0-1. El Lugo de Fran Justo avanza firme con un triunfo sólido en Santander

El conjunto rojiblanco dominó al Rácing con y sin balón y solo la falta de acierto le impidió un duelo más cómodo. El técnico ourensano logró su primera alegría gracias a un tanto de Chris Ramos tras el descanso
La plantilla del Lugo celebra la victoria en Santander. CD LUGO
photo_camera La plantilla del Lugo celebra la victoria en Santander. CD LUGO

Ya no solo son sensaciones. Ya no solo son esperanzas y buenos augurios, basados en la creencia casi religiosa de la grada, en la necesidad de agarrarse a cualquier cosa en momentos de dificultad. Ya no son solo palabras en ruedas de prensa, tópicos de zonas mixtas y mensajes en redes sociales. El Lugo ya tiene una realidad victoriosa a la que agarrarse en un partido de altos vuelos, de esos ante rivales directos, de esos que se mueven en el esqueleto de la zona baja. El 0-1 de El Sardinero da músculo al discurso y al fútbol de Fran Justo y confianza para un futuro que debe ser brillante para salir de la zona de descenso.

El Lugo del técnico ourensano es una realidad diferente al anterior. Su visión actual aúna la seguridad atrás con la ambición de ser protagonista cuando debe. Así se mostró el equipo en Santander: firme, con la seguridad de quien sabe que su plan es bueno, del que camina sin titubeos para alcanzar el fin propuesto. Son todavía los primeros pasos, todavía en el barro de los cuatro últimos, pero si no se tuerce el camino, el Lugo puede salir de la zona oscura para avanzar hacia al salvación.

Claridad y confianza. Fe en un discurso y en un juego proyectado desde un banquillo que modificó el espíritu lucense, que cambió la forma de encarar a un rival que en el primer tiempo estuvo a merced del plan de Fran Justo.

El Lugo no huyó de la responsabilidad de guiar el partido, de conducirlo hacia dónde deseaba, hacia su orilla, la del control con la pelota de su lado. No encontró oposición en el Rácing, un equipo plano, sin la ambición de querer jugar en terreno ajeno.

Con el mismo dibujo y once de inicio que había partido hace una semana ante el Levante, con Clavería como brújula y eje de todo, el Lugo mandó en El Sardinero.

Su presión adelantada fue efectiva para robar, su paciencia y manejo de pelota para conservar el esférico, su seguridad defensiva aguantó sin encajar y solo le faltó la eficacia para rematar en la portería cántabra todo lo bueno hecho por detrás del área local.
Esa falta de malicia de Sebas Moyano le impidió al Lugo alcanzar el descanso con la ventaja en el electrónico que había tenido sobre el césped. El cordobés tuvo dos ocasiones de esas que es más difícil errar que finalizar con éxito. 

La primera en un robo de Chris Ramos que le permitió al gaditano plantarse en el área pequeña. Decidió enviar el cuero a Moyano, quien, solo en el segundo palo, chutó fuera con todo a su favor.

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