Refugio en la estepa

El bigotudo, el pato colorado o la garza imperial, algunas de las aves más amenazadas de Europa, viven en humedales y otros ecosistemas vulnerables de las provincias de Ciudad Real, Toledo y Cuenca
Patos en Castilla La Mancha
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Son agricultores en La Mancha, una de las zonas de secano menos rentables de Europa, pero además custodios del hábitat en el que viven las más amenazadas aves esteparias de Europa. Y la supervivencia a largo plazo de esas aves dependerá en gran medida de que esos agricultores mantengan su actividad, pero deberán percibir una contra prestación económica por hacerlo y por garantizar la conservación de un paisaje imprescindible.

En los Humedales de la Mancha, concretamente en la localidad toledana de Quero, se encuentra la laguna del Taray, uno de los muchos ecosistemas que constituyen en la llanura castellanomanchega un refugio imprescindible para multitud de especies de aves acuáticas, como el bigotudo, el pato colorado, la garza imperial o el aguilucho lagunero.

Junto a los aprovechamientos agrícolas, ganaderos y cinegéticos que tradicionalmente se han desarrollado en la finca, sus propietarios han encontrado en la observación y fotografía de aves un nuevo recurso económico, como asegura Camilo Oriol. "Tenemos que dejar la naturaleza como la hemos cogido, estamos obligados a mantener, mejorar y traspasar estos bienes ambientales a las nuevas generaciones", explica.

La finca Las Ensanchas, en el Campo de Montiel, desarrolla un modelo de gestión que permite la conservación de los valores naturales y, por petición expresa de su propietaria, está integrada en la Red Natura 2000.

Entre las actuaciones que se llevan a cabo en la finca, destaca la que favorece la cría de conejo y que propicia que este espacio protegido sea uno de los refugios del águila imperial ibérica. Para Patricia Maldonado, propietaria de Las Ensanchas, la presencia de este ave y su conservación son motivo de orgullo y un legado para las generaciones futuras: "Habría que estimular el mantenimiento de estos territorios, que son únicos y que si se pierden, son irrecuperables".

Sesenta municipios manchegos y cientos de agricultores van a aunar esfuerzos en un ambicioso proyecto europeo para conseguir que sus explotaciones sean más rentables y contribuyan además a mejorar la conservación de esas amenazadas aves.

El proyecto Estepas de La Mancha, coordinado por la fundación Global Nature y en el que participa el Gobierno de Castilla-La Mancha, se prolongará hasta 2019 y será financiado por la Comisión Europea a través del programa Life, el único línea financiera de la UE dedicada solo al medioambiente.

La iniciativa parte de que la modificación de las prácticas agrarias tradicionales ha sido una de las principales causas del declive de muchas aves esteparias, de la importancia de adoptar prácticas agrarias y ganaderas sostenibles y de conservar el característico paisaje "de mosaico" manchego.

"No puedes gestionar el territorio si no trabajas directamente con los agricultores", señala el director de la fundación Global Nature, Eduardo de Miguel, muy crítico con la puesta en marcha de áreas protegidas como la red Natura 2000 sin la colaboración directa del sector primario.

De Miguel observa que agricultores o ganaderos sufren en ocasiones "las limitaciones" al estar en un área protegida en cuya gestión no participan, o que reciben información "contradictoria" de administraciones, sindicatos y ecologistas. "No saben a qué atenerse, porque nadie les informa adecuadamente de los beneficios para ellos la red Natura 2000".

El proyecto europeo pretende mejorar la rentabilidad de las explotaciones agrarias y ganaderas y disminuir sus costes, y se llevará a cabo en cuatro espacios que están incluidos en la red Natura 2000: el área esteparia de La Mancha Norte, los Humedales de La Mancha, la Laguna de Hito y San Clemente.

En la provincia de Ciudad Real se encuentran parajes como las lagunas de las Yeguas, de la Veguilla, del Camino de Villafranca, de los Carros y de los Pajares o los Pájaros (Alcázar de San Juan), la laguna de Salicor (Campo de Criptana) y las del Pueblo o de la Vega, del Retamar, de Navalafuente y de Alcahozo (Pedro Muñoz).

Por lo que respecta a Cuenca, en Mota del Cuervo sirven como refugio para las aves los humedales de  Sánchez Gómez, de Manjavacas, La Dehesilla y de Alcahozo Chico, mientras que en Las Mesas y Las Padroñeras destaca el de Taray Chico.

Finalmente, en Toledo merecen visita las lagunas de Albardiosa, El Longar, del Altillo Grande y del Cerrillo (Lillo), las de Taray y Grande (Quero), de Peñahueca, de Tírez y Larga (Villacañas), así como las lagunas de la Sal, Chica y Grande de Villafranca de los Caballeros.

Entre las amenazadas aves cuyo estado de conservación se pretende mejorar con este proyecto figuran el sisón, la alondra de Dupont, la avutarda o el cernícalo primilla, muy características todas de las zonas esteparias e incluidas en las directivas europeas que pretenden asegurar la supervivencia de las especies más valiosas.

Para conseguirlo, la iniciativa planea reducir el uso de plaguicidas o modificar las técnicas de control de plagas, pero sobre todo instaurar un clima de confianza entre agricultores, ganaderos y cazadores para que asuman que la conservación de esas especies no solo es compatible con los diferentes usos del territorio sino que incluso les beneficia social y económicamente.

Para Eduardo de Miguel, las ayudas de la PAC no son suficientes para equiparar sus rentas con las de los agricultores de secano europeos, por lo que ese plus podría ser —dice— la "producción ecológica" y el hecho de que sus explotaciones son imprescindibles para conservar "la última biodiversidad de Europa occidental".

El responsable de la fundación asevera que Europa tiene que ser consciente de que si quiere conservar las últimas aves esteparias del continente "tiene que pagar por ello" y garantizar ayudas a los agricultores que trabajan en esas zonas de la red Natura 2000 por contribuir al mantenimiento del hábitat de esas aves.

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