Víctor Amela: "Muchos tiraron los libros de Lorca para no ser tildados de rojos"

Yo pude salvar a Lorca es la nueva novela del periodista Víctor Amela, una obra que hace reflexionar sobre los silencios tan espesos que perviven aún entre los que vivieron la Guerra Civil
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photo_camera El periodista Víctor Amela. ALEJANDRO GARCÍA (EFE)

La vida le brindó la oportunidad de rendir homenaje a su abuelo, que un día de 1970 en Barcelona le dijo: "Yo pude salvar a Lorca". Ahora, estas mismas palabras han cobrado sentido en la nueva novela del periodista Víctor Amela (Barcelona, 1960), obra que relata cómo su abuelo tuvo la oportunidad de poder salvar de la muerte al poeta Federico García Lorca, pero que a última hora se vio truncada. Además, como bien dice, "esta es la historia de una familia española que refleja a todas las de un país que vivieron durante la Guerra Civil".

Yo pude salvar a Lorca, ¿cuánto de realismo y de ficción hay en su nueva novela?
El 90% de lo que cuento es cierto, sucedió como lo escribo. Hay un 10% de literatura, que sirve para embellecer detalles y aportar emociones a los personajes con la idea de que el lector pueda conectar con ellos.

¿Cuándo entendió que tenía que relatar la historia de su abuelo?
Cuando lo enterré. En ese momento me sentí culpable por no haber hablado antes con él. Este es el motor que me impulsa a saber quién había sido, qué vida había tenido, qué vivió en la Granada de los años 30 y que le llevó a poder salvar a Lorca. Además me parecía una historia tan bonita, tan que habla de las vergüenzas de nuestra historia que me propuse escribirla.

De toda la documentación que realizó previamente, ¿hay detalles que no se cuentan en la novela?
Sí. Por ejemplo, me enteré de que acabada la Guerra Civil muchas familias quemaron ejemplares del Romancero viejo de Lorca por miedo a que les tildaran de rojos o maricón.

¿Cómo entabló relación su abuelo con Lorca?
Por mediación del poeta Luis Rosales, que en ese momento de guerra se afilia a la Falange de Granada. Rosales tiene en su casa a Lorca y le dice a mi abuelo que quiere sacarlo de la zona republicana de Granada.

¿Por qué a su abuelo?
Porque era pastor y se sabía todos los caminos de la Alpujarra, por lo que pasaba a personas de un lado a otro y, todo ello por voluntad propia.

"Me temo que la mayoría de gente ve series o programas para opinar de lo que se habla"

Usted escribe en La Contra de La Vanguardia. De todas las entrevistas realizadas, ¿cuál ha sido la que le ha marcado?
La entrevista que le hice a Pepín Bello, compañero de habitación de Lorca en la Residencia de Estudiantes. Me contó los recuerdos personales de Lorca, de cómo escribía, cómo vestía y actuaba. Este tesoro de información me fue útil para poder describir a Lorca. Esta entrevista fue como una oportunidad para poder preguntar lo que no pude a mi abuelo.

¿Entrevistar es un arte?
Entrevistar es un altísimo arte, un ejercicio espiritual. Entrevistar es decidir que el otro es importante, es decidir que hay que aprender de otro y eso, naturalmente, es una manera de vivir.

Además, es crítico de televisión...
Llevo 35 años de mi vida mirando la tele para escribir sobre ella.

¿Cuánto tiempo le dedica a estar delante de la pantalla?
Al día no dedico más de una hora y a la semana, algo más de 7 u 8 horas para encontrar argumentos para escribir cada domingo mi crítica de televisión.

¿Algún programa o serie actual como referente?
En este momento no tengo ninguno que me obligue a anotarlo en mi agenda para que no se me olvide de ver. No digo que la tele que se hace ahora esté de capa caída. Posiblemente sea cuestión mía.

Con todo el aluvión de series, ¿se consumen por mero placer o por moda?
Me temo que la mayoría de las personas ven un producto televisivo para poder decir que lo ha visto.

¿En su caso es así?
Prefiero la magia del encuentro —navegar por los canales— antes que imponerme la disciplina de ver una serie porque todo el mundo la ve.

¿Cómo se presenta el verano?
Quiero disfrutar de mi novela y seguir defendiendo la historia de mi abuelo y Lorca por todas las partes de España. Esto me llevará gran parte del verano, pero también voy a preparar un libro de periodismo que consta de entrevistas que he ido haciendo a supervivientes de la Batalla del Ebro, que a día de hoy muchos están muertos.

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