El último paseo del 'rey' Pelé hacia la eternidad

Miles de personas, entre las que estaba el presidente de Brasil, Lula da Silva, despiden a la leyenda del fútbol ► El cortejo fúnebre recorrió las calles de Santos, donde el ambiente de homenaje fue la norma antes de llegar al cementerio

El cortejo fúnebre con el féretro de Pelé. ISAAC FONTANA (Efe)
photo_camera El cortejo fúnebre con el féretro de Pelé. ISAAC FONTANA (Efe)

Una despedida a la altura de un rey. Pelé ya descansa en paz. El astro brasileño dio este martes su último paseo por las calles de Santos, en medio de la fiesta de una multitud que cantó y lloró hasta la sepultura de su mayor ídolo. Miles de personas, aficionadas al fútbol y otras no tanto, quisieron despedirse del, para muchos, mejor futbolista de todos los tiempos, el único que conquistó tres mundiales: Edson Arantes do Nascimento Pelé (1940-2022)

Eran las 10.00 de la mañana cuando las puertas de Vila Belmiro se cerraron al público. Cerraba así la capilla ardiente de un día sobre el césped del estadio del Santos, a la que acudieron 230.000 personas tras aguantar una fila, por momentos, kilométrica. 

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, acudió a la capilla ardiente dos días después de asumir el cargo y, acompañado de la primera dama, Rosângela da Silva, participó en una misa informal en recuerdo a O Rei. 

Lula da Silva habla con Marcia Aoki, viuda de Pelé. EFE
Lula da Silva habla con Marcia Aoki, viuda de Pelé. EFE

"La muerte llega para todo el mundo, para los reyes también", manifestó el sacerdote, quien pidió "la vida inmortal en el reino eterno" para este exfutbolista de infancia pobre, que puso a Brasil en el mapa a base de talento y goles. 

Finalizada la misa, ocho cadetes de la Policía Militar de São Paulo, vestidos de forma impoluta, cargaron el ataúd de color negro con detalles plateados a los hombros. De fondo, un toque fúnebre de corneta. En las gradas ondeaban pancartas gigantes enalteciendo al antiguo delantero, mientras los uniformados llevaban sus restos mortales hasta la parte superior de un camión de bomberos para iniciar el cortejo fúnebre. 

Miembros de una guardia de honor cargaron el féretro de Pelé tras finalizar su velatorio en el estadio Vila Belmiro. SEBASTIAO MOREIRA (Efe)
Miembros de una guardia de honor cargaron el féretro de Pelé tras finalizar su velatorio en el estadio Vila Belmiro. SEBASTIAO MOREIRA (Efe)

A la salida de Vila Belmiro, la solemnidad desapareció. En ese punto esperaban decenas de hinchas en efervescencia, equipados con tambores y unas gargantas afinadas. "1.000 goles, 1.000 goles, 1.000 goles", cantaban por los 1.091 que anotó con el Santos entre 1956 y 1974. 

Sobre la capota del camión, seis cadetes de mirada seria y dos bomberos. Por detrás, efectivos de la Policía del Ejército, la Policía Militar y la Policía Civil, más una caravana con decenas de motociclistas, haciendo sonar sus bocinas sin parar. 

El paso del cortejo fúnebre por las calles de Santos. EFE
El paso del cortejo fúnebre por las calles de Santos. EFE

El momento más conmovedor fue cuando el cortejo pasó por delante de la casa de la madre de Pelé, Celeste Arantes, que en noviembre pasado cumplió 100 años. Su estado de salud es delicado. Los familiares dijeron que sabe "más o menos" de la muerte de su hijo. 

En el balcón de la residencia esperaban parientes y amigos de Pelé, entre ellos su hermana, Maria Lúcia Nascimento. Cientos de hinchas también se arremolinaron alrededor de la casa bajo un calor asfixiante. 

En el momento en el que el cortejo pasó por delante de la casa de Arantes, hubo una explosión de aplausos y vítores, que se entremezclaban con oraciones. Un delirio colectivo registrado por las decenas de cámaras de televisión que se erguían entre la marabunta. 

Sobre las 14.00 hora local, el cortejo llegó a su destino: el Memorial Necrópolis Ecuménica, el cementerio vertical que parece un bloque de apartamentos de playa con vistas a Vila Belmiro. Allí, los bomberos bajaron el féretro del camión y los ocho cadetes de la Policía Militar lo volvieron a cargar a hombros hasta el interior del recinto, entre los acordes lánguidos de corneta. 

El entierro se produjo en la más estricta intimidad, aunque su nicho seguramente se abra al público próximamente para que Brasil pueda venerar el legado de su "rey" por siempre.

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