Carlos Mouriño escenifica su desencuentro con Abel Caballero

Carmela Silva se sentó al lado del alcalde de Vigo ante el desplante de la directiva del Celta

Mouriño y Caballero. AEP
photo_camera Mouriño y Caballero, en una imagen de archivo. AEP

Al final hubo plantón. Carlos Mouriño, presidente del Celta, escenificó su desencuentro con el alcalde socialista de Vigo, Abel Caballero, a cuyo lado no se sentó en el palco. Ni él ni ningún directivo del equipo olívico. 

El regidor vigués tuvo que conformarse con la única compañía de su concejala y presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva, que estuvo atenta al quite para tratar de evitar el 'feo' a Caballero. Al final ella se sentó a su lado para presenciar el Celta-FC Barcelona (2-2).

Aunque algunos aficionados llegaron a manifestar a través de las redes sociales que habían llegado a ver a Mouriño y Caballero charlando antes del partido, extremo que no pudo ser confirmado por este medio, sí hubo constancia del distanciamiento. En todo momento el presidente del Celta estuvo alejado del alcalde de Vigo y se sentó lejos de él en el palco.

La situación fue tensa, incómoda y muy criticada en las redes sociales, donde algunos aficionados aseguran no entender un enfrentamiento que les hace recordar al que tuvieron en A Coruña hace años el entonces presidente del Deportivo, Augusto César Lendoiro, y el que era regidor socialista de la ciudad, Francisco Vázquez.

Tanto Caballero como Mouriño acudieron al palco respaldados por miembros de su equipo de gobierno y directivo, respectivamente. Pese a ello, se cumplió lo anunciado por el Celta, que dijo que ningún dirigente del club se sentaría en el palco presidencial del estadio de Balaídos al lado del alcalde mientras "no cumpla su palabra y deje de atacar sin motivo a la entidad".
La entidad celeste señaló, además, que sólo cambiará de posición cuando entienda que el alcalde de la ciudad "respeta" y "cumple" los acuerdos alcanzados con el club.

Elena Muñoz, portavoz municipal del PP, dijo entender las razones esgrimidas por el club. "Entiendo que el Celta y los celtistas se sientan traicionados", dijo.

Mientras, el edil socialista David Regades se limitó a señalar: "La prioridad es que el Celta vaya bien. Y no podemos distorsionarla con otros comentarios".

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