Lugo 2069: la naturaleza cobra su venganza

El lucense Jesús Crende plasma en una serie de ilustraciones la destrucción de la ciudad para concienciar sobre el cuidado del patrimonio ► El proyecto Lugo apocalíptico se ha llevado ahora al papel en un libro presentado este viernes y editado con la colaboración de la Diputación

Apenas levantaba un palmo del suelo y la segunda casa de Jesús ya era el Museo Provincial de Lugo. Aquel pequeño inquieto que estudiaba en los Franciscanos esperaba con ansia que la sirena del colegio sonase para escaparse a hacer lo que más le gustaba: dibujar. Solo necesitaba un papel y un lápiz para retratar todo lo que sus ojos alcanzaban a ver: el pozo del claustro, la armadura del samurái... Todo era susceptible de formar parte de sus esbozos.

En el museo, las horas se convertían en segundos y Jesús plasmaba con mimo cada pequeño detalle. Allí, entre bocetos y monumentos nació su amor por el diseño y también su pasión por el patrimonio. "Dejaba la mochila en casa y me escapaba corriendo al museo, donde todo el mundo me conocía. Entraba y salía siempre que quería. Me encantaba ir y me impresionaban mucho todos los tesoros que aquí tenemos, por eso quería inmortalizarlos en el papel", comenta el artista.

"Me emociona la buena acogida que ha tenido el proyecto, hasta gente de otras provincias ha usado mis ilustraciones"

Precisamente allí, aún sin saberlo, nació el germen de Lugo apocalíptico. Un proyecto con el que Crende quiere concienciar a la sociedad de la importancia de cuidar el patrimonio de un modo particular: simulando que la destrucción se cierne sobre la ciudad de las murallas.

Así, el artista imagina como en un hipotético futuro los monumentos sucumben a la furia de la naturaleza el día del juicio final. "Un día se me vino a la mente reflejar cómo sería nuestra ciudad si no la cuidamos y me puse manos a la obra", rememora el ahora diseñador gráfico.

El boceto de la catedral fue el primero que plasmó en el papel y después fue añadiéndole digitalmente minuciosos detalles de la estragos que causaría ese hipotético fin del mundo. Tras un arduo trabajo, el artista se animó a compartir en Facebook el original diseño y fue tan bien recibido por los lucenses que dio paso a muchas más imágenes lúgubres de sitios emblemáticos de la ciudad.

La torre de A Mosqueira, la Capela de Santa María, el Círculo de las Artes, la puerta de San Fernando, la iglesia de San Pedro o la casa consistorial no se escapan de la visión apocalíptica de Crende, quien tampoco tiene piedad con el Museo Provincial, la Diputación, el parque Rosalía de Castro o la Fuente de los Leones.

Todos los edificios arden en llamas o se desploman en un futuro nada lejano y una fecha muy especial para el autor: el 2069, el año en que Ana María, su amor de juventud y su compañera de vida, cumplirá el siglo de vida. "Ella ha sido siempre mi pilar y me pareció un bonito homenaje elegir esa fecha, en la que cumplirá cien años, para situar un proyecto que me ayudó a concebir y para el que me dio su apoyo desde el primer momento", explica el artista.

Las ilustraciones de Lugo apocalíptico ya han sido expuestas en varios puntos de la ciudad y el proyecto se ha hecho un hueco en el corazón de los lucenses y hasta ha traspasado fronteras. "Me emociona la buena acogida que ha tenido el proyecto, no me lo esperaba. A la gente le ha gustado mucho y me ha sorprendido sobre todo que hasta gente de otras provincias me han escrito y han usado mis ilustraciones".

Y es que no es para menos, pues Crende cuida con mimo cada pequeño detalle de sus creaciones que cuentan además con una gran resolución para exhibir al milímetro el lado más oscuro de la naturaleza.

Los relojes parados, los muros derruidos, los coches abandonados y los cuervos sobrevolando los monumentos causan un pequeño escalofrío en el espectador que observa aterrorizado cómo la ciudad se desmorona sin piedad. El original proyecto gráfico acaba de ser ahora inmortalizado en un libro que Jesús Crende presentó este viernes en la Diputación de Lugo -entidad que colabora con la iniciativa-.

"Hacía tiempo que me habían comentado la posibilidad de plasmar en el papel las ilustraciones y me pareció una buena idea para que a la gente que le apetezca pueda llevarse a su casa esta particular visión de nuestra ciudad que lo que pretende es concienciar de la importancia de cuidar lo que tenemos", comenta el autor.

La imaginación de Crende no tiene límites y no descarta ampliar el proyecto a toda Galicia. El artista no avanza que sitio será el siguiente en sucumbir a su futuro apocalíptico pero seguro que no dejará indiferente a nadie.

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