Renato Cesarini no jugó de rojiblanco. Lo hizo como bianconero y como azzurro, con la Juventus y la selección italiana. Renato Cesarini era bien conocido a principios del siglo XX por ser decisivo cuando los partidos estaban moribundos, cuando el silbato se acercaba a los labios del árbitro y cuando cualquier gol podía ser fundamental para el resultado final. Siempre efectivo en ese espacio, los últimos minutos de los encuentros de fútbol se conocen como la Zona Cesarini. Si el italiano jugase hoy en Segunda División lo haría en el Lugo, que ha dominado esa franja temporal de los partidos como pocos en este inicio de Liga.
Porque al Lugo ser efectivo en la Zona Cesarini le ha valido cuatro puntos en estos cinco partidos del curso. Neutralizó 0-2 en Oviedo en el primer duelo de la competición y remontó un 1-2 ante el Huesca en el Ángel Carro el pasado lunes. Anotó cuatro tantos en dos partidos en el último tramo.
La estrategia fue decisiva para brillar en el cuarto de hora final. Dos de esos cuatro tantos se consiguieron a balón parado.
En el Carlos Tartiere, el Lugo, que había recortado distancias por medio de Carrillo al recoger un rechace del portero a tiro de Lebedenko en el minuto 78, consiguió el 2-2 con un penalti -por mano de un zaguero carbayón dentro del área- transformado por Joselu en el minuto 89.
Contra el Huesca. con 1-2 en el electrónico, una falta forzada por Chris Ramos en el pico exterior del área aragonesa la botó Carlos Pita. El meta Andrés Fernández falló al blocar la pelota y Manu Barreiro metió el pie para anotar el 2-2 en el minuto 83. La remontada la firmó Jaume Cuéllar en el 86 tras una contra llevada por el propio Barreiro y Chris Ramos.
La efectividad del Lugo en la Zona Cesarini demuestra que el conjunto de Rubén Albés llega al tramo final en mejor condición física que su rival, que los cambios efectuados por el técnico vigués fueron clave para sacar puntos y que el equipo mantiene fe.
Cartagena será este sábado (21.00 horas) una nueva parada de un equipo hábil al final.
