"El mar de Rinlo te desarma con su belleza honesta"

La pianista donostiarra Judith Jáuregui, que actúa este miércoles en el Círculo de las Artes de Lugo, es una asidua de la localidad ribadense
Judith Jauregui. LINKED ARTISTS
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Judith Jáuregui lo cuenta con un sabor en el que se mezclan la incertidumbre trágica y la alegría. la pianista pudo actuar, tres años más tarde, el pasado martes en Pontevedra. El concierto estaba prevista para hace tres años. En el viaje desde Madrid, a la altura de Benavente, el coche quedó sin control. Jáuregui había nacido en marzo de 1985 en San Sebastián por primera vez. "Volví a nacer en Benavente. Había perdido la sensibilidad en la mano derecha. Tenía piedras y cristales en la mano derecha; sobre todo en el dedo quinto, el meñique, que es el que canta en el piano. Sufrí quemaduras graves, la mano estaba negra. Me dolían las curas".

A pesar de lo oscura que estaba su piel, de la rigidez que hubiese bloqueado su carrera de pianista no dejó de estar convencida de que daría el concierto de Pontevedra y muchos cientos más. "Soy fuerte, pero descubrí una fuerza que no sabía que tenía".

"Después del accidente me derrumbé, pero en la ambulancia me dijeron que no había fractura, que era joven y que me curaría. Pensé: Bueno, hemos salvado la vida". Al mes y medio de rehabilitación confirmó ante público de Murcia que había salvado también su profesión. "Ya lo había confirmado antes, al estudiar", pero hubo melómanos que lo comprobaron en directo.

Continúa estudiando música, cada día. Gesticula como si tocase un piano en el aire. Mueve el dedo meñique mirándolo con orgullo.

El concierto de Pontevedra de 2019 había quedado aplazado un año, "pero llegó la pandemia" y hubo de suspenderlo de nuevo. Así que su actuación del martes "tuvo una carga muy emocional".

El programa comenzará con dos 'Danzas españolas' de Enrique Granados, que están cargadas de "identidad española" y de "admiración por Edvard Grieg", que felicitó al músico de Lleida

En Pontevedra y Vigo pudo respirar salitre. "Soy piscis, el mar es mi elemento. El agua es donde me siento más cómoda. Nací junto al mar, en Donosti. Es una ciudad con mucha cultura, pero Madrid tiene todos los conciertos que quieras y un aeroporto internacional. Me marché de casa a los 18 años,estuve estudiando en Alemania y, a la vuelta, me establecí en Madrid". Pero tiene que conducir cinco horas para llegar a la playa de la Concha. "Echo de menos el mar".

Para saciar esa nostalgia acude a Rinlo, en Ribadeo, cuando su agenda le da permiso. "Mis suegros tienen una casa en el puerto. Mi suegro es irlandés y mi suegra, española. Hicieron un viaje por Galicia y se enamoraron de Rinlo".

El mar sonará este miércoles en el concierto que Judith Jáuregui dará a las 20.00 horas en el Círculo de las Artes de Lugo. Organiza la Sociedad Filarmónica. "Interpretaré La isla alegre de Claude Debussy, que es una pieza brillante. Está asociada con el cuadro Embarque para Citerea de Watteau". En el lienzo, de 1717, varias personas van a subir a un barco que los llevará a una isla sembrada de amor.

Esa felicidad es la que siente Jáuregui cuando está en Rinlo y va caminando hasta la playa de los Castros hilvanada a la costa. Define esa naturaleza como "salvaje y puro, te desarma su belleza sencilla y honesta".

El programa comenzará con dos Danzas españolas de Enrique Granados, que están cargadas de "identidad española" y de "admiración por Edvard Grieg", que felicitó al músico de Lleida.

El propio Grieg sonará en el Círculo, que Judith Jáuregui elogió este martes por su belleza. No quiso ver la sala donde va a tocar iluminada porque prefirió "reservar la sorpresa" para este miércoles. La música elegida es la Sonata para piano en mi menor, "que quiso grabar esa obra cuando le ofrecieron grabar una pieza". Añade que Grieg está asociado al paisaje de su tierra, Noruega, y al de Leipzig,donde estudió; y está influido por su conocimiento de Clara Schumann o Brahms, y por haber escuchado a Wagner. "Es un díscolo de lo académico, se inspira en la grandiosidad de los fiordos, las montañas y el agua noruegas".

Cierra con Brahms, "el Brahms que se despide de la vida", pero al tiempo canta "una oda a la vida" con Seis piezas para piano. Como punto y aparte sonará "la convulsión del Chopin exiliado en París".

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