La increíble historia del exfutbolista Pedro Tapia

El exjugador del Pontevedra de los años 80 Pedro Tapia fue contratado por el CD Lugo, con quien también jugó, para hacer el mantenimiento del campo Ángel Carro tras ocho años en paro
Pedro Tapia sobre el césped del Ángel Carro
photo_camera Pedro Tapia sobre el césped del Ángel Carro

Pedro Tapia es una de las leyendas vivas del Pontevedra Club de Fútbol y del Club Deportivo Lugo. Disfrutó de ascensos de Tercera División vestido de rojiblanco y granate. Reconocido como central expeditivo, pleno de fuerza y determinación, encajó a la perfección con la idiosincrasia de la afición de Pasarón, con el fútbol de una época brillante, en la que el campo rozaba el lleno domingo tras domingo. Tapia estuvo en el club entre 1981 y 1987. Antes y después de su paso por las Rías Baixas, el defensa de Foz fue miembro de la plantilla lucense. Vivió momentos gloriosos e inolvidables... Pero el tiempo pasó, el fútbol se acabó y a Tapia, como a muchas otras personas de la sociedad lucense, gallega y española, lo atacó la crisis. En 2008, el exfutbolista focense, que se ganaba la vida pintando construcciones -pisos, locales- se quedó en paro.

Desde aquel momento hasta el pasado otoño sobrevivió como pudo, con la prestación ofrecida por el Estado y con algunos trabajos eventuales, acuciado por las dificultades económicas. Un día, cuando estaba caminando por la calle en Lugo, Alvite, el gran capitán lucense de principios de los 90 y actual delegado del primer equipo rojiblanco, incorporado por el nuevo consejo de administración de Tino Saqués, se cruzó con él. "Fíxome subir ao coche e contoume que houbera unha reunión no Lugo para propoñerme traballar facendo labores de mantemento nas instalacións no Ángel Carro", rememora Tapia.

La noticia lo pilló a contrapié. Primero mostró sorpresa, luego emoción, posteriormente gratitud y finalmente curiosidad. Se preguntó de dónde había surgido la maravillosa idea de subirlo del césped a la grada, de hacerlo pasar de guardián del área a guardián de las butacas. Indagó, pensó y dedujo.
"Foi por unha persoa que me ten un gran aprecio", aclaró tras alcanzar conclusiones a sus pesquisas.

El central focense formó parte de la plantilla pontevedresa que logró el ascenso de Eibar en 1984, dirigida por Castro Santos

"Cando xogaba no Lugo iamos adestrar ás instalacións da Complexa. O encargado era un bo amigo. Agora ten 80 anos, pero acordouse de min e foi el quen falou para que me contratasen". El benefactor de Tapia lo había intentado con anterioridad. Años atrás se había puesto en contacto con Carlos Mouriz, director general de la entidad lucense durante la presidencia de José Bouso, para explicarle que una parte del 'escudo' del Lugo vagaba a merced de la crisis. "Díxolle: 'tedes a Tapia mal, no paro', e Mouriz respondeulle 'que traballe como os demais'".

Tapia describe a un Mouriz lejano, distante, frío. El exgerente del club, denunciado ante la Fiscalía junto a los anteriores dirigentes por malversación de fondos públicos, no goza del cariño de Pedro Tapia. "Xoguei tres anos con el no Lugo e nunca se xuntaba co noso grupo. Despois, eu fichei polo Pontevedra e el polo Celta e nin nos falaba. Non quixo saber nada de min", comentó el nuevo empleado lucense, que recuerda los momentos difíciles como un mal sueño. "Hai que verse na situación".

Ahora puede presumir de tener un salario y un empleo gracias a Tino Saqués, actual presidente de la entidad, que aterrizó el año pasado en el Ángel Carro. "Non o coñecía de nada e tratoume de marabilla". El exfutbolista es un mileurista más, tiene un año de contrato y seguirá en el club hasta su jubilación si cumple con su cometido, realizando labores de limpieza de las gradas y las instalaciones del campo. "Cando mo dixo, respondinlle 'onde hai que asinar?'".

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