"No me olvido de mis raíces, soy un Quijote lucense en tierras toscanas"

Fran Bobadilla, artista de Lugo afincado en Florencia ▶ Se enamoró de la pintura siendo un niño y con doce años ya logró su primer reconocimiento
Fran Bobadilla. EP
photo_camera Fran Bobadilla. EP

Acaba de presentar en Madrid su nueva colección. ¿En qué se inspiró para dar vida a estos cuadros?

En la creación de estos nuevos trabajos ha tenido buen peso la reclusión forzada de este momento histórico. Me he dedicado a releer maestros del paisaje, entre ellos Turner y Constable, y de manera intuitiva empecé a manchar guiado por la necesidad de abrir los horizontes y de mutar mi punto de vista habitual.

Rarefacciones, ¿y este nombre?

Es el título que hemos elegido con la comisaria de la exposición Paola Vidari Coen y con el galerista Pedro Carrasco tras finalizar la producción. Me di la vuelta para mirar todas las obras terminadas y la sensación fue clara: Ligereza y suspensión , una especie de descompresión creada por un cambio de estado, un estado mental distinto, que ha influido en el modo de usar la pintura. Este cambio se hace evidente al confrontar esta producción con la anterior, más firme y anclada a la línea de tierra. Creo que sea solo una cuestión de estilo, en realidad la forma de acercarme a la transformación de lo que veo en algo íntimo no ha cambiado en absoluto.

En esta nueva serie ha cambiado la perspectiva, ya no se dirige a lo que encuentra frontalmente, sino a lo que está por encima...

La manera de acercarme no ha cambiado, he sentido la necesidad de levantar el punto de vista, para encontrar la novedad. Esto ha originado reflexiones pictóricas diferentes: la comparación con el espacio infinito en lugar del análisis del espacio arquitectónico, el análisis de los volúmenes en transformación en lugar de la solidez de las paredes, la inmaterialidad de la atmósfera opuesta a la carnalidad de la vegetación... Una sensación laberíntica que nace en ausencia de límites medibles con la experiencia física. Estas son las sugestiones que me intrigan.

Las nubes son protagonistas en sus creaciones. ¿Qué quiere transmitir con ellas?

Pareidolia es un fenómeno psicológico que sucede cada vez que en una forma amorfa percibimos semblanzas atribuibles a algo familiar. Lo mismo pasa con las nubes, puedo decir que estas obras sean una invitación a la búsqueda de la serenidad, levantando la mirada para mirar más allá, asumiendo el riesgo de lo desconocido.

En sus obras existe siempre un juego entre la arquitectura y la naturaleza. ¿Por qué?

Si es verdad, tiene que ver la búsqueda del punto de equilibrio. Dejarse atrapar por lo opuesto manteniéndose firmes. Empecé ocupándome de arquitecturas vividas y habitadas por distintos y diferentes seres vivos: figuras humanas, animales y vegetales, pequeños teatros donde analizar la psique. Pase más adelante a considerar la arquitectura como un volumen que ocupa el espacio y ya no como un espacio para ocupar, sumergiéndome en la naturaleza y observándola como un animal. Ahora siento la necesidad de levantar el punto de vista.

Mis nuevas obras son una invitación a la búsqueda de la serenidad, levantando la mirada para ver más allá de lo conocido 

En su formación tuvo como mentores al pintor César Galicia y al artista Carlos Pérez. ¿Sus enseñanzas influyeron en su evolución como artista?

Seguro, desde las técnicas adquiridas al método de la práctica artística. Tuve la suerte de compartir mucho tiempo con ellos donde me pasaron el entusiasmo y la necesidad en encontrar mi propia vía. Fueron capaces de extraer el pintor. Esto es lo que tiene que hacer un maestro, nada más.

Es lucense pero afincado en Florencia desde hace varios años. ¿Qué implica para un artista como usted vivir en una de las ciudades más hermosas del mundo, considerada la capital del arte?

Florencia tiene un pasado glorioso, está entre las ciudades más conocidas en el mundo que aún hoy explota con una modalidad pasiva su patrimonio, lo hace en modo muy tradicional. En los últimos años las cosas han cambiado un poco, nacieron lugares que miran hacia el contemporáneo internacional y que dan ideas con el contrastando la natural vocación al clásico del Renacimiento. Esto hace posible mirar con ojos renovados el legado del pasado y percibirlo desde nuevos puntos de observación.

Pese a ser una ciudad espectacular, ¿le invade la morriña?

¡Qué pregunta tan gallega! (risas) Esta parte de Italia tan rica en historia altisonante no me ha hecho olvidar mis raíces oceánicas. Aquí está todo medido usando una idea de belleza estética mientras mi naturaleza busca todavía el contraste de los elementos, una especie de sublime que no se encuentra en las ciudades medievales italianas. Esto de llevar dentro Galicia, su impetuosidad, su alma rebelde, los chorizos y chicharrones que me mandan desde casa, hace de mi un Quijote lucense en tierras toscanas.

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