club no debe marcharse más.

No hay más horizonte para el equipo celeste que aparecer el próximo mes de julio entre el grupo de 18 elegidos que formarán parte del calendario de los equipos participantes en la temporada 2019-2020. Centrarse en esa empresa, si además con algún fichaje que dé un salto de calidad mejor que mejor, sin pensar en nada más debe ser el objetivo de un club que va por el camino correcto después de años de singladuras confusas, también de dolorosas derrotas —ay, aquella eliminación por el ascenso en Ourense—. Por supuesto, para ello es necesario algo de baloncesto, lo suficiente. Pide poco el breoganista y, a la vez, pide mucho.

Y en la misma situación viven en este momento los demás equipos deportivos de Lugo, los que acaban de regresar hasta la máxima categoría, como el Durán Maquinaria Ensino o el Emevé femenino; los que llevan años en las alturas, como el Club Deportivo Lugo o el Pescados Rubén FSF, o los que buscan un salto de calidad, caso de Emevé o Pescados Rubén, equipos masculinos ambos por cierto. La empresa para el Lugo es, de nuevo, una hazaña que dura ya siete años. Desde que en 2012 el conjunto rojiblanco regresó a su plaza en Segunda División ha vivido de bonanza. Sin apreturas deportivas (las económicas para una entidad tan modesta es otra cosa) el Lugo es ya un clásico de la división de plata del fútbol nacional. Este año, sin embargo, hay turbulencias en el viaje y todo apunta a que toca sufrir, algo inédito en estos años de vacas gordas por el Ángel Carro. Como en el caso del Breogán, ahora el equipo parece que ha rectificado en un buen mes de diciembre y con Alberto Monteagudo al frente la nave camina hacia el puerto de la permanencia. Para conseguirlo el equipo necesita alguna ayuda en forma de refuerzo en la zona más floja hasta ahora de las líneas del equipo, la delantera. Está claro que una defensa te permite cubrir los objetivos; la delantera te deja vivir con tranquilidad.

Si la empresa es colosal para los equipos, ¿qué se puede decir de Jorge Prado, nada menos que campeón del mundo de motocross? Estar ahí ya es un triunfo, ganar es una hazaña, repetir te convertirá en una leyenda. El piloto lucense ya trabaja duro para mejorar lo conseguido los últimos años.

Repetir el título mundial y, con ello, subir de categoría son los objetivos de Prado en este 2019 que comienza, un año por lo demás de transición a nivel general. Por supuesto, continúan las competiciones habituales de cada año (Ligas, competiciones continentales, Tour de Francia...), pero no aparece a la vista ningún torneo de campanillas salvo el Mundial de baloncesto, que arrancará por China a finales de agosto. Si no cambia nada, la de las pistas del extremo oriente, este año en China o el que viene en Tokio, en los Juegos Olímpicos de 2020, será la despedida definitiva del gran Pau Gasol con la selección española de baloncesto, con la que tanto ha ganado. Se le echará de menos. 

Otro a quien se le va a echar de menos es Fernando Alonso, que después de 17 años en la élite del automovilismo mundial, la Fórmula 1, asimila estos días un cambio radical en su vida. Se acabó en Abu Dabi hace poco más de un mes la rutina de años y años por los circuitos del mundo a bordo de unos bólidos de tecnología punta. Se acabaron los entrenamientos, las ruedas de prensa, las carreras, con lluvia, sol abrasador, humedad, viento o carreras nocturnas... Fernando Alonso ya no está en el Mundial de Fórmula 1. Lo hizo motu proprio y deja un vacío imposible de ocupar. Para los seguidores pero también para los detractores. El automovilismo español se queda sin referencia, con Carlos Sainz como único superviviente, ahora bajo el pabellón de la alicaída escudería de McLaren. El tiempo no se para y los grandes del deporte español en el comienzo del nuevo siglo empiezan a retirarse. Así es la vida.

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