Mónica Carrillo: "Sería imposible tener una vida sin secretos. Son parte de nosotros"

Presentadora de las Noticias Fin de Semana de Antena 3, Mónica Carrillo (Elche, 1976) se define como mitad periodista y mitad escritora. Con ambas partes lleva años cautivando a audiencia y lectores
Mónica Carrillo posa junto a su novela 'La vida desnuda'. MARÍA VILLANUEVA
photo_camera Mónica Carrillo posa junto a su novela 'La vida desnuda'. MARÍA VILLANUEVA

La presentadora Mónica Carrillo se cuela en las pantallas de muchos de nosotros los fines de semana en su faceta más conocida como periodista. Su otra mitad tiene vocación de escritora. Debutó en 2014 con La luz de Candela, y este año estrenó cuarentena presentando La vida desnuda, con la que ha ganado el Premio Novela Azorín 2020.

¿Qué encontrará el lector en La vida desnuda
Encontrará a través de los ojos y las vivencias de Gala los secretos de su familia y de su propia vida. El lector se puede sentir identificado porque lo que vive es algo que nos ha podido pasar a todos. El libro habla de la cantidad de capas que desconocemos dentro de nuestras familias y dentro de nosotros mismos.

¿Qué sería de nuestra vida sin secretos? 
Creo que sería imposible una vida sin secretos porque forman parte de nosotros. No todo lo que es real lo mostramos, todos tenemos una parte pública, a la que tiene acceso todo el mundo; una parte privada, a la que llega nuestro círculo más íntimo; y la vida secreta, que no es más que aquello que no queremos mostrar por distintos motivos. Ahí entra la educación, el ambiente o la sociedad donde crecemos, los tabús, lo que no se dice para no decepcionar...

¿Cómo surgió la idea para este libro? 
Hice un microcuento que gustó mucho cuando lo lancé y era que "todos fuimos alguna vez el secreto de alguien". Muchas personas se sintieron identificadas y eso me hizo pensar acerca de la importancia que tienen los secretos. A partir de ahí empecé a perfilar la historia y los personajes.

¿Cuánto hay en usted de periodista y cuánto de escritora? 
¡Ua! No lo podría separar, las dos facetas forman parte de mí. La de periodista es completamente vocacional, desde niña quería serlo. La de escritora se ha convertido en una necesidad que complementa a la periodística. Para mí escribir es una especie de catarsis, un proceso sanador, una manera de dar rienda suelta a mi imaginación, que en la faceta periodística siempre está sujeta a la realidad.

"La escritura me permite dar rienda sulta a mi imaginación, que en mi faceta periodística está sujeta a la realidad"

Cuando saca un libro, ¿es de buscar críticas o desconecta? 
No me busco en internet ni cuando saco libro ni cuando no. Sí que interactúo mucho en las redes sociales y con los lectores. Los leo y estoy al tanto. La crítica construciva no solo me parece interesante, sino necesaria.

De los libros que ha escrito, ¿con cuál se quedaría? 
Eso es como elegir entre los hijos. Ja, ja, ja. No, no puedo elegir. Lógicamente ahora estoy entusiasmada con ‘La vida desnuda’ porque es mi última criatura, pero no podría quedarme con ninguna. Todos nacieron con una motivación y me ayudaron a superar unos miedos.

¿Qué miedos tenía? 
Las inseguridades que creo que uno debe tener si es cabal. Hay que tener el miedo mínimo para cuestionar lo que hacemos, pero no tanto como para paralizarnos. Yo me cuestionaba si gustaría, si la historia engancharía, si sería creíble. Lo fantástico de este proceso es que la ficción tiene que parecer verosímil. Yo me paso la vida contando historias reales y cuando escribo ficción tiene que parecerlo sin serlo.

¿Por qué le diría al lector que debería leer su libro? 
Creo que le va a emocionar, a sorprender y que le va a hacer pensar, ponerse en la piel de Gala a través de su propia experiencia.

Durante la cuarentena, ¿qué libros la acompañaron? 
He releído algunos de poesía, a Antonio Lucas, a Almudena Grandes, a Luís García Montero.

¿Cuál diría que es su escritor favorito? 
Me resulta complicado elegir. Generalmente, si tengo que decantarme por alguno contemporáneo me quedaría con Antonio Muñoz Molina y Almudena Grandes.

"Con la pandemia, para mí el gran reto ha sido ser empática a la vez que sensible y, por supuesto, rigurosa"

Actualmente, ¿está trabajando en algún otro libro? 
Estoy muy observadora y eso es buena señal. Ja, ja, ja. No me he puesto a escribir pero estoy muy atenta, tratando de buscar alguna historia. Escribo porque lo necesito. No sé cuál es el proceso para otros escritores, pero cuando yo termino un libro me quedo desfondada y necesito vivir, fijarme y nutrirme. Una vez ha nacido la criatura me dedico a promocionarla y a cuidarla.

Hablando de usted como periodista, ¿cómo fue comunicar la muerte de tantas personas estos meses? 
Ha sido durísimo. Lo vivía con la incertidumbre de cualquier ciudadano y, luego, con la responsabilidad de ser transmisora de esa realidad que era desconocida. Fue duro, pero sostenido en el tiempo, con lo cual aprendes a tratar los temas con la misma cautela y con el mismo respeto, porque sabes que muchas personas lo están pasando mal. Para mí el gran reto ha sido ser empática y a la vez ser sensible y, por supuesto, rigurosa con el tema. Es difícil.

¿Cree que los medios han sido alarmistas? 
No me gusta juzgar la labor de otros. Si tengo que hacer crítica la haría de mí. Nos podemos equivocar pero estamos hablando de una cuestión mundial, con mucha demanda de información, con lo cual no hablaría de alarmismo, sino de un exceso de información.

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