Ciclismo de noviembre; crónica del paso de la Vuelta por el sur de la provincia

El pelotón voló en dirección a Ourense, tal vez para quitarse el frío de encima, y acabó durante un rato con la normalidad de un típico día otoñal
El pelotón, a su paso por Monterroso. EP
photo_camera El pelotón, a su paso por Monterroso. EP

"Noviembre, vaya mes de mierda". Jacques Anquetil odiaba noviembre. El primer hombre en ganar cinco veces el Tour de Francia y las tres grandes vueltas prefería el verano, el sol, el calor... el tiempo del ciclismo, en el que reinó como pocos lo han hecho a lo largo de la historia.

Noviembre no es mes para andar en bici y no hace falta ser Anquetil para saberlo, pero la pandemia por la que pasa el planeta ha cambiado hasta el calendario y fue este miércoles, en pleno corazón del otoño, cuando la Vuelta visitó el sur de la provincia de Lugo.

Había dos alternativas para recibir al pelotón a estas alturas del año: sol y frío, o lluvia y menos frío. Salió cara y la etapa discurrió sobre carreteras secas y a toda velocidad, que es la mejor manera de entrar en calor.

Cuando pasa eso, cuando el pelotón se adelanta al horario previsto, el público corre el riesgo de perderse el espectáculo, pero no fue el caso. El que tiene libre la mañana de un miércoles de noviembre para ver pasar la Vuelta se planta al borde de la carretera con tiempo. No es cuestión de perderse las pocas cosas que pueden pasar en la mañana de un miércoles de noviembre.

2020110517014630700Las autoridades, como es lógico, no quieren aglomeraciones para ver pasar el pelotón, pues es más importante la lucha contra el virus que la que protagonizan Roglic, Carapaz y Carthy por hacerse con la Vuelta, pero el sur de la provincia se echó a la calle ayer; a la hora del vermut en la zona de A Ulloa, y a la de comer por la de Lemos. Fue una inyección de vida a una fría mañana otoñal.

Guntín, Monterroso, Antas, Chantada, Escairón, Monforte y Ferreira de Pantón vieron pasar a un pelotón con prisa por llegar a Ourense, o simplemente con ganas de quitarse el frío. La etapa hubiese lucido más de haberse celebrado, como estaba prevista, hacia el final del verano, pero el coronavirus manda, así que los aplausos fueron menos, también porque las manos en estos tiempos están ocupadas en sostener el móvil que inmortaliza el momento.

No se puede saber qué piensa Jacques Anquetil de este ciclismo de noviembre porque hace mucho que murió, en 1987, y por supuesto en el mes de noviembre, vaya mierda de mes. Pero ya poco importa. En estos tiempos de pandemia hay que aprovechar cada rayo de luz y ayer buena parte de la provincia de Lugo disfrutó del colorido de un pelotón que pasó como un rayo para dejar que el otoño siga transcurriendo con total normalidad.

Comentarios