El baloncesto es religión en la familia de los Cao. El padre, Ángel Cao, fue uno de los fundadores del Celtas de Foz, y sus tres hijos, Humberto, Diego y Ángel, han jugado o juegan (como es el caso de Ángel) en el equipo de la localidad mariñana. El cabeza de familia recuerda cómo empezó todo. "Fue sobre 1979. Un grupo de chavales salimos del Martínez Otero y el equipo que había, en San Lorenzo, desapareció; entonces decidimos fundar el Celtas, compramos las primeras camisetas y jugábamos en el Campo da Cabana; fue el germen", recuerda.
Ángel Cao, como dice él, fue de todo, desde jugador a presidente, pero también delegado, entrenador o utillero. "Empecé como jugador, luego entrené al equipo femenino, luego fui presidente cuando se formalizaron los estatutos y más tarde técnico del equipo sénior masculino, además de otros de categorías inferiores. Se hace un poco de todo en los clubes pequeños", advierte el padre de la saga de los Cao.
Ángel solo ha entrenado a Humberto en la categoría cadete, pero no ha Diego ni Ángel, aunque siempre los siguió desde pequeños, donde probaron otros deportes. "Diego empezó como portero de fútbol sala y se le daba muy bien, pero luego prefirió el básket; a Ángel también le gustaba el fútbol sala y tenía buenas cualidades, pero para el baloncesto tiene aptitudes, es rápido, fibroso; Humberto es el más polifacético de todos, y es constante, cuando se mete a algo se mete a fondo, primero con el baloncesto, luego con el tenista, el triatlón, el pádel, el futbol gaélico...", recuerda.
Todos han jugado en los Celtas, pero Humberto y Diego hubo una época donde jugaron en San Ciprián y en el equipo vinculado, en Viveiro. "Hubo una época donde estaban algo descontentos con el club y se fueron a San Ciprián, que era provincial, aunque luego les llamaban para subir con el Viveiro", explica el padre.
Sobre el juego de sus tres hijos, Ángel los analiza. "Son diferentes. Humberto es elegante jugando, no tiene velocidad, pero si tiro;b no era un tirador, pero penetra bien y es muy agresivo en defensa; Angelillo tiene buen tiro, es rápido, buen salto, tiene muchas habilidades", explica. Y el padre, ¿a quién se parece de los tres? "Yo era escolta tirador, como me dice Angelillo, me tiraba hasta las zapatillas. Yo estaba entre Humberto y Ángel, no tenía la velocidad del segundo ni la elegancia del primero", explica.
Humberto es elegante jugando; Diego no era un tirador, pero es agresivo y penetra bien; Angelillo tiene buen tiro, es rápido y tiene buen salto
Lo que no hace Ángel es perderse ningún partido de Ángel, ahora en los Celtas, como antes tampoco de sus otros dos hijos. "Si no hay nada que me lo impida, voy a ver a los Celtas los sábados por la tarde", asegura.
Humberto Cao (Foz, 1985) es el mayor de los hermanos, y el primero de la saga. Comenzó en el fútbol sala con el baloncesto arrancó a los 12 años. Pero ha sido el más polifacético, ya que a lo largo de su vida ha probado el tenis, el triatlón, el fútbol gaélico, el pádel. "Últimamente he tenido problemas de espalda y no encuentro el origen y tampoco me quiero arrastrar", dice, refiriéndose al baloncesto, pero añade. "Pero me gustaría retomarlo, dejarlo jugando, hacer una temporada... Hay que darle una vuelta", asegura reflexivo, y añade. "Siempre llevo el balón en el coche y a veces echo unos tiros".
Humberto Cao: "Me gustaría retomar el baloncesto, dejarlo jugando una temporada más... Hay que darle una vuelta"
Humberto trabaja a turnos en Alcoa, lo que tampoco le facilitaría entrar en una dinámica de equipo, con posibles faltas a entrenamientos y partidos. "La última temporada que jugué empecé en Navidades, y hacía muchos entrenamientos individuales con Armando, pero me pedía muchos de equipo y eso afecta", señala, y califica el baloncesto "como el primer amor, de eso no hay duda; el tenis como tal me gusta mucho, pero no es el baloncesto", advierte.
Sus mejores recuerdos pasan por la temporada con Diego Fernández en el banquillo "donde pasé de ser un jugador de banquillo, de jugar cinco minutos, a jugar 20 o 25 minutos, y lo hice bastante bien", señala. "Y también me acuerdo del año que nos entrenó aquí Carlos Novo, que aunque no fue bueno a nivel de resultados y perdimos muchos partidos, éramos un buen grupo de gente y era muy divertido", concluye.
Diego Cao (Foz, 1989) trabaja en A Coruña, en Indra, y recuerda como desde pequeños mamaron el baloncesto en casa. "Yo recuerdo ir con mi padre a los Celtas o al Martínez Oterto a los entrenamientos", dice. Diego entró en el club con 16 años y lo dejó sobre el 2015, para estar sin jugar un año y medio y estar dos en Viveiro, con Armando. "Ahora estoy retomando los entrenamientos", dice, y avisa. "Mi objetivo es volver a jugar la próxima temporada".
Diego Cao: "Ahora estoy retomando los entrenamientos con un equipo de A Coruña y mi objetivo es volver a jugar la próxima temporada"
Diego cuenta como el último año le costaba cada vez más jugar en Viveiro por los turnos y más tarde apareció la pandemia. "Ahora entreno con un equipo de A Coruña que se llama Moneyball, que están en Segunda Autonómica, porque conozco a la gente de allí", dice. ¿En qué equipo jugará la próxima temporada? "Donde el físico me dé. Si pudiera jugar en Nacional con el Celtas bien, sino, por algo en Autonómica en A Coruña", comenta.
Sobre su mejor recuerdo en el Celtas afirma que fue su primer año como sénior. "Me marcó muchísimo. Teníamos un equipazo, con Manolo, Sama, David Gómez, Jorge... Además estaba mi hermano y Diego Fernández como entrenador. Hubo un par de lesiones y jugué bastante al principio y aprendí muchísimo", recuerda.
¿Nunca coincidisteis los tres en el Celtas? "Cuando Ángel era júnior el equipo estaba en Segunda entrenado por Carlos Novo y jugábamos Humberto y yo. Ese año Ángel jugó algunos partidos, pero como sénior no coincidimos nunca", asegura.
Ángel Cao Rego (Foz, 1995) es el menor de los tres hermanos. "Mi primer recuerdo es ir a los entrenamientos del equipo femenino que dirigía mi padre", asegura. "Me ponía a entrenar con ellos y a hacer ejercicios de tiro", dice.
Ángel pasó primero por el fútbol sala en Lourenzá, después pasó por el baloncesto, pero cuando no había equipo júnior de segundo año para jugar a este deporte fue al Burela FS "porque no quería perder el año". "Jugué en juvenil, en División de Honor, con 16 años, y a veces me llamaban para jugar con el equipo filial de los mayores", recuerda.
Un hecho luctuoso, la muerte de su madre, lo apartó del fútbol sala. "Eran una Navidades y recuerdo un día en el Acuario, cenando, me vino Pony y me dijo que si quería volver a jugar o a entrenar que tenía sitio en el Celtas y ese año ascendimos a Segunda", dice. Siempre jugó en los Celtas menos una época donde lo hizo en La Salle cuando estudió en Santiago.
Ángel Cao: "Cuando murió mi madre dejé el fútbol sala, pero un día cenando en el Acuario se me acercaron Pony y Miguel para ver si quería jugar o entrenar con el Celtas"
Como su mejor partido recuerda "en uno que metí 39 puntos frente al Campus Ourense. Es de esos días donde te sale todo, te entra todo", dice, pero sin duda su mejor recuerdo "es cuando conseguimos el ascenso a Nacional, cuando organizamos la final four aquí en Foz, con toda la gente... creo que jamás voy a volver a vivir algo así", reconoce.
Sobre poder jugar con sus hermanos un curso completo lo ve "altamente improbable, aunque nunca se sabe", y reconoce que en casa el tema del baloncesto "es algo bastante recurrente, date cuenta que hemos jugado los cuatro, mi padre ha entrenado y en un vínculo que tenemos todos", asegura.