Albés: "Lo más difícil fue la venta de Valentín, pero fue una operación redonda"

El técnico vigués abandona el Ángel Carro como un ídolo. Salvó al Lugo de manera milagrosa nada más aterrizar en el club y logró una permanencia holgada, con buen fútbol, en su segunda temporada
Rubén Albés, en el Ángel Carro. ARCHIVO
photo_camera Rubén Albés, en el Ángel Carro. ARCHIVO

Albés deja el Lugo en busca de nuevos retos, pero se va como un albivermello más. Su sueño es volver al Celta, tomar las riendas del primer equipo, ganar un título y ser profeta en su tierra.

¿Se sienta en la mesa de Quique Setién y Francisco Rodríguez, los dos mejores entrenadores de la historia reciente del club?

Al final todos los entrenadores, independientemente de que hayan tenido más o menos éxito en el Lugo, somos compañeros de profesión. Me lo llevo a lo menos literal y a lo más real y sería bueno siempre compartir espacio con esos entrenadores. Todos deseamos tener éxito en un club profesional. El éxito o el no éxito no es lo único que marca tu nvuiel como entrenador.

A nivel de grada, los cánticos que le dedican son los que le dedicaban a Setién, que en Lugo es una especie de semi Dios.

Si, me he sentido muy querido en Lugo desde el principio. Ayudó la situación milagrosa que tuvimos la primera temporada y con un fútbol que enganchó a la gente. Cuando el resultado es escuchar tu nombre entre el público uno se siente orgulloso.

No se hubiera quedado ni aunque le secuestrara el público.

No es una cuestión de eso. Los ciclos al final se abren y se cierran. Es importante llegar y salir en los momentos adecuados, y cuando uno siente que hizo todo lo posible para que el equipo funcione, para que la afición sienta orgullo, es un buen momento para hacerlo. Lo dije varias veces, me siento muy lucense, muy del Lugo, me he sentido identificado con la ciudad y su gente. Eso quedará para siempre. 

Siempre ha comentado el estrés que vivió la temporada pasada. ¿Cómo vive un entrenador esos momentos, que no puede fallar en ningún partido?

Muy responsabilizado. Ser gallego me responsabilizaba incluso más, un club con tanto tiempo en Segunda, prácticamente el decano de la categoría en ese momento. Se te pasa por la cabeza que puedes ser tú quien lo descienda, pasar a la historia desde un punto de vista negativo y más siendo gallego porque la vinculación que tengo con mi tierra te genera ese estrés, esa responsabilidad. Me gusta asumirlo, si no no me gustarían los retos, pero confío en mi trabajo, en los futbolistas y sabía que lo podíamos conseguir, independientemente de que fue una batalla difícil.

¿Cómo preparó a un grupo que estaba prácticamente hundido a nivel mental, a nivel futbolístico, para ese éxito?

Simplemente que volvieran a sentirse los futbolistas que eran. Era una plantilla que podía salvarse porque lo habían demostrado durante la temporada. Lo más complicado es recuperar autoestima, volver a sentir la capacidad para ganar partidos. Introducimos dos matices tácticos necesarios y después un vestuario que tenía determinados líderes que fueron capaces de soportar esa presión.

¿Cuántos años le quitó la final de Vallecas?

Pues no lo sé, pero creo que disfruté más el partido de Vallecas, independientemente de que era lo que era, que otros partidos como el Mirandés o el Albacete, a los que llegábamos con más dudas. Yo sentía que ese día a nuestra manera íbamos a poder sacar el resultado y salvarnos. Sí lo creía realmente, tenía el convencimiento, y creo que los futbolistas también.

Aquella parada de Cantero fue casi un milagro. Habría sido sido muy triste que hubiera bajado el Lugo por un autogol de Seoane.

Sí, al final alcanzamos un punto de energía tan positivo que solo nos podían pasar cosas buenas. Ese momento fue así, te tiran pero vamos a ganar este partido. Hubo otros partidos que sentí que nuestra energía no era la adecuada. Pero ese día llegamos muy bien, incluso jugar contra el Rayo fuera de casa nos reducía la presión porque nadie contemplaba la posibilidad de que nos podíamos salvar. Lo normal es que el Lugo descendiera, y todo eso redujo el nivel de presión.

Este año mucho más tranquilo. ¿O no? Quizá solo lo ha sido desde fuera.

Cada partido lo afrontamos como una final. Cada punto que sumábamos nos acercaba a la permanencia. Es cierto que ha sido una salvación cómoda desde el punto de vista de los resultados, porque tuvimos dinámicas positivas. Lo máximo sin puntuar fueron dos partidos seguidos…el equipo nunca estuvo mal emocional o futbolísticamente. Tuvo una línea de continuidad de que lo más probable era puntuar y eso da tranquilidad.

¿La prensa subestimó el potencial de la plantilla?

Siempre digo lo mismo, cuando se hacen valoraciones previas a la competición…en todas estábamos muy abajo. Luego llega el momento del fútbol, los jugadores y los equipos evolucionan y estos futbolistas han evolucionado mucho. Sobre todo los que menos experiencia tenían. A través de mucho trabajo, eso sí. Si ahora preguntas a la gente por el nivel de nuestros futbolistas, la visión es mucho más positiva de lo que era a principios de temporada. 

¿Qué fue lo que complicó más la temporada?

Es evidente, el hecho de que la buena operación económica que se hizo con Gerard Valentín, porque se hizo desde un punto de vista económico y fue operación redonda, fue una preocupación porque perdíamos a uno de los más importantes en lo ofensivo. Cómo resolverlo porque era un equipo que jugaba fundamentalmente para las virtudes de sus extremos, cómo conseguir sustituirlo, fue complicado. Pero hay jugadores dieron un paso adelante como Cuéllar, Iriome ya recuperado o Sebas Moyano.

¿Qué le faltó, que le hubiera gustado tener a nivel de plantilla o de posiciones?

No me lo he planteado, si te digo la verdad. Pensar en lo que me hubiera gustado tener o pensar en el que no está disponible para un partido…primero faltas el respeto a los que están y segundo pierdes el foco y se convierte en una excusa para lo que pueda pasar. Trabajo con lo que tengo, desarrollarlos lo máximo posible, que se sientan a gusto y sean felices. Si un jugador siente la confianza del entrenador rinde mucho más. El enfoque es diferente.

¿El Lugo es un club difícil a la hora de confeccionar una plantilla?

Más allá del presupuesto no.

A nivel táctico llamó la atención a aficionados y comentaristas. ¿Cómo surgió ese esquema con ese central mediocentro?

Cuando llegamos tratamos de analizar qué virtudes y defectos tenía el equipo colectivamente, y lo mismo desde el punto de vista individual. Nos equivocamos en el primer partido que jugamos en Ponferrada la pasada temporada, pensé que podíamos hacer determinadas cosas para sacar rendimiento, me equivoqué, y a partir de ahí hicimos un paso intermedio en los partidos siguientes y llegamos al primer partido que ganamos donde nos damos cuenta de que necesitamos una estructura de cinco defensas para defender. Sobre todo en el carril central, para defender bien el área, liberar más a los jugadores determinantes en los extremos, y en fase ofensiva hemos ido evolucionando desde ese 4-3-3. Nos lo ha permitido los jugadores, su comodidad, y el hecho de tener dos estructuras que no sean simétricas, atacar de una manera y defender de otra, también dificulta a los rivales a la hora de instalar posiciones.

¿Fue difícil para los jugadores asimilar ese sistema? O como dice, quizá surgió de manera natural por sus cualidades.

Creo que surgió de manera bastante natural porque las propias características potenciaban sus virtudes. Minimizábamos algunos defectos, pero si nos vamos a matices hay mucho trabajo diario, repetición de algunas tareas. Ellos te lo pueden decir, alguna tarea estrella que hemos repetido tantas veces porque al final al final quieres que esa estructura se perfeccione hasta un punto donde prácticamente el entendimiento sea perfecto.

¿Qué jugador le ha sorprendido más a nivel de rendimiento?

No sabría decirte. Si hablas de entendimiento, Pita y Xavi en una de las posiciones más complicadas a nivel táctico eran dos jugadores ideales, de los que menos explicación necesitaban para entender una posición difícil. Y el resto de jugadores, el funcionamiento que tenían dentro de sus posiciones no era tan complejo. No requería tanto entendimiento del juego.

¿Qué jugador ha tenido la mayor evolución?

Problamemente Christopher Ramos.

De los jóvenes, ¿cuál cree que tiene más futuro y puede ser patrimonio del club?

Todos los que han estado con nosotros en este final de temporada. Todos tienen posibilidades de acceder al fútbol profesional, el camino es durísimo pero han dado ese primer paso. Señalar jugadores que van a llegar para mí es un error, las temporadas y los entrenamientos te van poniendo en tu sitio. Hay jugadores que igual hoy piensas que están cerca, en un año están más lejos y viceversa. Tienen las capacidades para poder jugar en fútbol profesional, pero dependerá de ellos.

Es una pena que ya no tengan a tres referentes como los tres capitanes.

Las tres leyendas han hecho un trabajo más allá de lo deportivo brutal, dentro del club y sobre todo para los que llegan, transmitiendo los valores del club, a través de su personalidad ser capaces de entender esta profesión tan bonita, de respetarla, que es lo más difícil. Pero ya hay otros en esta plantilla, porque están Campabadal, está Xavi Torres, está Roberto Canella, está Manu Barreiro…si siguen en el club, que sería lo más normal, ya conviven con eso y serán grandes referentes para los jóvenes.

¿Se sientes un privilegiado por haber vivido la despedida de esas tres leyendas, como dice, de un club que aunque sea pequeño no deja de ser importante en el fútbol español?

Sí, siento el orgullo, pero más que de la despedida, de haber convivido con ellos, de charlar en el día a día con ellos, conversaciones más allá de lo deportivo, hablando de fútbol, del vestuario, de cómo se sienten, viéndolos en el día a día. Más allá de la despedida que fue preciosa, inolvidable para todo albivermello y para mí, creo que lo más bonito es haber convivido durante tantos días con ellos.

¿Habría tenido el mismo éxito sin ellos en el club?

Probablemente no. No sé si el éxito depende del entrenador, depende de los futbolistas. Ellos han sido unos pilares muy importantes y han influido muy positivamente en la dinámica de crecimiento del equipo. Sin esos tres nunca sabríamos lo que hubiera pasado, seguramente sería más difícil.

¿Qué le falta al club para dar ese salto de la zona baja a la zona media? Como está haciendo la Ponferradiba, para intentar pelear el play off.

Crecer económicamente.

¿Institucionalmente cree que la noticia de la salida de Mauro Pérez puede afectar? ¿No debería tener el club cierta estabilidad como pasó usted en este año y medio?

No lo sé, el fútbol está tan orientado desde un punto de vista económico…sin eso es complicado crecer dentro de una categoría. ¿Cómo hacerlo? Traspasos, patrocinios, aficionado, el abonado, son muchas parcelas que pueden ayudar. El club tiene que buscar la manera de conseguir ese crecimiento.

¿Puede ser clave que la gente se incorpore definitivamente al club, que el aficionado baje más al estadio? Es quizá la tara más importante que tiene el club hoy en día.

El otro día contra Málaga es un punto de partida, fue un día precioso. Ganamos por el aficionado, hicimos un partido correcto pero ganamos por ellos. Se divirtieron, el fútbol es una experiencia, el aficionado del otro día quiere volver porque se lo ha pasado bien, pero no solo porque el equipo ha ganado, también por el ambiente y la conexión que se vivió, que fue brutal. Ser capaz de generar eso debe ser la base para construir.

Hablando de su carrera. ¿Es lo mejor para un técnico joven que empiece de entrenador en un filial?

No empecé en un filial, empecé en Tercera con varios equipos no profesionales y después recalé en Segunda B, en Valladolid y Celta B. Creo que no es muy recomendable estar muchos años en fútbol base y filiales pero es una opinión personal. Hay que probar otro tipo de dificultades porque se vive muy bien en el fútbol base, muy protegido…hay poca presión habitualmente. En el salto hacia el fútbol profesional notas que te faltan partes del desarrollo y el aprendizaje, creo que está bien trabajar en el filial pero creo que no se puede estar mucho tiempo ahí, es una opinión personal.

Rubén Albés. ARCHIVO
Rubén Albés. ARCHIVO

El salto definitivo es pasar a un club sin ser filial, enfrentarse a problemas más importantes.

Es diferente. A lo mejor el camino es a la inversa, no ha entrenado a un filial y después de cinco temporadas entrena a un filial. Al final la riqueza está en exponerte a contextos diferentes, que te generen problemas diferentes y tengas que resolverlos de manera diferente. Cuando varías de problemáticas y entornos eso te obliga a crecer para adaptarte a los nuevos entornos. La clave es cambiar y adaptarte.

¿Con el Celta B se sintió profeta en tu tierra o eso solo será cuando vuelva al banquillo de Balaídos?

Me sentí feliz, respetado. Una pequeña parte de club. ¿Profeta? Para ser profeta hay que ganar un título con el Celta. No lo digo en mi caso, lo digo para cualquiera. El día que alguien gane un título con el Real Club Celta será profeta.

En el Ucam Murcia no tuvo tanta suerte. ¿Qué faltó, que tuvieran más paciencia?

Creo que no encontramos el modelo adecuado para sacar rendimiento a esa plantilla. Es cierto que no tuvimos tiempo suficiente para encontrarlo. Pero como la parte del tiempo no depende de nosotros, el análisis interno fue que no detectamos la tecla para que el equipo tuviera rendimiento ofensivo. De siete partidos solo perdimos dos por la mínima, pero nos costaba generar todo el fútbol ofensivo para ganar más partidos.

Rumanía. ¿Cómo fue la etapa en el FC Hermannstadt?

Fue una etapa súper chula. Llegamos en una situación parecida a la del Lugo. Esa situación me sirvió para entender cómo se sentía un futbolista y un equipo en esas circunstancias. Llegamos a falta de nueve jornadas con el equipo en descenso, y empezamos parecido como en el Lugo. Perdimos los dos primeros partidos y en los siete siguientes logramos cinco victorias y dos empates, acabamos en esa Liga por no descender de segundos, la mejor clasificación de la historia del club, pero nos obligó a adaptarnos a un entorno diferente, perfil de jugadores diferentes, a una liga muy diferente…sobre todo entender qué pasaba cuando un vestuario lleva tiempo sin ganar, está en una dinámica negativa, en descenso. Cómo gestionar esas emociones y esa presión que se genera en esos momentos.

¿Fue complicado al ser en un país extranjero, por el idioma?

La verdad que no especialmente, porque tengo la suerte de hablar varios idiomas. Portugués con los jugadores portugueses, había un par de franceses, el futbolista se siente más respetado si le hablas en su lengua. Y con los rumanos en inglés. Entonces esa parte no fue complicada, lo difícil fue llegar a un sitio que necesita tantos 'inputs' en poco tiempo, porque la competición está en funcionamiento, porque no conoces la categoría, a muchos jugadores. Necesitas comprimir las horas de trabajo.

Era un club con una presidenta especial, siempre se habló mucho de eso. ¿Cómo era la relación con la presidenta y su hija, que tenían fama de ser intervencionistas, y con ese pasado de modelos?

Bueno, no eran los presidentes como tal, eran una figura representativa del club, pero después llegaron muchos iotros que llegaron con un aporte económico. Hubo problemas, el club está denunciado en la Fifa por impagos. Lo peor fue a nivel financiero, muchos problemas por impagos, jugadores sin cobrar, cuerpo técnico también. No se sabía muy bien quién tomaba las decisiones, pero en lo deportivo disfruté muchísimo.

Salir al extranjero curte a un entrenador y le hace evoluciona como persona.

Al cien por cien. Muchísimo. Primero te hace mejorar como persona, con una mentalidad más abierta, con más capacidad para ser plástico en tus decisiones es más fácil ser mejor entrenador. Sin duda.

¿Mejor jugador que haya entrenado? ¿Mejor equipo?
¿El mejor? No lo sé, he entrenado a muchos buenos. Brais Méndez, Sergi Guardiola, Dejan Drazic... he tenido suerte de entrenar a muy buenos futbolistas. De equipos ya entrené al Celta B y algún día me gustaría volver.

Darle un título no estaría mal.
Ahora solo llevo la camiseta del Celta y del Club Deportivo Lugo en España. He sido feliz en otros lados, pero he nacido siendo aficionado del club de mi ciudad y ahora del Lugo porque me hadado muchísimo a nivel profesional y personal.