Testimonios

Vivir de los libros, un reto para los negocios

En Terra Chá, Meira y As Pontes, un total de 13 librerías luchan por sobrevivir ante la caída de las ventas y la entrada de las nuevas tecnologías en el mundo de las letras y las escuelas. Reivindican la lectura de siempre en vísperas del Día del Libro
José Pernas, en Pergamino.
photo_camera José Pernas, en Pergamino.

Vivir de los libros es un reto para los pequeños negocios. El sector de las librerías se enfrenta a tiempos difíciles. A la caída constante de las ventas que la crisis se encargó de multiplicar, se suman los competidores electrónicos y un futuro incierto en las aulas que podría dejar a los negocios de las letras sin uno de sus mayores ingresos, los libros de texto.

En las comarcas de Terra Chá, Meira y As Pontes un total de 13 librerías luchan por mantener sus puertas abiertas y sus estanterías llenas de fantasías y sueños. Y, aunque no sin dificultades, resisten, algo que no consiguieron otras muchas.

En España, en el último año se cerraron 912 librerías y se crearon 226. Quedan 3.650 espacios independientes de venta de libros y en cuatro años se perdieron 163 millones de euros, según los datos publicados hace unos meses por la Confederacion Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL), que muestra un panorama complicado y un futuro incierto para los vendedores de libros.

Para sobrevivir a la crisis del papel y a la caída del consumo cultural, los pequeños establecimientos apuestan por diversificar su negocio en busca de un apoyo a los libros. Papelería, material escolar, regalos o incluso material de oficina son algunas de las apuestas de las librerías por reinventarse para resistir al paso del tiempo.

«Sin eso no resistiríamos», dice Fina González, de Xandra, que suma prensa y regalos a la oferta de lecturas que inició hace 24 años en As Pontes, donde existen otras dos librerías, Jaime y Galaica.

«Internet y las nuevas tecnologías están bien para algunas cosas, pero no para nosotros», dice Fina Guerreiro, de Galaica, que abrió hace 28 años con papelería, bellas artes y taller de enmarcaciones para ampliar el negocio.

«O baixón nótase e tes que diversificar. Encantaríame vivir dos libros», apunta María José Teijeiro, que abrió Amorín, en Castro, hace 14 años. Lo mismo defienden desde la librería Castelo, en A Pastoriza, que vende lecturas desde el año 97; Pedregal, en Meira, que abrió una década antes, o Castaño, la única que resiste en Guitiriz tras el cierre hace poco más de un año de Crusat.

En la capital chairega, se aferran a los libros seis negocios. Pergamino y Segrel, las más antiguas de Vilalba, comparten espacio con Alberte, Pergamino 2, Paperix y Andel, que rondan las dos décadas de historia.

«Está un poco parada la cosa y el futuro es incierto. No se sabe si entrarán las tablets en las aulas y eso nos matará», explican desde Alberte. Su mensaje se repite en casi todos los negocios. Pero aunque las previsiones no son prometedoras, ninguno se plantea echar el cierre ni arrinconar los libros, que en muchos casos se están convirtiendo, dicen, en artículos de regalo para fechas señaladas como Navidad o cumpleaños. Este jueves, la celebración del Día Internacional del Libro, podría ser otra fecha clave para los amantes de la lectura.

Pergamino se adaptó a los tiempos desde que abrió en 1988 en Vilalba, en la calle Campo de Puente. «Foi das primeiras da provincia de Lugo que abriu cos libros diante como primeira imaxe, nunha especie de autoservizo. Entras, miras e colles o produto. Aínda que agora semella algo normal antes todas tiñan o mostrador diante. Tamén puxen moqueta para que os cativos se puidesen sentar e ler. Enfoqueino así porque se entra o cativo entra a nai», explica José Pernas, que en un cuarto de siglo ya hizo dos reformas -una en la entreplanta y otra para modernizar el local-, se integró en el grupo Calipage y creó Suminet SL, una firma de material de oficina.

«Aquí hai tres patas que funcionan por igual, temos un 33% de vendas en prensa, un 33% en libros e outro 33% en material escolar», explica el responsable de Pergamino, que aún así indica que se vendió mucho más libro del que se vende en la actualidad y que el libro de texto sigue siendo el gran impulso en la facturación.

«Se compran os libros o primeiro ano evolucionan contigo ata que acaban de estudar. É o que sempre me gustou da librería. É dos negocios máis fieis por parte do cliente. Non é para facer grandes diñeiros. É unha constante», explica, mientras recuerda que las cosas cambiaron mucho.

«Antes de internet, tiñas que buscar todo de forma manual a través do ISBN, pero no 95 introducimos o programa de xestión Verial e fíxonos incrementar as vendas, porque podías dar moita máis información ou ensinar a portada», relata. Mira hacia el futuro con respeto ante la fuerza del digital pero lo ve «estable».

«O da tablet nas aulas vaise notar moitísimo. Para algúns é un complemento pero para moitos supervivencia» y apunta cambios que llegaron con la crisis que pese a ser contraproducentes con su negocio, son «lóxicos», como la creación de bancos de libros.

Pilar Jartín abrió hace 28 años con su marido la Librería Pedregal. Pese a que compartió espacio con otras, hoy es la única que se mantiene abierta al público en Meira. Ubicada en la Praza Maior, es un rincón de cultura que se aferra con fuerza a la pasión de su dueña.

«Encántame o meu traballo. É o máis bonito do mundo no pobo máis bonito do mundo», explica orgullosa Pili, como la conocen todos los clientes. «É moi gratificante e distendido. Sempre falas con alguén. E é moi reconfortante cando recomendas algunha lectura e despois veñen por aquí para dicir que lles encantou».

Sus palabras transmiten amor por los libros. «A mín encántame ler», dice. Y eso lo aprovecha para guiar a los clientes después entre todos los títulos que oferta su establecimiento.

«Notamos cambios e o futuro é complicado, pero en tódolos sectores. Pero tenderá a mellorar, creo que é algo cíclico», comenta, mientras destaca que, pese a que «o libro está un pouco marxinado», no notan demasiado la caída de ventas.

«Hai moita xente que segue a defender que como o papel nada e aínda que baixou un pouco as novidades véndense moi ben, mellor que o libro de bolsillo», sobre todo en fechas como Navidad, cumpleaños o San Valentín. «O 14 de febreiro notámolo moitísimo», dice, y destaca que en el verano también se vende bien. Intenta promocionar a escritores de la zona, por eso en su escaparate siempre hay títulos de Carlos Reigosa, porque «ten un galego moi noso» o de la familia Ónega, que «son de Pol».

Como en el resto de los negocios, el libro de texto ocupa un lugar importante con clientes de la localidad y de otros concellos limítrofes.

María José Saa lleva siete años en el mundo de los libros y poco más de uno instalada en el local de Crusat, la que fue la librería histórica de Guitiriz, ubicada en la Avenida de A Coruña. Hoy es la única del municipio y aunque como todas vive momentos complicados lucha por resistir.

«La verdad, es complicado. En los libros se nota la caída de ventas. Y tienes que complementar con regalos y papelería para aguantar», explica la responsable de este negocio, que asegura que los libros que mejor trabaja son los de niños.

«Hasta diez años es lo que más vendo y en adultos las novedades se van picoteando, no con mucha alegría», apunta, mientras destaca que el género erótico «está de moda», después del éxito de ‘50 sombras de Grey’, y es uno de los que se vende mejor.

«Internet influye mucho y el tema económico también», quizás por eso, indica la dueña de la librería Castaño, los libros de bolsillo tienen más salida. «Un libro que acaba de salir son 20 y pico euros y a los seis u ocho meses se hace en bolsillo y es mucho más barato».

Como en la mayoría de negocios, los libros de texto son uno de los mayores ingresos, por eso su futuro en las aulas condiciona el de las librerías. «Es donde más facturamos y tampoco sabemos cómo va a quedar el tema», dice. «El futuro lo veo un poco negro, pero a largo plazo. Habrá que abrir otras vías», apunta.

En el local en el que hoy está instalada -antes estaba en la Rúa do Concello- estuvo durante más de medio siglo la librería Crusat, que cerró hace poco más de un año, pero no por la crisis del papel sino por decisiones personales.

«Cerré porque encontré otro negocio y opté por cerrar la librería. Sinceramente tenía pensado quedarme allí hasta el final porque era el negocio familiar que iniciaron mis abuelos en el 46 y luego mis padres hasta el 93, pero elegí otro camino», explica Carlos Romero Crusat, que reconoce que aunque le dio pena dejar atrás el mundo de los libros, está contento porque el negocio de alguna forma con el traslado de la librería Castaño «sigue vivo».

«Podría quedar un local vacío, pero está con lo mismo», dice, un hombre que pasó «de estar entre libros quieto» a moverse por toda Galicia». Actualmente es comercial y visita locutorios vendiendo tarjetas de llamadas internacionales. «Es una novedad para mí y al principio traté de compatibilizarlo, pero era demasiado», dice.

«En la librería las ventas habían bajado algo, pero la crisis no me afectó muchísimo. Hubiera continuado. No me iba a hacer cerrar», dice el antiguo dueño de un librería que se convirtió en saga familiar.

Con más de medio siglo de historia -comenzó su andadura en el año 61-, la Librería Jaime, de As Pontes, es la más antigua de la zona. Empezó en un pequeño mostrador, en el mismo lugar en el que todavía está hoy renovada, en la Avenida de Ortigueira, y mira al futuro con las mismas ganas.

«Había dúas cando empezamos que xa non existen», explica Jaime Vilaboy, que rememora: «Empezamos cun negocio de lanas e mercería e había un pequeno mostrador no que empezamos a poñer novelas. Daquela cambiábanse. Non recordo nin o que se cobraba polo aluguer». Y recuerda algunos títulos como ‘El capitán trueno’ o los libros de Corín Tellado.

«Como moitos traballos foi cambiando», dice Jaime, que tira de recuerdos. «Teño saído de aquí ás dez da noite a buscar libros a un almacén de Meira. Hoxe pides unha mercadoría por fax e mañá ás 13.00 horas xa a tes ou como moito pasado mañá se vén de Madrid. As editoriais cambiaron moito tamén e serven moi rápido».

Asegura que las ventas cayeron y que la fórmula para resistir es diversificar: material escolar, mochilas, carpetería... son el complemento indispensable para sobrevivir. La crisis e internet son los motivos de la caída.

«Es una mezcla. Ahora se utiliza mucho más la biblioteca, que antes no se hacía tanto, y aumentó mucho el préstamo de libros. explica Ana Isabel Purriños, que lleva trabajando en la librería desde hace 24 años.

«Vas aprendiendo, conociendo los gustos de los clientes y muchos te piden recomendaciones», dice, mientras apunta a que la caída de ventas se refleja más en la lectura de adultos pero no en la infantil. «El libro se usa mucho como regalo en Navidad para complementar con los juguetes. Se nota mucho en las parejas jóvenes», dice, y destaca que a raíz de los programas de la tele hubo un pico de ventas en los libros de cocina.

«Entendo que cada vez se lean menos libros, é lóxico. Non son un artigo de primeira necesidade e sempre podes ir á biblioteca, e a de Vilalba agora está funcionando moi ben, tamén están mellorando as dos centros educativos, que cada vez son máis amplas», explica Begoña Paz, la dueña de Pergamino 2 y una amante de los libros que pese a soñar a través de sus páginas sabe poner los pies en el suelo ante la realidad actual.

Abrió su librería en la Rúa de Galicia hace 18 años después de trabajar algún tiempo en otra y hoy lucha por mantenerla a flote. «Teño clientes que aínda que están tirando moito de biblioteca, de cando en vez gústalles ter o libro na man», explica.

«Despois está internet, os ebook... Hai sorte de que a algunha xente aínda lle gusta magrear os libros, mover as páxinas», dice. Ella se declara una de esas personas. «Non por traballar nunha librería -aclara-, pero na vida olería un cacharriño deses», comenta, aunque reconoce que son útiles «para levar tropecentos libros» sin exceso de equipaje cuando uno viaja.

Entre las ventas, asegura que son los libros infantiles los que más se compran, muchos como regalo. «Cortas antes para ti que para un neno e a verdade é que están sacando algúns libros para nenos que son verdadeiras marabillas», dice, y enumera algunos títulos que están teniendo especial éxito como ‘O paraugas amarelo’, de la editorial Kalandraka; ‘Non fai falta voz’ de Oqo Editora, ou libros cd como ‘A Gramola Gominola’ o ‘Non hai berce como o colo’. Aunque si tiene que recomendar un título a sus clientes, lo tiene claro: ‘O centro do laberinto’, del chairego Agustín Fernández Paz. «Fíxome pensar moito. É antiglobalización».

O fin do libro de texto vaise notar moito, porque para algúns é un complemento pero para outros é supervivencia» En Vilalba se aferran a las lecturas seis negocios. Hay tres en As Pontes y una en Castro, en Guitiriz, en Meira y en A Pastoriza Hai xente que defende que como o papel nada e aínda que baixou un pouco, o libro áinda se vende ben» Lo que más vendo son los libros infantiles y en adultos las novedades se van picoteando, no con mucha alegría» Hoxe pides unha mercadoría por fax e mañá xa a tes aquí. Eu recordo saír ás dez da noite a un almacén de Meira» As librerías temos a sorte de que aínda hai xente á que lle gusta magrear os libros, mover as páxinas»

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