"Manu Chao di que Galicia o curou"

El vilalbés Ramón Chao ganó un premio nacional de virtuosismo al piano en 1955. Obtuvo una beca para estudiar en París, donde tuvo a sus hijos. Uno de ellos, Manu, volvió este domingo a Lugo para tocar en un formato igual de acústico ante 800 espectadores que iban a juzgar su evolución musical desde la última visita, hace ocho años
Manu Chao, este domingo durante el concierto. XESÚS PONTE
photo_camera Manu Chao, este domingo durante el concierto. XESÚS PONTE

Allassane debe de andar en la treintena. Tiene un cuerpo amplio y poderoso. Procede de Costa de Marfil y lleva tres años y medio viviendo en Sarria. Le gusta el reggae que se hace en su país. También le gusta Manu Chao. "Unos amigos me pusieron su música ayer y me gustó". Era uno de los cientos de personas que se acercaron a Lugo –sobre todo, desde Galicia; pero también desde el resto de España– para escuchar al francés en una gira que se limita a Santiago y Lugo.

Xurxo Souto, excantante de Os Diplomáticos, aporta una clave que podría explicar por qué los conciertos se restringen a Galicia. Después de la separación de Mano Negra, en 1995, "Manu Chao estaba deprimido e veu coñecer as súas orixes". La banda había saltado a la escena internacional con La mala vida, que sonó este domingo. "Dicía que tocara en Estados Unidos e Xapón, e que en todas partes se facía a mesma música aburrida. Coñeceu a música galega. El sempre di que Galicia o curou".

Esos conciertos únicos, tras ocho años de actuar únicamente en ámbitos de barrio, hicieron que se acercasen aficionados de toda España.

 

Héctor, de 32 años, y Yoli, de 22, viven en Peralejo de las Truchas (Guadalajara). Han asistido a conciertos del artista en Valencia y Madrid. "Son ciudades que nos quedan más cerca; pero no te puedes morir sin ver a Manu Chao, así que si decide tocar en su tierra nos tenemos que venir a su tierra". Así que Héctor dejó sus 1.000 ovejas para que las atendiese su hermano Óscar –"es fácil, van siempre todas juntas"– y el sábado recorrió 735 kilómetros junto a Yoli. "Nada se hace de balde". Hoy, a la vuelta, recogían unos mastines en Zamora.

A pesar de que ya conoce a Chao en vivo, Héctor escuchó el domingo cuatro canciones nuevas con las que el músico de origen chairego abrió la sesión tras los 45 minutos de espera que había causado la cola de trescientos metros que había para acceder a la sala Tebras.

La sala Tebras, abarrotada de seguidores de Manu Chao. XESÚS PONTE
La sala Tebras, abarrotada de seguidores de Manu Chao. XESÚS PONTE

Después reconoció los acordes de Me llaman Calle en las guitarras acústicas de Chao y en la percusión de Lucky Luciano. A continuación sonó La vida tómbola, en la que canta su ídolo: "Si yo fuera Maradona/ saldría en Mondo Visión/ para gritarle a la Fifa/ que ellos son el gran ladrón".

El pelo de Xosé Aldea es blanco y corto, usa unas gafas de pasta azul. Conoció a Manu Chao hace 24 años. El músico promovía un festival de tres días en Santiago, A Feira das Mentiras. "Eu era o encargado do xornal do evento, pero cando faltaba un mes non había nada organizado. Confiou en min e en Marta Pérez para facelo". Aldea opina que "traballar con Manu é fácil; é franco e fiel aos amigos; non ten veleidades de artista". Sus discos favoritos son los que grabó con Mano Negra –"pola potencia dos 20 anos e do rock francés"–. El domingo esperaba su cara "máis lírica e máis social".

Joaquín y Ana habían aparcado su coche tras un viaje desde Madrid. Él ya lo ha oído en directo más veces; ella,nunca. Joaquín es ilustrador. Suele trabajar con bandas de rock, a los que dibuja portadas que firma como Chico Salvaje. "Me gustan las ilustraciones de los discos de Mano Nega, son muy callejeros".

Carlos Dopico llegaba desde Miño. A sus 59 años se le había hecho "imposible" asistir a una actuación de Manu Chao. "Xa non contaba con velo".

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