Verstappen vence en Mónaco, Sainz se doctora y Alonso se queda sin puntuar

El holandés de Red Bull se hace con liderato de la clasificación general del Mundial de F1 tras su victoria de este domingo
Max Verstappen celebra la victoria sobre su monoplaza. SEBASTIEN NOGIER (EFE)
photo_camera Max Verstappen celebra la victoria sobre su monoplaza. SEBASTIEN NOGIER (EFE)
El holandés Max Verstappen (Red Bull) tomó el liderato del Mundial de Fórmula Uno tras ganar el Gran Premio de Mónaco, el quinto del certamen, disputado este domingo en las calles de Montecarlo, donde el español Carlos Sainz (Ferrari) brilló al acabar segundo, igualando su mejor resultado en la categoría reina, en la que elevó a tres su número de podios.

Verstappen lidera ahora el Mundial con 105 puntos, cuatro más que el inglés Lewis Hamilton (Mercedes), que no pasó del séptimo y minimizó pérdidas con el punto extra de la vuelta rápida. Mad Max ganó por delante de Sainz y del inglés Lando Norris (McLaren), que completó un podio de excompañeros del piloto madrileño en una carrera que el mexicano Sergio Pérez (Red Bull) –noveno en la calificación– acabó cuarto; y en la que el monegasco Charles Leclerc (Ferrari), que el sábado había firmado la pole, no tomó la salida a causa de una avería en el palier izquierdo de su monoplaza.

El otro español en pista, el doble campeón mundial asturiano Fernando Alonso (Alpine), decimoséptimo en la calificación, acabó decimotercero una jornada que comenzó de forma sorprendente, al anunciarse que Charles Leclerc (Ferrari), que el sábado se había convertido en el primer monegasco de toda la historia en firmar la pole en un Gran Premio de Mónaco, no tomaría la salida. Algo que el interesado supo nada más subirse este domingo al coche.

 

Leclerc se había estrellado en su última vuelta de calificación y se fue con sensaciones encontradas, al no saber si tenía o no dañada la caja de cambios. Después de que Ferrari hubiese aplazado a este domingo la decisión; y de que a primera hora del día confirmase que Charles saldría, sin penalizar, desde la pole; 20 minutos antes del arranque, el gabinete de comunicación de la escudería confirmaba que el monegasco quedaba fuera, a causa "de una avería en el palier izquierdo que ha sido imposible arreglar antes de la carrera".

"Algo difícil de entender", según confirmó tras la misma el ítalo-suizo Mattia Binotto, jefe de equipo de la escudería más laureada de la historia, que recordó que el accidente había dañado sobre todo el lado opuesto –el derecho– del monoplaza de Leclerc.

De tal forma, salió primero –desde la segunda plaza– Verstappen, por delante del finés Valtteri Bottas (Mercedes) y de Sainz, que apuntaba al podio con sólo dos pilotos delante. Todos mantuvieron –los diez primeros, con neumático de compuesto blando– su puesto en la salida, con Hamilton rodando sexto y Checo, que acabaría cuarto, tras protagonizar el mayor avance del día, noveno.

Alonso –que arrancó con medios– logró, al menos, ganar dos puestos, al superar al japonés Yuki Tsunoda (Alpha Tauri) y el inglés George Russell (Williams) antes de la cuarta curva de la prueba, desde la que sólo pudo mantener la decimocuarta posición.

En la pista más corta del calendario –de 3.337 metros–, estrecha y sinuosa –19 curvas–, en la que es casi imposible adelantar, había que hilar fino con las estrategias y las ventanas de tráfico, con miras, sobre todo, a no perder posición en la parada en boxes.

De tal forma, quien a priori podía poner en peligro el tercer puesto de Sainz era Norris, su ex compañero en McLaren. Que fue tercero –plaza que ocupa ahora en el Mundial– tras beneficiarse de la posterior pifia de Mercedes con Bottas; y con el que acabaría bromeando después de la ceremonia del podio.

Hamilton fue el primero en parar y cambió a duro en la trigésima de las 78 vueltas, una antes de que Mercedes –que también perdió el liderato en el Mundial de constructores, en beneficio de Red Bull– arruinase el pit stop de su compañero Bottas. Al que no fueron capaces de sacar el neumático delantero derecho; y que acabó retirándose.

El grave error en garajes que destrozó la carrera del finés benefició a Sainz, que cambió a duros en la 33 y, a pesar de rodar tercero en esos momentos, ocupaba el segundo puesto virtual.

Al parar Checo, en la 36, el piloto madrileño ya era segundo, detrás de Verstappen. Norris –a quién McLaren acaba de renovar a largo plazo– era tercero y el mexicano circulaba cuarto.

Hamilton, cuya estrategia de sustitución de gomas resultó inadecuada, rodaba séptimo superado el ecuador de la prueba, con lo que en esos momentos, Mad Max ya era líder virtual del Mundial.

Hamilton apenas pudo minimizar pérdidas con el punto extra que otorga la vuelta rápida en carrera y Checo contribuyó, al avanzar cinco puestos desde calificación hasta meta, a que Red Bull lidere ahora, con un punto de ventaja (149-148) sobre Mercedes –que ganó los siete últimos títulos por equipos–, el Mundial de constructores.

Verstappen, de 23 años, que nunca había subido al podio en Mónaco, no iba a desperdiciar la oportunidad.

La joven estrella neerlandesa ganó sin problemas y tomó el liderato del Mundial, después de festejar su duodécima victoria en F1. Y Checo, su compañero, firmó otra gran carrera, confirmando que la escudería austriaca puede aspirar a todo este año.

Ferrari, un nombre sin el que –al igual que Mónaco– no se entiende la esencia de la Fórmula Uno acabó siendo protagonista, de nuevo, gracias a Sainz. Que dio por bueno un segundo puesto, el día que se doctoró en la categoría reina, que en realidad le supo a poco. Carlos sabe que, a poco que funcione el coche rojo, ya está preparado para ganar.

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