Romper el mal fario de la continuidad en el banquillo del Lugo. Imponer la lógica de un modelo que funciona para prolongar en el tiempo la presencia de un entrenador más de una temporada en la era Tino Saqués. Ser la excepción de los últimos tres años para completar una temporada tranquila, dejar huella más allá de una salvación milagrosa y desarrollar su propio estilo en el Ángel Carro. Esos serán los retos de Rubén Albés, en cuanto el técnico vigués estampe su firma en una renovación de contrato muy cercana.
Desde la salida de Quique Setién, el Lugo no ha tenido un técnico dos temporadas completas. Solo Luis César Sampedro en su primera etapa y Francisco Rodríguez dirigieron al equipo los 42 partidos de una campaña. Sin embargo, ninguno de los dos quiso continuar en el club y ambos salieron por decisión propia. Además, cuando el club decidió apostar por un preparador que había concluido con éxito la campaña —Eloy Jiménez y Juanfran— no pasaron del mes de diciembre en el cargo. Esta tendencia es la que espera romper Rubén Albés, si se confirma su más que esperada renovación.
El entrenador olívico llegó al Lugo con la misión de salvar a un equipo que estaba al borde del descenso. Optó por adaptarse al juego que mejor había funcionado al vestuario, aunque no fuera el que él había empleado a lo largo de su carrera. La próxima campaña tendría el tiempo, la situación y la plantilla adecuada para jugar como desea y a parte del grupo ya sabedor de la forma de dirigir del vigués.
Tener más balón, apostar por la incorporación del juego ofensivo más allá del juego directo, adelantar el bloque para presionar arriba y transitar con más frecuencia en terreno rival son varias de las claves que se pueden ver en el Lugo de la próxima campaña si continúa Albés.
Con los siete partidos de la pasada campaña, el de Vigo ya contaría con un mayor conocimiento de la Segunda División, del entorno lucense y del propio club. Albés no quiere ser Eloy Jiménez o Juanfran, espera tomar el camino que marcó Setién en el pasado rojiblanco.
