68-69. El Breogán muere en la orilla

El equipo celeste dispuso de un último tiro para ganar el encuentro, pero Momirov falló desde la bombilla. El Obradoiro se lleva la Copa Galicia y rompe su serie tras encadenar cinco derrotas ante los celestes

Anthony Polite, durante el encuentro ante el Obradoiro. SEBAS SENANDE
photo_camera Anthony Polite, durante el encuentro ante el Obradoiro. SEBAS SENANDE

Breogán, Breogán, Breogán, atronó con entusiasmo el Pazo tras el pitido final. En verdad no dejó de hacerlo durante todo el encuentro. No, no ganó el conjunto celeste, aunque tuvo la última posesión para hacerlo. Infelizmente, Momirov erró un tiro cómodo desde la bombilla y selló la suerte del choque.

El Obradoiro rompe de esta manera una racha de cinco derrotas contra el Breogán y se llevó la Copa Galicia, primer título oficial en juego. Es la décima en sus vitrinas.

El choque fue vigoroso y equilibrado, como no podía ser de otra manera en un derbi. El Río Breogán mostró su mejor cara defensiva en lo que va de pretemporada, tanto en agresividad como en minimizar las pérdidas pero, una vez más, su talón de Aquiles estuvo en el ataque estático, con muchos problemas en general para generar ventajas.

El partido arrancó bajo el guion previsto. El Breogán enseñó las garras con una gran intensidad defensiva, presionando al conductor de la pelota, bloqueando las líneas de pase y cargando bien el rebote. Moncho Fernández se vio obligado bien pronto a solicitar tiempo muerto (minuto 5), tras un triple de Sisko que ponía el 8-2 en el marcador. Pero el Obradoiro volteó la contienda a falta de dos minutos aprovechando el desacierto ofensivo celeste (8-12). Mrsic paró el partido, naturalmente. Aun así, el conjunto santiagués mantuvo la ventaja (12-16) gracias a la buena muñeca de Mendoza.

El segundo cuarto empezó con un triple de Juan Fernández y un estupendo 2+1 de Diouf para poner las tablas de nuevo (18-18). En el minuto 13  los árbitros descalificaron al entrenador croata Veljko Mrsic por doble técnica, lo que propició una monumental bronca en el Pazo. El Obradoiro cogió una considerable ventaja (20-27) tras anotar cuatro tiros libres consecutivos, dos de Muñoz por las técnicas y otros dos de Blazevic por la falta previa al suceso.

El ambiente en las gradas se enrareció, con protestas continuas, especialmente en una clara antideportiva de Washington no señalada. En este contexto de altas pulsaciones, el Breogán se movió mejor y fue acortando la desventaja a falta de tres minutos (26-29). Pese a sus modestos porcentajes de tiro 5/23 en tiros de 2 y 3/11 de 3, el Breogán llegó al descanso tan solo dos puntos por abajo (29-31). La receta: defensa, garra y energía.

El tercer período comenzó bien para el Breogán, que por fin pudo correr. Cuatro puntos de Sisko y otros seis desde el poste bajo le permitían voltear el marcador 39-36, minuto 24. Pero en el ataque estático seguía estando espeso. Además, Blazevic hacía daño en la zona celeste, sin Sajus en pista. El lituano anotó 10 puntos en este cuarto. Así, se llegó a un último cuarto que se presumía tan apasionante como igualdado (51-50).

El arranque de los celestes fue espectacular. Una gran canasta de Fernández tras un rebote ofensivo y dos triples, uno de Diouf y otro de Jogela, abrían una fisura de nueve puntos en dos minutos de furia (59-50). El Obradoiro se intentaba aferrar al gigante Pustovyi en la pintura y a la mano de Trinkle, pero el Breogán ahora se gustaba. Tras un par de malas decisiones en ataque, el Obradoiro apretó de nuevo el marcador (63-60, m. 37).

Varela paró el choque a 1.41 del final con empate a 65. Llegaba el momento de la verdad. Washington perdió la bola tras pisar la línea pero el Breogán desaprovechó el ataque. Blazevic, MVP del partido, palmeó un balón y puso dos arriba a su equipo a falta de 18,1 segundos. Un triple de Jogela le devolvió la ventaja a los celestes a falta de 12 (68-67). Tiempo muerto de Fernández, Pazo enfervorezido, falta sobre Washinton y otra vez uno abajo. Última posesion para el Breogán a falta de 5,8 segundos y falla Momirov desde la bombilla. C’est fi ni; se murió en la orilla.

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