'A Nosa Voz' trae a Compostela las partituras más antiguas del himno gallego

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La exposición A nosa Voz, instalada en la Iglesia de San Domingos de Bonaval en Santiago hasta finales de marzo, reúne por primera vez en Galicia las dos partituras más antiguas conocidas del himno gallego, depositadas en el Archivo de la Banda Municipal de La Habana.

Así lo explicaron  en rueda de prensa los comisarios de la muestra, Xosé Luis Axeitos y Ramón Máiz, acompañados por el secretario de Análisis y Proyección de la Junta, Xosé Manuel Rivera Otero.

Axeitos incidió en que se trata de una ocasión única, ya que "probablemente nunca se vuelvan a reunir todas las piezas" originales relacionadas con la historia de los símbolos de Galicia. De hecho, es la primera vez que se pueden ver en Galicia las partituras originales más antiguas, encontradas hace escasos meses en el Archivo de la Banda Municipal de Lana Habana.

"En 1906, Pascual Veiga le envía a Fontenla Leal la partitura con versión para orfeón y piano, pero muere sin poder corregir ni hacer otras versiones", afirma el académico.

De este modo, para su interpretación para banda, que se ejecutó oficialmente el 20 de diciembre de 1907, se precisaban los arreglos oportunos. Hasta ahora, la partitura más antigua que se conocía era la de Menéndez, datada de 1907, pero gracias a la información aportada por Neira Vilas, se localizó en la Habana una partitura aún anterior, firmada en 1906 por Felipe Pereira.

En la Habana también se encontraron otras partituras escritas para banda, localizadas en la Sociedad de Beneficencia y desconocidas hasta el momento y que se está intentando datar.

Un abrazo entre la emigración y Galicia
La exposición simboliza "un abrazo sentimental y fraternal entre la emigración y Galicia", afirmó Axeitos, en referencia a que fue en la diáspora donde se forjaron los símbolos nacionales.

Estas y otras reliquias relacionadas con la formación de los símbolos nacionales de Galicia pueden verse hasta marzo en Santiago, como la primera bandera que ondeó en Galicia y que cubría el cadáver de Curros Enríquez cuando regresa a su tierra el 31 de marzo de 2008, hace ahora cien años.

Según el comisario de la exposición, el 90% de las piezas proceden de la Real Academia Gallega, pero otra parte importante viene del otro lado del Atlántico. "Casi todos los símbolos nacionales de todos los países están en museos militares; pero el himno gallego no tiene connotaciones bélicas, sólo de identidad", dice orgulloso Axeitos, quien también destaca el hecho de que se le encargara la letra al "gran poeta nacional de aquel momento", al contrario del que suele suceder en estos casos.

Segun Ramón Máiz, la exposición trata de poner en valor tres dimensiones originales del himno, como son la invocación a la naturaleza, la llamada a la ciudadanía gallega y la invocación a la comunidad a través del himno céltico.

Grabaciones, manuescritos, cartas...
Las primeras grabaciones del himno, realizadas en discos de pizarra por agrupaciones corales, la documentación del concurso de 1890, la partitura ganadora de Ivo Gotós, los manuscritos de Eduardo Pondal que muestran las fases de composición del poema, la correspondencia cruzada entre Fontenla Leal, Pondal y Pascual Veiga, y distintas ediciones del poemario Lamentos de los pendientes son algunas de las piezas expuestas.

Forman parte de la muestra obras de arte inspiradas en la obra de Pondal y, a su vez, libros que asentaron el relato céltico como mito fundacional de Galicia, en el que se basó el propio bardo.

Además, entre otros muchos objetos, se pueden encontrar en la muestra la batuta de Pascual Veiga, la gaita y la pandereta de Fontenla Leal y fotografías de algunas formaciones históricas.

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