Olmo Couto, el cámara que filma en el Kurdistán sirio, feminista y ecologista

El Clube Cultural Valle Inclán acoge un ciclo itinerante de cine rojava en colaboración con la Comuna de Cine Rojava, en la que el ourensano trabaja como cámara. Llega a Lugo como un conocedor de la cultura de un lugar tan peculiar.
VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Olmo Couto. VICTORIA RODRÍGUEZ

El operario de cámara ourensano Olmo Couto hace su vida diaria como uno más. Va a la compra, duerme tranquilo, va a trabajar, hace recados. "Puede ser diferente, pero en esencia es lo mismo que allí". Podría ser diferente, como él reconoce, porque vive en la autodenominada Rojava, una administración autónoma al norte de Siria —comúnmente llamada Kurdistán sirio— surgida de la Guerra Civil de Siria por la victoria de las milicias rojavas.

Este miércoles llegó a la ciudad de Lugo con un ciclo itinerante de cine rojavo, surgido como una colaboración entre el Clube Cultural Valle Inclán y la Comuna de Cine de Rojava. La Casa do Saber acogió un pase de Berfin, de Özlem Arzeba, y el próximo día 6 de abril se proyectarán los cortos Fogar, Despois da guerra, Sombras das montañas Curdas y Amor en tempo de xenocidio, pero sin la presencia de Couto.

"Hay zonas muy tranquilas, no todo está en guerra o dañado por ella. Hay zonas, sobre todo en el rural, que la vida es muy normal", asegura Olmos, que vive gran parte del año en esa zona de Oriente próximo.

Olmos trabaja en una escuela de cine que tiene por función crear y educar. Allí ejerce como técnico de cámara algunas veces, otras como director de fotografía. La Comuna de Cine de Rojava es un colectivo creado en 2015 por cineastas locales y partidarios de la revolución al norte de Siria con especial interés por lo formativo y divulgativo en cine.

Fotograma de la película 'Berfîm', proyectada en el Cine Clube
Fotograma de la película 'Berfîn', proyectada en el Cine Clube

"Allí hay dificultad para lograr lo técnico, el material. Hay que traerlo generalmente de otros países, sino a nivel local es imposible. Pero la gente, por todo este esfuerzo, se presta a todo", afirma Olmos sobre sus vecinos, quienes "sufrieron por ser una zona ocupada del Estado Islámico", que son un "pueblo limitado, castigado por vivir su cultura y hablar su lengua, el kurdo, prohibida en varios países".

 La comuna de cine en la que trabaja el ourensano gestiona la Academia rojava del séptimo arte, dedicada a nuevas voces de la región en ese ámbito y que organiza además el Festival de Cinema de Rojava, que sirve como punto de encuentro con el público local.

"En esta región el feminismo, aunque pueda sorprender, es fundamental y un pilar de la comunidad. Todas las instituciones tienen dos cabezas visibles, un hombre y una mujer", explica

"La mayoría son documentales de guerra, aquí la guerrilla ha sido muy importante sobre todo durante la Guerra Civil siria. Son historias reales con mucho interés por lo social y por retratar la vida tal y como es", explica Olmos preguntado sobre qué tipo de cine realizan. "Es fresco, se hace en kurdo sin complejos y con intención. Se mira, por ejemplo, a los campos de refugiados. Pero también hay firmas especializadas, hay varios autores que utilizan la música porque son cantautores sin instrumentos".

La música, precisamente, cuenta Olmos que es un gran valor en la cultura rojava, a la que conoce de primera mano. "Son un pueblo alegre y dan muchísimo valor a las artes, en especial a la música. No le temen a nada y se prestan a hacer cine, a salir, porque quieren ser visibles". afirma.

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Olmo Couto, por Victoria Rodríguez.

Couto reconoce que los pueblos que forman Jurdistán "son muy distintos" y el de Rojava, en concreto, es un "pueblo separado". Pero ve esperanza y sabe que vive en un lugar inusual, diferente en el planeta.

"En esta región el feminismo, aunque pueda sorprender, es fundamental y un pilar de la comunidad. Todas las instituciones tienen dos cabezas visibles, un hombre y una mujer. Esto se aplica de escuelas a ayuntamientos, cualquier órgano. También es una sociedad que apuesta por el ecologismo plenamente y, sabiendo de sus diferencias, creen en el confederalismo. Que ningún pueblo pise a otro ni haya opresión", sentencia Olmos.

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