"Me llamó la atención que A Balteira siendo rica se dedicase a la farándula"

Villarquide dedica una novela a la soldadera coruñesa a la que inmortalizó Alfonso X  Diez trovadores cubrieron de desprecio a una mujer que la autora dignifica en su obra
María López Villarquide. ANNA MOYA
photo_camera María López Villarquide. ANNA MOYA

María Balteira identificaba el baile con la libertad. María López Villarquide (1982), también. A Balteira fue una coruñesa del siglo XIII que era soldadera. Bailaba a cambio de una soldada en las cortes de Fernando III El Santo y de Alfonso X. María Villarquide, coruñesa, practicó ballet durante un tiempo amplio.

María Balteira aparece en las ilustraciones de cántigas de ajuda danzando, tocando unas castañuelas o un pandero en compañía de un juglar que toca una guitarra o una viola. En ese tiempo las mujeres podían santificarse a través del matrimonio o del monasterio. Algunas, contadas, optaban por ser libres como soldaderas, un oficio tangente con la prostitución en la consideración colectiva.

Hasta diez trovadores escribieron sobre A Balteira en cantigas de escarnio describiéndola como jugadora de dados, tramposa en el juego e ingobernable en las noches de acostarse con clérigos, escolares y juglares. Alfonso X habla de esta mujer "en términos casi pornográficos".

La escritora y documentalista María López Villarquide quiso levantar la leyenda desde ese lugar tan miserable. La opción lógica es que la soldada tuviese también cualidades, encantos y actitudes generosas en su haber. Así que vuelve a construir el personaje a medias con investigación y a medias con fantasía partiendo de un documento en el que anuncia que se marcha a las cruzadas. El texto se encuentra en el Arquivo Histórico de Galicia, en A Coruña.

Villarquide sitúa el nacimiento de la soldada en Betanzos porque "debía de ser de la zona"

Villarquide, que le dedica la novela La juglaresa, que acaba de ser editada por Espasa, atribuye "ese ensañamiento" entre los creadores de su época "a que los rechazaba, o a que aceptaba a unos y rechazaba a otros; no entendían esa libertad".

En el documento investigado queda patente que cede sus posesiones a los monjes de Sobrado dos Monxes para el caso de que no regrese de Tierra Santa. "Había muchas familias que se iban a las cruzada, pero no para ir a la guerra, sino para salvarse; también hay mujeres que acompañan a los soldados".

La juglaresa cubre un arco temporal que va desde 1244, cuando A Balteira es una niña, hasta 1269, ya en Tierra Santa. En la novela la protagonista está todo el tiempo huyendo del mal y salvándose a través del baile.

Villarquide sitúa el nacimiento de la soldada en Betanzos porque "debía de ser de la zona". "Tanto ella como sus hermanos donan tierras de Armeá (Coirós) a los monjes, y está en contacto con los monasterios de Monfero y Sobrado", explica la autora.

Sabemos por la documentación que A Balteira tiene posibilidades de pasar su vida plácidamente gracias a la fortuna familiar. Villarquide se preguntó por qué una persona "siendo rica se dedique a la farándula". Escribió La juglaresa para comprenderlo.

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