¿Cómo se ve la luz si viajo a su velocidad?

José Edelstein cuenta, en Einstein para perplejos, que el físico se hizo esta pregunta a los 16 años. A partir de ella desarrolló la teoría de la relatividad

Pizarra con fórmulas. EP
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"CUANDO EL NIÑO era niño/ era el tiempo de preguntas como:/¿Por qué yo soy yo y no soy tú?/ ¿Por qué estoy aquí y por qué no allá?/¿Cuándo empezó el tiempo y dónde termina el espacio?/ ¿Acaso la vida bajo el sol es tan solo un sueño?", escribió Peter Handke. Niño, o físico, pues como dice el físico teórico José Edelstein (Buenos Aires, 1968), profesor en la Universidad de Santiago, una de las características que convirtió a Einstein en un genio fue su capacidad de hacerse preguntas. Simples, locas, atrevidas, geniales. Y, por supuesto, su pasión a la hora de buscarles respuesta.

¿Qué sabemos de la infancia de Einstein?

No soy biógrafo, pero puedo decir, eso sí, que la idea de que era un mal estudiante no es acertada. Seguramente era un tipo muy inquieto y presumiblemente ya estaba desarrollando ese aspecto importante de él que era el no hacerle caso a la autoridad. Tal vez por eso existe esa idea de que era un mal estudiante. Probablemente no se callaba si el profesor decía una tontería.

2  En el libro que escribió junto a Andrés Gomberoff, Einstein para perplejos, dice que este se hizo la pregunta que desataría la investigación que le llevó a desarrollar la teoría de la relatividad a los 16 años.

Sí, una de las formas más rápidas para explicar la relatividad de forma sencilla es a partir de las preguntas que se planteó, muy simples, pero extremas. A los dieciséis años se preguntó: "¿Cómo se ve la luz si yo viajo a la velocidad de la luz? ¿Se ve quieta? ¿Qué es esto de la luz quieta?". La otra gran teoría es: "Si me tiro desde una altura, y caigo justo al lado de una manzana, y esta caída se realiza dentro de una caja que me impide ver el exterior, yo observaría esa manzana como si estuviese flotando". Lo que quiere decir que en caída libre desaparece la gravedad. Las dos preguntas son muy simples, muy locas desde un punto de vista cotidiano. Casi todos podrían pensar que nunca vas a viajar a la velocidad de la luz o a tirarte de una ventana. Pero justamente ahí está la genialidad de Einsein. Da igual si lo voy a hacer, porque si se puede hacer la física tiene que dar una respuesta satisfactoria.

3 ¿Recuerda alguna pregunta formulada en su infancia que le haya motivado a la hora de investigar?

Como en el poema de Handke, todos los niños nos hemos hecho esas preguntas. Como también decía Bertolt Brecht: "Abandoné mis estudios cuando entré en el colegio", porque allí nos encontramos con un sistema que aplasta cualquier tipo de curiosidad. Tampoco sabría cómo hacerlo mejor, pero esos estudios enciclopédicos y sistemáticos no aprovechan nuestra propia curiosidad sobre la naturaleza de las cosas. Tengo un sobrino de cuatro años que me ha hecho preguntas de ese tipo, que un adulto ya no se hace o le parecen estrambóticas. De mi infancia no recuerdo ninguna en concreto, pero era un niño reflexivo, así que seguro que estaban ahí.

4 ¿Cómo ese niño decidió ponerse a estudiar física?

Primero hice ingeniería. De pequeño vivía en Venezuela, y allí, donde no hay mucha tradición científica, estudiar ciencias era abocarte a ser profesor de secundaria. No es que no me gustara ese oficio, pero socialmente estaba más valorada la ingeniería. Hoy lo considero errado, pero así fue como comencé ingeniería electrónica, que continué en Argentina cuando volví con mis padres. En cuarto año, cuando las materias ya eran más específicas, me di cuenta que lo último que quería ser era ingeniero, aún siendo ese un camino exitoso. La posibilidad de trabajar en una empresa, con jefes, horarios, corbatas y proyectos rutinarios que no son míos me resultó una pesadilla. Huí despavorido. El contexto en Argentina ayudó. Había una posibilidad de realizar un examen para entrar en un instituto excelente, el Balseiro. Y sin prepararlo mucho, para no ponerme nervioso, me presenté y de un día para otro me vi convertido en el titular de una beca.

5 ¿Cómo valora ahora haber dado ese cambio de rumbo?

No me arrepiento, para nada. De hecho, encontré todo lo que esperaba encontrar. Volviendo a la cuestión de la curiosidad, de niño seguro que era curioso. Pero en algún momento, por la presión social, tomé el otro camino, el de ser exitoso. Pero eso entró en crisis y retomé mi primer camino. Yo estaba entre la física y la escritura. Quería trabajar en algo que me hiciera plantearme cada día lo que quiero hacer.

6 ¿Qué le diría a cualquier joven que quiera estudiar física?

A veces digo —de broma, porque suena presuntuoso— que la carrera de física debería ser obligatoria para todos, y luego estudiar lo que más nos guste. La física nos proporciona una educación rigurosa en la forma de pensar y comprender, donde ya no cuelan las frases que se escuchan a muchos políticos, sin sentido desde un punto de vista lógico. La física tiene el rigor de la respuesta correcta. Filosofías, por ejemplo, hay muchas, por eso hay escuelas de filosofía y no de física. La física es una. Las viejas ideas de la física son inválidas, pero uno puede leer a Nietzsche o a Hegel como si fuesen contemporáneos. Podemos pensar que las matemáticas aportan esto de forma más pura, pero esa pureza las pone un poco por detrás. La física tiene esa cosa sucia de no solo resolver una ecuación, sino de convertirla en palabras. Ves un fenómeno: empieza a nevar. Entonces te preguntas: ¿por qué nieva? Y tienes que dar una respuesta y convertirlo en un sistema de ecuaciones, decidiendo qué es relevante y qué no, lo que es la parte crucial. La biología parecía ser ahora la protagonista, pero con la detección de ondas gravitacionales hace dos años se recupera su vigor. Queda por ver todo el universo.

7 Su libro está lleno de referencias a la poesía. ¿Están la intuición poética y la ciencia más cerca de lo que pensamos?

Hay muchos ejemplos. Escritores como Allan Poe o Borges plantearon posibilidades en su escritura que se adelantaron a la demostración física, como el origen del universo o la mecánica cuántica. En la física, Einstein fue quien abrió camino, pero detrás de él vinieron otros, como Paul Dirac, el poeta de la física, que tomó decisiones extremas que llevó a las últimas consecuencias. Tuvo aciertos increíbles, como la antimateria, y varios fracasos. Uno de ellos se cuenta en el libro, y es una idea tan seductora que te cabreas con el universo por no ser cierta. Son ideas tan simples que asombra no haberse dado cuenta de ellas. Pero salirte del carril para ver que al lado hay otro es más difícil que hacer virguerías en el que ya existe.

8 Es una de las características de Einstein que subraya en el libro, su rebeldía, con la que se atrevió a cuestionar a Newton.

La fórmula de la fuerza de la gravitación dependía de la distancia. Para él fue obvio que no tenía sentido, porque... ¿cómo sabe la Tierra a la distancia que está del Sol? ¿Y si mañana cambian de lugar el Sol? ¿Y si se ve impactado por otro astro? La tierra, según la ley de Newton, se enteraría en el momento, porque el tiempo no aparece en ninguna parte. Sin embargo, sabemos que la luz del sol tarda ocho minutos en llegar a nosotros. Si el sSl se llevara un golpe de otra estrella, uno llegaría al absurdo de que tardaría ocho minutos en verlo, pero lo sentiría al momento. Eso, para Einstein, no podía ser cierto. La luz es una velocidad límite. Como no puede haber nada que vaya más rápido que esta, no puede ocurrir nada antes de que veamos el sol moverse. Otro científico más pragmático no se lo tomaría en serio, pero él, cuando algo no funcionaba, dedicaba todo el tiempo a resolverlo.

9 ¿Qué le parecen las divisiones, cada vez más agudas, entre ciencias y letras?

Todas las divisiones que hacemos, como es científico o es de letras se hacen para hacernos la vida más fácil. Somos perezosos mentalmente y tenemos que clasificar las cosas para no pensar demasiado. Pero tanto las ciencias como el arte tienen en común la búsqueda de la verdad.

¿Por qué el cielo es oscuro?
1 Visión del universo
"Antes de 1850 se creía que el universo era estático, infinito y eterno. Las estrellas estaban quietas, y si no hubiese un número infinito de ellas, el universo se colapsaría desde el centro de un grupo por efecto de la gravedad. Con infinitas estrellas, no tendría por donde caerse".
2 La paradoja de Olbers
"La paradoja de Olbers fue formulada en1823, pero ya planteada un siglo antes por Halley. Ambos observaron que, si esto fuese cierto, el cielo debería ser todo blanco. El argumento era sencillo: mires donde mires, si hay infinitas estrellas, en algún momento habrá una. Cada píxel del cielo tendría que tener una estrella, por lo que el cielo tendría que ser blanco y no negro. Además, la potencia irradiada por este lo calcinaría todo".
3 Divulgación
La actividad divulgativa de José Edelstein llegó también a los niños, con la propuesta: ¿Por qué la noche es oscura? Los grupos de divulgación que organiza en Argentina acogen "tanto a niños de 13 años como a psicoanalistas de 60".

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