El piloto lucense Pedro Pardo, un campeón con hándicap

La joven promesa conquista el campeonato de Galicia de cadetes pese a una
gran desventaja: a sus 11 años mide y pesa más que cualquier participante de su categoría
Pedro Pardo. EP
photo_camera Pedro Pardo. EP

El lucense Pedro Pardo llamó la atención de todos cuando hace dos semanas conquistó el campeonato de Galicia cadete de kárting. Destacó, como siempre, por su conducción, esa que le ha hecho famoso dentro de su categoría, pero también por algo que salta a la vista cuando entra en los circuitos: su estatura y su peso. Y es que a sus once años, este chantadés tiene dificultades para maniobrar los karts de su categoría por un físico que no se corresponde con su edad: 59 kilogramos y 1,61 metros de estatura. "Tiene mucho mérito porque va ocho kilos pasado", es un niño muy grande", dice su padre, Manuel Pardo, que mide 1,91, la altura que acabará teniendo, casi con total seguridad, su hijo.

Tanta es la desventaja –6,5 kilos de media más con el resto de sus competidores– que en algunas carreras lo ha sufrido demasiado. La resistencia al aire, en su caso, es mucho mayor que la de sus competidores, algo que le resta velocidad en las rectas. ¿Cómo lo suple? Con una destreza al volante que no tiene nadie de su categoría. "Lo mejor de su conducción es en mojado", reconoce su padre, también mecánico y entrenador. "Lo entrené en lluvia con ruedas de mojado y el coche se le iba mucho, pero a propósito para que cogiera manos. De ahí la habilidad que tiene, en lluvia es donde se siente más cómodo".

Como los grandes pilotos de Fórmula 1, Pedro Pardo se crece ante la adversidad, allí donde el resto de los mortales sufre y levanta el pie del acelerador. Esta confianza le llevó a ganar seis de las siete carreras del campeonato gallego –lo forman diez, pero no pudo participar en tres–, algo que le bastó para hacerse con el título. "30 de sus puntos llegaron solo en pole position, que lo consiguió en seis carreras", recuerda Manuel.

Una desventaja, la física, que se suma a la de utilizar un coche amateur que arregla su padre, mecánico improvisado desde hace dos años. "Decidimos ir a nuestra manera y de momento nos ha ido bien, porque compite contra profesionales y es el mejor", acaba.

"El deporte de motor es caro"
Manuel Pardo reconoce que un chasis como el que utiliza su hijo puede valer "en torno a 6.000 euros si es nuevo, a lo que hay que añadir un motor que no baja de los 600 euros". En su caso, compran chasis y motores usados que van adaptando y arreglando en los entrenamientos.

Gaiteiro y estudiante. Pedro Pardo es la sensación de los circuitos no solo por su habilidad al volante. Su destreza con la gaita es ya conocida —la toca cada vez que sube al podio— y, además, es un gran estudiante. "No baja del notable. Si hay malas notas, no hay coche".

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