La fuerza y la experiencia del lucense Toro y de Craviotto salen a escena

Los dos palistas comienzan su lucha por las medallas en el k-2 sobre 200 metros. El de Lugo debuta en los Juegos como compañero del ilerdense, medallista en Pekín y Londres
Craviotto y Toro celebran su victoria en Duisburgo
photo_camera Craviotto y Toro celebran su victoria en Duisburgo

El k-2 perfecto. Listos para la batalla de Río. El joven lucense Cristian Toro y el experimentado ilerdense Saúl Craviotto forman uno de los conjuntos más compactos de todo el equipo español de piragüismo desplazado hasta los Juegos de Río de Janeiro. Toro, la fuerza y la potencia, y Craviotto, la sabiduría y la experiencia, inician hoy a las 14.44 hora española su pelea por entrar en el selecto grupo de los distinguidos en la prueba reina de la velocidad en piragüismo, el k-2 sobre 200 metros.

La distancia no permite despistes ni errores. El que se desvía un centímetro de sus propósitos pierde. Así de cruel es esta corta prueba. Por eso, Cristian Toro y Saúl Craviotto forman un equipo casi perfecto. El lucense (24 años) pone una potencia descomunal en cada palada. Craviotto (31) aporta su indudable experiencia. Dos medallas olímpicas, entre otros trofeos, adornan el palmarés del ilerdense, policía nacional de profesión, oro en k-2 500 en Pekín 2008 junto a Carlos Pérez Rial y plata en k-1 200 en Londres 2012.

No se puede decir que Toro y Craviotto sean unos novatos. Ni tampoco que no tengan experiencia juntos. Se unieron en noviembre del año pasado por deseo de su entrenador, Miguel García, quien dio en la diana. No tuvieron que pasar muchos meses para que los dos palistas demostrasen que forman un equipo compacto y con un futuro esperanzador. Como muestra, su extraordinario resultado en los clasificatorios disputados el pasado mes de mayo en Duisburgo (Alemania). Toro y Craviotto arrasaron a todos sus rivales e hicieron buena la apuesta de su entrenador por alinearlos juntos.

FAVORITOS. Treinta segundos separan al lucense y al ilerdense de la gloria olímpica en Río de Janeiro. Treinta segundos en los que parten entre los favoritos, sobre todo por su rendimiento en competición -es el crédito que se han ganado-, aunque ellos huyen de tal etiqueta y están centrados solo en competir al más alto nivel que les permitan sus fuerzas.

Lo confesaba Cristian Toro en una entrevista publicada por este periódico el pasado día 3, poco antes del comienzo de los Juegos y de viajar a Brasil. "En una final olímpica no creo que haya favoritos. Van a competir campeones del mundo, hay campeones y subcampeones olímpicos junto a gente que ha hecho muy buenas carreras y tiene su palmarés. Por eso, no pensamos en quién es favorito, si nosotros o ellos, solo pensamos en llegar allí y hacer la carrera perfecta y si eso conlleva ganar, pues mejor. Sí que es verdad que tenemos en mente poder traer un gran resultado", comentaba entonces el palista del Club Fluvial de Lugo.

Cristian Toro sabe de lo que habla. Al lado tiene un entrenador y un compañero que le han inculcado tanto espíritu competidor como respeto por sus rivales y su deporte. Treinta segundos. Esa es la clave. Los dos lo saben.

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