El celeste es el color de moda en el baloncesto

El triunfo en la Copa Princesa confirmó los puntos fuertes de un Cafés Candelas Breogán que tiene el punto de vista puesto ya en el ascenso ►La intensidad y el potencial de una plantilla de calidad invitan al optimismo entre la afición

LUGO.El Cafés Candelas Breogán superó el primer objetivo de la temporada al proclamarse campeón de la Copa Princesa de Asturias. Un título para adornar la historia breoganista que da el derecho a disputar los play off con el factor cancha a favor. Pero el breoganismo no quiere pensar en las eliminatorias de ascenso, porque la meta soñada aún está por alcanzar. De todas formas, la Copa ha servido para ratificar que, por ahora, el camino del cuadro celeste es el correcto.

Es muy difícil igualar el nivel de intensidad del Breogán

El Cafés Candelas Breogán volvió a demostrar que cuando se emplea a fondo defensivamente tiene un nivel un escalón por encima de la mayoría de sus rivales. Ante el Manresa, en el segundo cuarto, dio todo un clínic de anular líneas de pase, de presionar al hombre del balón, de ayudas siempre precisas y, además, sin permitir en ningún caso una canasta fácil. Además, este trabajo, permite un buen número de recuperaciones que terminan en contrataque o en superioridad con respecto a la defensa. El Manresa, con todo su plantel, se vio completamente superado y encajó en solo diez minutos un parcial de (32-14). Y eso que los catalanes venían avisados, porque en el partido de Liga que se jugó en Lugo, también en el segundo cuarto encajaron un parcial similar, (30-11).

Si el equipo lucense es capaz de mantener ese nivel de motivación y de trabajo durante las trece jornadas que restan, el futuro se presenta más que prometedor.

Es cierto que el Manresa, tras el descanso, dio réplica a lo realizado por el Breogán e incluso logró situarse por delante en el marcador, pero hay que considerar, en primer lugar, que habitualmente el equipo lucense no se enfrentará a rivales del potencial del catalán o que en un encuentro que no sea una final difícilmente el rival se sobrepone a una diferencia como la que alcanzó el equipo lucense al final del primer tiempo. Y es que el hecho de que fuera una final incrementó los nervios de los locales ante el acierto rival. Quizá por el cansancio, quizá por una pizca de confianza, pero la intensidad no fue tras el descanso igual que al principio.

El Breogán fallaba canastas fáciles en el aro rival y las permitía en el propio, mientras en el Manresa aparecieron dos de sus baluartes, Trías y Costa, desaparecidos durante los veinte primeros minutos. En cualquier caso, quedó clara la diferencia cuando el Breogán impone su intensidad o cuando juega a intercambiar canastas.

El Breogán es de fiar en los finales apretados

 

Aunque dominó en el marcador durante todo el partido, el Manresa solo se puso por delante en una ocasión (81-83 a 2.30) y el encuentro llegó a un final muy apretado. Es cierto que Álvaro Muñoz tuvo en sus manos la posibilidad de llevar el partido a la prórroga, pero antes, los de Lezkano supieron sacudirse la presión, que en algún momento les atenazó a medida que se acercaba su rival en el marcador, para jugar con acierto los segundos finales. El Breogán ya ganó en finales apretados en esta temporada en Melilla, en Palencia y en la cancha del Prat. Ganar así, desde luego, otorga confianza en situaciones parecidas.

Una plantilla completa en la que aportan todos

 

Una vez más quedó demostrado que es difícil entrever qué jugador del Breogán va a ser determinante en un partido. Ante el Manresa resultó vital la experiencia y calidad de Úriz y de Rubio, o la dirección y acierto de Christian Díaz o el gran trabajo defensivo de Sergi Quintela. Sin embargo, Emir Sulejmanovic, vital en las últimas jornadas, no tuvo aportación ofensiva, aunque sí en otros apartados. Todos, en definitiva, son importantes y esto permite, por ejemplo, incrementar al máximo el nivel defensivo incluso, como ocurrió en el primer tiempo ante el Manresa, a costa de sumar faltas personales.

Invictos en el Pazo

 

El Breogán aún no ha perdido en Lugo en lo que va de temporada. Cualquier logro pasa por mostrase lo más regular posible y el equipo lucense lo está cumpliendo a rajatabla. El Manresa, por segunda vez, era una nueva prueba que los de Lezkano superaron con nota. Esto no solo refuerza al equipo lucense, sino que también nubla las expectativas de los visitantes.

La afición, como siempre

 

No había dudas. El público respondió como lo hace siempre y de forma especial en las grandes ocasiones. La puesta en escena fue extraordinaria, el apoyo al equipo constante y más cuando el partido se complicó. La afición del Breogán convierte cada partido en un espectáculo paralelo al juego. Los sentimientos afloraron en muchos de ellos al final del partido. No era la Copa, en sí misma. Era la satisfacción, el orgullo de ver como su Breogán volvía a celebrar un título, porque atrás quedaron años complicados, muy difíciles donde, las malas decisiones, algunas propias, pero sobre todo ajenas, e incluso el desprecio, lo pusieron contra las cuerdas. Ahí el breoganismo reaccionó como sabe, luchando y reiventándose para ser mucho más fuertes. Hay futuro.

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