Ya no solo son sensaciones. Ya no solo son esperanzas y buenos augurios, basados en la creencia casi religiosa de la grada, en la necesidad de agarrarse a cualquier cosa en momentos de dificultad. Ya no son solo palabras en ruedas de prensa, tópicos de zonas mixtas y mensajes en redes sociales. El Lugo ya tiene una realidad victoriosa a la que agarrarse en un partido de altos vuelos, de esos ante rivales directos, de esos que se mueven en el esqueleto de la zona baja. El 0-1 de El Sardinero da músculo al discurso y al fútbol de Fran Justo y confianza para un futuro que debe ser brillante para salir de la zona de descenso.
El Lugo del técnico ourensano es una realidad diferente al anterior. Su visión actual aúna la seguridad atrás con la ambición de ser protagonista cuando debe. Así se mostró el equipo en Santander: firme, con la seguridad de quien sabe que su plan es bueno, del que camina sin titubeos para alcanzar el fin propuesto. Son todavía los primeros pasos, todavía en el barro de los cuatro últimos, pero si no se tuerce el camino, el Lugo puede salir de la zona oscura para avanzar hacia al salvación.
Claridad y confianza. Fe en un discurso y en un juego proyectado desde un banquillo que modificó el espíritu lucense, que cambió la forma de encarar a un rival que en el primer tiempo estuvo a merced del plan de Fran Justo.
El Lugo no huyó de la responsabilidad de guiar el partido, de conducirlo hacia dónde deseaba, hacia su orilla, la del control con la pelota de su lado. No encontró oposición en el Rácing, un equipo plano, sin la ambición de querer jugar en terreno ajeno.
Con el mismo dibujo y once de inicio que había partido hace una semana ante el Levante, con Clavería como brújula y eje de todo, el Lugo mandó en El Sardinero.
Su presión adelantada fue efectiva para robar, su paciencia y manejo de pelota para conservar el esférico, su seguridad defensiva aguantó sin encajar y solo le faltó la eficacia para rematar en la portería cántabra todo lo bueno hecho por detrás del área local.
Esa falta de malicia de Sebas Moyano le impidió al Lugo alcanzar el descanso con la ventaja en el electrónico que había tenido sobre el césped. El cordobés tuvo dos ocasiones de esas que es más difícil errar que finalizar con éxito.
La primera en un robo de Chris Ramos que le permitió al gaditano plantarse en el área pequeña. Decidió enviar el cuero a Moyano, quien, solo en el segundo palo, chutó fuera con todo a su favor.
La segunda en una recuperación del propio Sebas, que condujo el esférico, avanzó cerca de la meta y su disparo, tímido, acabó fuera de la red.
Su perdón dejó con vida a un Rácing que fue evolucionando poco a poco, pero solo para sobrevivir, para evitar que el Lugo llegara una y otra vez. El equilibrio local envió al duelo hacia la guerra fría, esa en la que es mejor evitar un gol que buscarlo. Ahí apenas padeció el Lugo. Nada más que un disparo de Pombo bien parado por Whalley y una acercamiento de Mboula sacado por Alberto.
Chris Ramos y El Hacen, quienes no lograron impactar dos buenos centros de Loureiro, pusieron fin a un primer tiempo donde las señas de identidad de Fran Justo fueron una realidad.
Quedaba aguantar el segundo tiempo y tener la pegada que no se había tenido antes. Quedaba resistir el previsible arreón racinguista justo a la vuelta de vestuario, un mal del Lugo de Hernán Pérez que parece haber desterrado el nuevo míster. Si con el asturiano el conjunto rojiblanco se descomponía en los segundos actos, el ourensano exige solidez a sus grupos los noventa minutos.
No tuvo tanto balón el Lugo. Pero tampoco sufrió en demasía más allá de los amagos constantes de su rival. Buscó hacerse fuerte desde atrás y salir a la contra o con balones sobre Ramos. Y el cambio de guión le salió bien.
El gaditano se quedó cerca del primero en el minuto 60. Uno más tarde no perdonó. Un centro lateral de Cuéllar acabó en el punto de penalti. Ahí no llegó Parera, entorpecido por un compañero. Con el meta en el suelo y sin oposición, Chris Ramos remató de cabeza al fondo de la red.
El tanto era consecuencia del buen trabajo del primer tiempo, de la seguridad atrás del segundo y del estado de forma de un delantero en estado de gracia y al que su asociación con el internacional boliviano le debe mucho. El tanto en el zurrón hizo que el Lugo decidiera asegurar los puntos. Entregó el balón al Rácing y se preparó para sufrir.
Ni siquiera le hizo demasiada falta. Su orden y buen posicionamiento le permitió conservar el resultado ante un conjunto cántabro que solo tuvo un disparo a la madera de Pombo y un último remate en el descuento de Rubén Alves atrapado por Whalley.
El Lugo ya tiene su victoria con Fran Justo. Un triunfo soñado y pedido, que cae como agua de mayo en diciembre.
FICHA TÉCNICA
0 - Rácing de Santander: Miquel Parera; Dani Fernández, Pol Moreno, Rubén Alves, Satrústegui (Saúl, min. 72); Mboula (Alfon, min. 63), Arturo Molina (Peque, min. 84), Iñigo, Pombo, Íñigo Vicente (Matheus Aías, min. 46); Sekou Gassama (Camus, min. 72).
1 - CD Lugo: Óscar; Loureiro, Xavi Torres, Alberto, Ze Ricardo (Lebedenko, min. 63); Juanpe, Clavería, El Hacen (Carbo, min. 78); Cuéllar (Calavera, min. 78), Chris Ramos (Barreiro, min. 87), Sebas Moyano.
Gol: 0-1, m.61: Chris Ramos.
Árbitro: Sánchez López (colegio murciano). Mostró cartulina amarilla a Juanpe, Ze Ricardo, El Hacen y Calavera, del Lugo.
Incidencias: Partido de la decimoctava jornada de LaLiga Smartbank disputado en El Sardinero ante 10.451 espectadores. Los campeones del mundo júnior de patinaje artístico India Rojo, Gerardo Berciano, David Gutiérrez y César Tazón realizaron el saque de honor.