El Rayo Majadahonda logró este lunes su primer triunfo como local en la categoría de plata del fútbol español, por 1-0 ante un Lugo al que superó durante gran parte del enfrentamiento pero que le hizo sufrir en los minutos finales.
Desde el principio se vio al anfitrión crecido, gustándose con el balón en los pies ante un rival atenazado. Las bandas parecían la mejor autopista para llegar al gol y por ellas circulaban sin miedo con exceso de velocidad los majariegos.
En la izquierda nació la primera ocasión del partido, un disparo de Ruibal que fue raso y flojo tras el pase en profundidad de Enzo. El atacante se atrevió poco después al más difícil todavía, preparándose en el interior del área una chilena que se marchó a córner. Entre medias, Iza envió alto desde la frontal.
Lo mismo hizo Jona en el primer intento lucense. Verso suelto en la sinfonía coral de los locales, a los que solo les faltaba el gol. Amenazó de nuevo Ruibal con un tiro centrado pero fue otro quien finalmente obtuvo la gloria.
La jugada del gol nació en un robo de Óscar a Dongou, ahogado el camerunés por una presión de dos contra uno de espaldas a portería. Abrió Óscar al costado izquierdo y recibió Aitor García, quien enfiló en solitario hasta llegar al borde del área. Una vez allí le pegó al balón con el alma y lo puso en una escuadra. Imparable.
Del paso por vestuarios volvió otra vez enchufado el Rayo Majadahonda y solo el acierto le privó de la tranquilidad.
Dos ocasiones muy claras tuvo Ruibal y en ambas se le negó el tanto. En la primera, remató a las manos del portero después de controlar solo en el interior del área y en la segunda, falló un mano a mano tras ganar la carrera a un defensa. También se acercó Schiappacasse, que rozó el palo con un impacto cruzado.
La ausencia de pegada acabó dando vida a los gallegos. Al verse con opciones, se aventuraron en busca del empate en los instantes finales y lo acariciaron en una falta que despejó Basilio y en un lanzamiento de córner que no encontró rematador.
